Alí Primera (2024) es una película profundamente antiimperialista como lo fue el cantor en su pensamiento, ideología y cosmovisión. Es un retrato de Venezuela desde la canción y la militancia revolucionaria.

El filme, desde la estructura del biopic, cuenta la historia de un montaje con saltos cronológicos: cuatro Alí en diferentes momentos de su vida, desde la niñez hasta la adultez, se fusionan para desmitificar al héroe, hacerlo humano, mostrar sus imperfecciones y valores. La música refuerza la trama y también pasa a ser el retrato, desde las letras de Primera, de una Venezuela explotada, con ansias de despertar.

La película Alí Primera es un retrato de Venezuela desde la canción y la militancia revolucionaria.

El director Daniel Yegres afronta el reto de contar la historia del “Cantor del pueblo”, interpretado por Eduardo González, de sus amores, sus dolores y las canciones que lo acompañaron con su conducta indoblegable desde su infancia en las zonas desérticas del occidente venezolano hasta su trágico final.

Si bien la investigación sobre la vida del cantautor duró tres años, el proceso desde la filmación hasta la posproducción solo tardó siete meses debido a la urgencia por presentar este filme en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Alí Primera tenía que llegar hasta Cuba, un país del que siempre sintió profunda admiración, desde que vio el rostro de Fidel proyectado en la pared más blanca del pueblo en el que vivía. Tendría entonces unos 16 o 17 años.

“Alí Primera era un tipo extremadamente generoso y pensaba que había que poner al ser humano en el centro de las prioridades”. Foto: Tomada de Internet

Alí canta “Canción para acordarme” y rememora icónicos momentos de su vida, sus recuerdos más profundos e íntimos: la primera vez que hizo el amor, cuando vio proyectada la imagen de Fidel y los barbudos en la Sierra Maestra, de su cajón de limpiabotas cuando era niño con un cartel escrito en mala letra. Pequeñas pinceladas de recuerdos con las que hace la estructura poética de la canción, sin un orden cronológico.

“Agarramos esa estructura y la llevamos a una película, con saltos temporales, no lineal, como decir Rayuela de Cortázar. Este recurso permite que el espectador pueda hacer su propio juicio de la película y se logra un filme con muchas conexiones cerebrales, y a la vez, la hace moderna, para que los jóvenes se interesen por la vida del cantor”, cuenta Yegres.

Según el realizador venezolano, también es un filme anticapitalista. “Alí Primera era un tipo extremadamente generoso y pensaba que había que poner al ser humano en el centro de las prioridades, de la educación, de la salud, del arte y no que fuese el dinero el motor de todo. Una de sus frases más famosas es ‘que sea más humana la humanidad’”.

“Una de sus frases más famosas es ‘que sea más humana la humanidad’”. Foto: Cortesía del Icaic

La lírica de Alí Primera está muy apegada a la experiencia de la Venezuela explotada y explotadora del petróleo. Se contraponen los conceptos de “el petróleo es el progreso” y lo que decía mamá Pancha, la abuela de Alí, de que el que cultiva la tierra nunca va a pasar hambre. “Alí vivió esa Venezuela petrolera que estuvo muy sometida a lo que llamaron el éxodo petrolero, es decir, familias que dejaban el campo para irse a trabajar donde estaba este líquido. Alí fue víctima de esa realidad”.

Hace tres años, Daniel Yegres soñaba con hacer un homenaje a Alí Primera, de quien habla siempre con devoción. Soñaba con ese proyecto en La Habana, una ciudad que marcó a Primera y al propio realizador. Ahora el filme es una realidad y su primera parada internacional, después de un éxito rotundo en su país, es en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Esa elección no es fortuita: el filme muestra a un Alí orgulloso de ser venezolano y latinoamericano.

“Un Alí internacionalista que amaba al pueblo cubano, al nicaragüense, al vietnamita. Un tipo generoso, que daba amor y solo quería un mundo mejor”. Luchó por eso durante toda su vida, desde la militancia y la canción.

El biopic logró un Alí jovial, alegre, que conecta con el espectador y lo sumerge en la lucha por ese mundo mejor que soñó Bolívar, Martí; una utopía posible retratada con la mejor música venezolana.