Nunca imaginé que la vida me diera el gran honor de ser testigo y parte de ese fenómeno de entendimiento y solidaridad entre Alicia y la organización estudiantil que fue decisiva para que su gran sueño de crear un ballet cubano no muriera al nacer. Ella lo llamó “el matrimonio feliz” del que, según definiera un querido dirigente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), yo he sido su “Notario” por más de medio siglo.

Junto a Alicia y Fernando, fueron Ángela Grau, Sara Pascual, Manuel Corrales y Juan Nuiry quienes pusieron sobre mis hombros la honrosa tarea de cuidar tan bella relación. Lo he hecho preservando documentos clave, organizando y ejecutando planes de colaboración conjunta, como los espectáculos didácticos por las universidades de toda Cuba, o en conmemoraciones festivas o tristes, especialmente el 15 de septiembre, el 28 de octubre o el 21 y el 22 de diciembre, que enmarcan el recuerdo del Acto de Desagravio de 1956, la fundación del hoy Ballet Nacional de Cuba (BNC) y los cumpleaños de Alicia y la FEU, respectivamente.

Esa labor me ha permitido la cercanía de inteligencias preclaras, destinadas a importantes responsabilidades políticas, científicas y culturales, o simplemente jóvenes de grandes valores humanos. Me sería imposible lograr una relación exhaustiva de esos queridos y respetados compañeros y amigos, pero entre los que dejaron huellas están los precursores como Alfredo Guevara, Raúl Amado Blanco y Raúl Roa Kourí, y a partir de ellos, entre presidentes y miembros del Secretariado, muchos nombres de jóvenes inolvidables aparecen como referentes de esa histórica lealtad.

La FEU evocó los históricos lazos que la unen al Ballet Nacional de Cuba y reafirmó el compromiso de continuarlos en el futuro con la misma pasión y lealtad.

En el 2006, realicé con Liliet Heredero el documental Romance en dos tiempos. Pas de vida, dedicado a la historia compartida por el BNC con la FEU y en el 2016, en Aula Magna, tuve el gran honor de presentar mi cuaderno La FEU, la Universidad y el ballet, que recoge el acontecer común desde 1948 hasta esa fecha.

En la mañana de este 16 de septiembre, en el Tabloncillo “Valdés Daussá” del Estadio de la Universidad de La Habana, volvieron a juntarse el BNC y la FEU para conmemorar el 68 aniversario del Acto Nacional de Desagravio ofrecido a Alicia en 1956, como respuesta a la agresión de la tiranía batistiana que suprimió la escasa subvención que recibía el conjunto por no prestarse a ser vocero del sanguinario régimen. Allí se dieron cita antiguos y recientes dirigentes de la FEU, representantes del Partido y la UJC y miembros del Ballet Nacional de Cuba para rememorar tan trascendente acontecimiento. Ricardo Rodríguez, presidente de la organización estudiantil, evocó tan históricos lazos y reafirmó el compromiso de continuarlos en el futuro con la misma pasión y lealtad.

El Tabloncillo “Valdés Daussá” fue testigo de un nuevo reencuentro entre el Ballet Nacional de Cuba y la FEU.

Tuve el honor de revivir esa historia para tan especial auditorio y entregarle dos tesoros afectivos, que como historiador del BNC he custodiado durante más de medio siglo; el primero, la copia del telegrama fechado el 20 de diciembre de 1949, en que la Presidencia de la República concedió una audiencia especial a la Dirección de Cultura de la FEU, tras la cual se logró arrancar al gobierno de Prío Socarrás la ayuda económica que, aunque irrisoria, permitió crear la Academia de Ballet “Alicia Alonso”, forjadora del fenómeno hoy mundialmente reconocido como la Escuela Cubana de Ballet y que la compañía sobreviviera; y el segundo, las zapatillas que Alicia me obsequió en 1969, con las que ese mismo año había bailado por última vez  La fille mal gardée y estrenado el ballet Un retablo para Romeo y Julieta, de Alberto Alonso.

Como culminación del acto, Viengsay Valdés interpretó el solo La muerte del cisne, de Fokine, el mismo que Alicia bailara en aquella trágica función, 68 años atrás. Finalmente, representantes de la FEU y el BNC depositaron el histórico ramo de rosas rojas en la escultura de Alicia en el Gran Teatro de La Habana, que lleva su nombre.

Histórica mañana de arte y compromiso.