Aunque más que confeccionar artículos artesanales prefiere diseñar las ideas que constantemente afloran en su vasta imaginación, Yadira Baeza Vega es, de todos modos, una talentosa artesana que prestigia su profesión, adquirida por tradición familiar.
“He pasado toda mi vida, asegura, rodeada de artesanos. Mi padre fue, desde 1988 hasta su reciente fallecimiento, el presidente de la manifestación de pieles de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA). Mi hermano y yo crecimos en un taller de artesanía”.
Como Yadira Baeza, otros muchos artesanos, representados en unos sesenta stands, participan en la feria Arte en la Rampa que, después de dos años de obligado receso a causa de la pandemia, regresa a su sede habitual del Pabellón Cuba.
Dedica esta su XXl edición, del 22 de julio al 4 de septiembre, al aniversario 50 del surgimiento del Movimiento de la Nueva Trova y a los 60 años de la creación en Cuba de las Escuelas de Arte.
Considerada la feria de la cultura cubana por la concurrencia en ella de varias instituciones culturales como ARTEX, la EGREM, el Fondo Cubano de Bienes Culturales y la ACAA, por solo citar algunas, Arte en la Rampa ofrece a los habaneros y, en general, a quienes por estos días visitan la capital, un amplio abanico de propuestas culturales, entre las que destacan la realización de conciertos que, previstos para los fines de semana en el escenario central del Pabellón Cuba, acogen a reconocidos solistas y agrupaciones nacionales.
Asimismo han programado múltiples y variadas actividades dirigidas a los niños, además de la inauguración de exposiciones de Artes Plásticas, presentaciones de libros, discos y momentos especiales dedicados a distintos géneros de nuestra música, como la trova y el jazz, la décima y la improvisación, entre otras modalidades de la música campesina, como merecido homenaje a Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, en el centenario de su natalicio. Y, por supuesto, la exposición y venta de una gran variedad de artículos artesanales que abarcan lo ornamental y lo utilitario. Todos sobresalen por su belleza y calidad. También por el buen gusto, esmero y habilidad de las manos laboriosas que los crearon.
Tal es el caso de la colección de carteras, integrada por quince modelos hechos en piel, que exhibe en su stand nuestra entrevistada, Yadira Baeza Vega, quien cuenta: “aquí hay modelos de carteras hechos por mi padre en los años noventa. Y así sucesivamente otros modelos, creados por la familia en nuestro taller, que han transitado el tiempo hasta llegar a esta colección que preparamos especialmente para Arte en la Rampa. La llamamos colección TV, y este nombre se debe a que su confección fue filmada para el programa televisivo Moldear el alma”.
Como Yadira Baeza, otros muchos artesanos, representados en unos sesenta stands, participan en la feria Arte en la Rampa que, después de dos años de obligado receso a causa de la pandemia, regresa a su sede habitual del Pabellón Cuba.
Agrega que este proyecto familiar, radicado en el municipio Diez de Octubre, ha creado igualmente obras de gran formato como espejos, cuadros, esculturas, todos confeccionados en cuero.
“Las pieles te dan un sinnúmero de oportunidades. Es un material muy dúctil y suave, muy moldeable. Por ello te permite hacer lo mismo una billetera, una cartera o una gran obra de arte. Y algunas de estas grandes obras han sido, incluso, merecedoras de importantes premios. Recientemente, por ejemplo, se celebró en La Habana el IV Salón del Cuero, organizado por la ACAA, a ese evento mi hermano y yo, representando nuestro proyecto Baez’as piel e imagen, presentamos tres piezas. Dos de ellas resultaron ganadoras del primer y tercer premios. El primer lugar lo ganó una caja grande de tabaco. Mientras la otra, la escultura de una muñeca, fue galardonada con el tercer premio, de entre algo más de cincuenta piezas de una confección y belleza extraordinarias”.
En opinión de esta experimentada artesana, fundadora de las ferias de Arte en la Rampa, Con arte para mamá y FIART, la XXI edición de Arte en la Rampa se ha caracterizado por su dinamismo, “pero en comparación con encuentros anteriores, ha mermado un poco la variedad de los artículos puestos a disposición del público.
“Esto obedece a que la artesanía no escapa a la difícil situación por la que atraviesa actualmente nuestro país. En nuestro caso repercute en la escasez de materias primas, de materiales para trabajar y, por consiguiente, sus altos costos. Como cubanos al fin, nos reinventamos diariamente, y si esta pieza no puede confeccionarse como la habíamos ideado, buscamos otras maneras de hacerla. Pero eso sí, sin que nunca pierda su esencia y atractivo, y mucho menos su calidad.
“Sencillamente los artesanos cubanos nos hemos atemperado a estos difíciles tiempos. Nos hemos crecido para continuar creando, para continuar haciendo esa artesanía que tanto se admira, no solo en el territorio nacional, también en varias partes del mundo. Algo que se demuestra con las frecuentes visitas de extranjeros, al Pabellón Cuba y a otros muchos espacios dedicados de manera permanente a esta actividad que abundan a lo largo y ancho del país”, concluyó Yadira.