A partir del triunfo de la Revolución Cubana, el gobierno comenzó a desplegar diferentes acciones para erradicar las vulnerabilidades de los grupos discriminados por color de la piel y por otras condiciones o circunstancia personal que implique discriminación. Zabala (2008) explica que se produjeron profundas transformaciones sociales, económicas y políticas, que favorecieron la equidad e integración social. Entre esas transformaciones, resultan de especial interés las relativas a la eliminación del racismo institucionalizado, es decir, todo un conjunto de políticas sociales, económicas y legislaciones que trataron de suprimir la discriminación racial en Cuba. Entre las implicaciones de estas transformaciones se destacan los acelerados procesos de movilidad social ascendente, en los que participaron las mayorías desposeídas, entre ellas las poblaciones negras y mestizas, y su expresión en la transformación de la estructura socio-clasista de la sociedad. También resultaron importantes el impacto de nuevos valores generados en este proceso —humanismo, solidaridad, igualdad y dignidad— y la propia praxis social, en la que se interrelacionaron personas de diferentes razas y clases sociales; tales condiciones, en un ambiente de transformación revolucionaria, modificaron sustancialmente la ideología relativa a la raza y las relaciones raciales.

La desigualdad por color de la piel se ha hecho más visible, queda un largo camino en la eliminación de la discriminación racial y los vestigios de racismo presentes hasta el día de hoy. Se hace necesario que las generaciones cubanas más jóvenes interioricen este problema y, de conjunto con instituciones académicas, políticas y sociales, se incorporen a la erradicación de esta desigualdad. De parte del Estado cubano existe toda la voluntad y el reconocimiento de este problema para incrementar las estrategias posibles para su solución.

La Constitución de la República de Cuba respalda y fortalece el reconocimiento y protección del derecho a la igualdad, por lo que todas las personas gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin discriminación, que está proscrita y es sancionada por la ley.

Se hace necesario que las generaciones cubanas más jóvenes interioricen el problema de la discriminación racial y se incorporen a la erradicación de esta desigualdad.

En diferentes artículos de la Constitución de la República de Cuba está refrendada la firme posición del país de luchar contra el racismo y la discriminación racial, por ejemplo, Artículo 16, inciso g): “defiende y protege el disfrute de los derechos humanos y repudia cualquier manifestación de racismo o discriminación”; Artículo 42: “Todas las personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o territorial o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana”. (Constitución de la República de Cuba, 2019:3,4)

El Estado cubano prioriza acciones para implementar los mecanismos necesarios que permitan reducir y eliminar las reales evidencias de discriminación racial que aún permanecen en la sociedad cubana.

Algunas acciones concretas de lucha contra el racismo y la discriminación racial en Cuba:

1. Creación, en el 2009, de la Comisión José Antonio Aponte, fundada por Miguel Barnet. Está compuesta por un grupo de trabajo permanente para luchar contra la discriminación racial y rescatar las raíces africanas en Cuba.

2. En noviembre de 2019, se aprobó el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, coordinado por una Comisión Gubernamental que encabeza el Presidente de la República de Cuba.

3. En julio de 2021, se constituyeron las comisiones provinciales del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, con el objetivo de implementar acciones a favor de erradicar manifestaciones, prejuicios y percepciones incompatibles con los principios y aspiraciones de justicia social del modelo socialista cubano.

4. Con mayor frecuencia aparecen spots y cápsulas audiovisuales sensibilizando sobre las brechas de desigualdad por color de la piel.

5. Mayor involucramiento de las universidades, centros de investigaciones, sociedad civil e instituciones estatales en el tema de la lucha contra el racismo y la discriminación racial.

“El Estado cubano prioriza acciones para (…) eliminar las reales evidencias de discriminación racial”.

Por otra parte, un grupo de intelectuales[1] que participaron en el Programa televisivo Mesa Redonda, al referirse al diagnóstico de la situación actual del racismo en Cuba, destacaron los principales aspectos que frenan o entorpecen el trabajo en la lucha contra el racismo y la discriminación racial en Cuba:

Zabala (2020) en su texto “La sistematización y el análisis de diversas investigaciones realizadas en Cuba en la década 2008-2018” logra identificar algunas dimensiones clave, que evidencian la necesidad de continuar la lucha contra el racismo y la discriminación racial en Cuba:

1. Educación: Mayor proporción de estudiantes blancos en la educación superior y ligera sobrerrepresentación de personas negras en la enseñanza técnica-profesional y en la pedagogía de nivel medio. Incremento progresivo de la proporción de estudiantes blancos que optan, aprueban y acceden a la educación superior.

2. Trabajo: Personas negras y mulatas están subrepresentadas en el trabajo por cuenta propia y en espacios laborales estatales ventajosos, y sobrerrepresentadas en las ocupaciones elementales no calificadas. En el trabajo informal predominan mujeres negras y mulatas. Hay menor presencia de los no blancos en cargos de dirección de alto nivel.

3. Ingresos: Situación de ingresos personales y familiares de personas negras y mulatas comparativamente inferiores, debido a empleos menos ventajosos y a menores beneficios por remesas.

4. Hábitat y condiciones de vida: Sobrerrepresentación de personas negras y mulatas en viviendas improvisadas, cuarterías y barrios insalubres; menor disponibilidad y calidad de servicios básicos en las viviendas —cocinas comunes, suministro de agua, alcantarillado, baños o duchas—; y menor disponibilidad de equipos.

5. Salud y bienestar: Mayor supervivencia de población blanca, desventaja de la población no blanca en cuanto a mortalidad en cuarenta causas de muerte y en conductas de riesgo, mayor riesgo de morbilidad y mortalidad por tuberculosis pulmonar, y sobrerrepresentación de adolescentes de piel no blanca con fecundidad temprana.

6. Mayores desventajas socioeconómicas: Sobrerrepresentación de personas negras y mulatas en la población en situación de pobreza, vulnerabilidad y marginación.

Para finalizar, es necesario concientizar que existen grandes retos para erradicar los rastros y la presencia de discriminación en la mentalidad de las personas, en sus comportamientos diarios, en las familias y en los tomadores de decisiones en las diferentes instancias, resulta un desafío de mucha mayor complejidad. Existe la necesidad de explicar las particularidades discriminatorias, de entender que no todas las personas discriminadas perciben de igual forma las mismas oportunidades para el ascenso social en los diferentes contextos. Se necesita de acciones a favor de las personas que han sido marginadas o maltratadas en diferentes contextos de la sociedad. Es necesario identificar las causas de este fenómeno de racismo y diagnosticar acciones atemperadas a la realidad concreta de cada territorio.


Notas:

[1] Comparecieron en marzo de 2020, en la Mesa Redonda, Fernando Rojas, viceministro de Cultura, Pedro de la Hoz, vicepresidente de la Uneac y presidente de la Comisión Aponte, Rolando Rensoli, historiador y vicepresidente de la propia Comisión Aponte, y Raquel González, actriz, profesora y directora de televisión.

Referencias bibliográficas: