Aproximación a una celebración
La danza, a mi entender,
no se limita a ser un ejercicio, una diversión,
un simple arte ornamental,
ni siquiera un juego de sociedad.
Es algo muy serio y hasta en ciertos aspectos, venerabilísima.
Paul Valery
Motivos siempre encuentra Liliam Padrón (la profe Lilita) para rehacerse dentro de la danza con una fiesta de encuentros y proposiciones, y así seguir apuntalando ese arte en Cuba no importa los tiempos que corran ni los aires que batan. Cierto espíritu guerrillero romántico lleva su activismo soliviantado y su insistencia en el hacer casi más allá de lo potencial y dable, pero ella misma no tiene otra forma de vivir si no es agitando la persistencia de la danza por encima de cualquier estado de lo real existencial de nuestro contexto económico, las divagaciones de nuestro ámbito sociocultural o el estado de su propio cuerpo con su columna vertebral cada día más sufrida según los partes médicos. Corran como corran las aguas, sin teatro Sauto y sin cine Velazco, Liliam Padrón incita a que la danza siga teniendo su fiesta y protagonismo desde su Matanzas natal.
Su más reciente revuelta al río ocurrió a finales de noviembre con una Temporada de la Danza sobre la trama de los 28 años de su Compañía Danza Espiral y para ello contó con la fidelidad juglaresca y la cordial sede del Teatro Mirón Cubano y con invitados inmanentes a la insistencia de la gesta como Danza del Alma (compañía invitada a propósito de sus 20 años de fundada y su resistencia como singular foco de la danza cubana atrincherado en la ciudad de Santa Clara), la Compañía ISA Danza (reactivada bajo las inagotables energías de Esteban Aguilar), el interdisciplinar proyecto del bailarín y coreógrafo Luvyen Medero, una selección de obras de la edición 2015 del Festival DV Danza Habana y las dinamizadoras descargas del Dr. Noel Bonilla Chongo. Con esa tropa y algunos fieles más se armó su nueva fiesta, su nuevo afán.
Sin mucha algarabía, con los casi habituales contratiempos y algunas acciones naufragadas entre ciertos momentos de buena conspiración, los 28 años de Danza Espiral indicaron la valía de la insistencia como también la inconformidad ante la premura. A su vez dejaron algún espacio para alentar el reencauce de las obstinaciones y repensar desde el intenso conocimiento ese amotinar de las fuerzas resistentes del movimiento danzario cubano sobre el caldo mismo de sus cenizas y siguiendo esa tradición que tanto sistematiza e historiografía el profesor Bonilla en su propuesta de fórum “Danza Contemporánea en Cuba: realidades estrategias y deseos”.
De Matanzas, tras su austera y gentil celebración con Espiral, nos llevamos el afecto de una muy palpitante Liliam Padrón escenificando Aproximación a la adivinación-segundo intento, un solo donde podría decirse que la maestra se luce como diva, pero en Lilita eso sonaría tan falso, frío e impropio, aun cuando sus andares iniciales en la danza la llevaron cuatro décadas atrás por los rigurosos salones del ballet clásico y sus escuelas rusas.
A través de una derivación mística que la bailarina-coreógrafa materializó tras la provocación de esa mujer soviética que Ulises Rodríguez Febles dramatizó en su novela Misnk, Liliam Padrón encarna una síntesis de sus entes latentes en relación a la cultura soviética y crea una de las obras más acertadas de su repertorio.
Congruente en vestuario, música y herramientas movimentales para plantear ese par contrapuesto de realista dureza y ansiado refinamiento que convivieron en la Rusia socialista y que de cierta manera también fueron caldo de su insostenibilidad como sistema. Aproximación a la adivinación-segundo intento transpira igual esas nostalgias, en buena razón contradictorias, que sentimos muchos cubanos por la herencia cultural soviética que se institucionalizó forzadamente pero también se infiltró humanamente en nuestra historia como nación.
Esta pieza resultó Premio de coreografía del II Concurso del Atlántico Norte CODANZA y Gran Prix Vladimir Malakov.
Del repertorio mostrado por Danza Espiral durante los días del 28 aniversario también destacaron Kambios Konstantes, del coreógrafo norteamericano Clay York, interpretado por Anisleydis Estévez y Enrique Leyva, y Desde el silencio, de Liliam Padrón, con una interpretación coral de casi todos los integrantes de la agrupación.
Del elenco de invitados destacó la puesta Girasoles y la obra de Terjen Vigen, un espectáculo del perturbador coreógrafo Luvyen Medero, quien la interpreta junto al Premio Nacional de Teatro Carlos Pérez Peña. La pieza cuenta con un sugerente diseño escénico acompañado de un ambiente creativo sonoro y musical de Luis Alberto (Tito) Mariño, quien también aportó a la dramaturgia de la pieza.
Las celebraciones de Danza Espiral también fueron propicias para mostrar otras obras destacadas del II Concurso del Atlántico Norte CODANZA y Gran Prix Vladimir Malakov como fueron Título grotesco para una escena brutal, de Esteban Aguilar (ISA Danza), y Delirium Tremens, de Ernesto Alejo (Danza del Alma).