Alden Knight, una vida consagrada a la escena

A la emisora CMKH de Guantánamo corresponde el privilegio de haber descubierto las extraordinarias cualidades artísticas que ya poseía, a los 17 años de edad, uno de los imprescindibles de la escena cubana: Alden Knight. “Llegué a esta emisora atraído por un concurso de aficionados en el que participaban cantantes, poetas, declamadores. Allí obtuve el primer premio, y al ganarlo, los organizadores del certamen me permitieron participar en otro de mayor nivel que se realizaría en La Habana”.

Así fue. Se instaló definitivamente en nuestra capital, y para gran dicha del teatro cubano decidió dedicarse por entero a la actuación. “Los que me evaluaron aseguraban que más que declamar, yo actuaba. No era uno de los muchos declamadores que había entonces. Me vestía de acuerdo al personaje que iba a representar y no permanecía estático ante el micrófono, como era habitual, sino que me movía por la escena”.

A juicio de este consagrado actor, “la declamación es un extracto de lo que es la actuación en sí. Posee todas las posibilidades de la actuación, porque tiene su exposición, su conflicto y su desenlace, y el intérprete tiene que ser capaz de encontrarlo; cuando lo encuentra, empieza a hacer de la declamación una actuación”.

Con más de siete décadas dedicadas a satisfacer necesidades culturales de un exigente público nacional y foráneo, Alden Knight se ha desempeñado en todas las manifestaciones: teatro, radio, televisión, cine y artes circenses. No pocas veces representé a payasos y animadores de circo.

“Soy de los que piensa que en el extenso y variado mundo de la actuación cabe todo lo que uno se proponga hacer. Eso sí, teniendo siempre presente si realmente tienes las cualidades, si posees suficiente talento artístico para llevarlo a cabo y no defraudar nunca al público, que es el mejor y mayor jurado, el especialista más capacitado”, expresó.

Asegura que en la radio tuvo una trayectoria artística interesante. En este medio asumió los más disímiles personajes, principalmente en el popular espacio de la novela de las tres, transmitida en ese horario por la no menos reconocida emisora Radio Progreso. En esta brillaron igualmente sus representaciones en programas infantiles.

En cuanto a la televisión no puedo quejarme, a pesar de la cantidad de restricciones que existían, especialmente por el hecho de ser negro. Asumí, no obstante, roles importantes como galán, bandido. Y mi desempeño fue aún mayor a partir de las declaraciones hechas por Fidel en una asamblea celebrada en los Estudios de la Televisión. En esa reunión criticó la ausencia de actores negros en la televisión y el cine. Solo desde ese momento los actores negros, unos pocos, pudimos asumir papeles protagónicos. Hoy me causa una satisfacción enorme cuando veo en estos medios la presencia de un número considerable de actores negros de ambos sexos, de cualquier edad y tamaño. A pesar de que todavía persisten prejuicios en algunos directores. Y los entiendo, porque así fue durante largos años.

En relación con el cine afirma:

No he hecho mucho, al menos en mi país. No ha ocurrido lo mismo con películas filmadas y estrenadas en el extranjero. En este caso he participado en unas cuantas que nunca, por razones que desconozco, se han exhibido en Cuba, si bien han sido merecedoras de varios premios.

En una de las últimas películas, por ejemplo, filmada en Candelaria, Colombia, y dirigida por un realizador de esa hermana nación y en la cual comparto roles protagónicos con Verónica Lynn, nos sorprendió gratamente la gran acogida que tuvo y la cantidad de premios que mereció en Italia y Bielorrusia, entre otras regiones de Europa y América Latina, específicamente en Puerto Rico.

En el cine cubano mi participación sobresale en El otro Francisco y El bautizo; en ambas asumo papeles secundarios. Roles protagónicos solo he ocupado en realizaciones extranjeras.

Santa Camila de la Habana Vieja fue la obra con la que Alden Knight debutó en el arte de las tablas. A esta le seguirían otras muchas, demostrativas de su magistral desempeño artístico. “En el teatro he trabajado, y mucho, incluyendo el teatro musical”.

¿Dónde se ha sentido más a gusto y más realizado como actor?

Cada medio me ha proporcionado un disfrute diferente. El teatro ofrece un disfrute distinto cada día. En cada presentación disfrutas ese calor directo y tan necesario del público. Cuando haces televisión y cine ves lo que hiciste antes, cómo lo hiciste y cómo lo recibe el público. Puedes verte a través de una pantalla y analizar cuán acertado o desacertado estuviste. Por su parte, la radio da innumerables posibilidades de asumir y disfrutar varios personajes sin que te vean. Puedes hacer lo mismo de un gigante que de un enano, un hombre bello y corpulento, un hombre blanco o uno negro, incluso cuando ni siquiera te acerques a esas cualidades físicas que tanto disfrutan los radioyentes. Muy a gusto me he sentido igualmente en la declamación, pues con la interpretación de poemas dramatizados, de textos poéticos, se puede hacer una verdadera obra de teatro.

Lo importante es no creer que uno lo sabe todo cuando asume un personaje para desempeñarlo en cualquiera de estos medios. Es necesario observar constantemente la manera de proceder de los más experimentados. Tratar de llegar a ser como ellos, sin despojarte nunca de tu propia identidad.

“Con la interpretación de poemas dramatizados, de textos poéticos, se puede hacer una verdadera obra de teatro”.

En otro momento de este encuentro, no sin evidente nostalgia, Alden Knight recordó el memorable dúo que durante años formara con Asseneth Rodríguez. Sobre esta destacada actriz dijo: “Verdaderamente maravillosa y con mucho talento. Hicimos un excelente dúo que fue de gran popularidad no solo en Cuba, sino también en muchas naciones como España, regiones de África y no pocos países de América Latina.

Según prestigiosos especialistas, Alden Knight es considerado un maestro de la actuación. ¿Qué es para usted ser un buen actor?

Aquel que se entrega total y completamente a cada uno de los personajes que interpreta. Aquel que tiene el pensamiento puesto en lo que hay que hacer. No se puede ir a escena a improvisar; hay que ir preparado. Y si la improvisación es imprescindible, se debe contar con los recursos artísticos necesarios para hacerlo con elegancia y destreza, de modo que nadie se percate de que está improvisando.

Un buen actor es aquel que conoce conscientemente qué y para qué está actuando. Cuando no se envanece consigo mismo. Cuando solo le interesa que el que está en frente aprenda algo y quede complacido. Los actores somos un poco médicos, porque debemos ayudar a sanar el espíritu, a levantar los ánimos. Somos asimismo maestros, empeñados en realizar algo útil. También un poco educadores. Somos, en fin, un conjunto de pequeñitas cosas —ninguna de ellas grande—, con la mayor pretensión de que las personas, ese público al cual servimos, nos escuchen y disfruten un poco más la vida.

¿Qué opinión le merecen los actores y actrices actuales?

Muy buenos en su mayoría. Ello no se debe precisamente a una buena escuela, porque tenemos muchas y muy buenas, sino que contamos también con excelentes alumnos. En todo el país hay magníficos actores de forma empírica; cuando estudian son todavía mejores. He observado cómo se desdoblan algunos actores y actrices que hacen teatro y televisión actualmente. En ese sentido podría citar varios nombres. Algunos sobresalientes como el propio Osvaldo Doimeadiós, que lo mismo es humorista, que asume un personaje dramático. Como él hay decenas que hoy representan a un delincuente y mañana a un ciudadano ejemplar. Son actores y actrices de las más diversas edades.

En la radio, sin embargo, no sucede lo mismo, pues en las Escuelas de Arte no se preparan actores para este medio. No se enseña el oficio artístico de la radio, por eso hay que aprenderlo en el contacto con los demás, con aquellos que tienen experiencia en el desempeño de esta hermosa labor.

“No hay nada más grande y más hermoso para un artista que haber trabajado para la cultura de su país”.

Merecidamente Alden Knight, a lo largo de su exitosa carrera artística, ha sido reconocido con galardones tan relevantes como el Premio Nacional de Televisión.

El más importante es la Distinción por la Cultura Nacional. No hay nada más grande y más hermoso para un artista que haber trabajado para la cultura de su país, que haber dado a conocer en los más diversos escenarios la cultura de su nación. Quizás otros premios que he recibido tengan mayor valor, sin embargo, para mí, desde el punto de vista simbólico, es el más relevante a pesar de que oficialmente no lo sea.

Otro premio que valoro grandemente es el reconocimiento casi a diario de ese público para el cual siempre me propuse trabajar. Valoro de igual manera todas las veces que me tienen presente para participar en cualquier actividad política o cultural. Ese es también un importante premio. Presentarme como declamador o moderador ante un colectivo donde se dan cita profesionales de alto nivel de las disímiles especialidades de nuestra cultura es un honor para quien, como yo, no tiene una formación académica.

Es cierto que he sido profesor incluso en el extranjero, pero los conocimientos adquiridos provienen de las enseñanzas de otros actores con quienes he coincidido en los distintos grupos de teatro a los que he pertenecido. Gracias a ello, y al permanente quehacer artístico, he podido enseñar a otros muchos; algo que significa una de mis mayores satisfacciones. Y es, al propio tiempo, una tarea que seguiré asumiendo. No digamos que enseñar, sino compartir. Continuar compartiendo con otros actores y actrices cómo interpretar, cómo representar de la mejor manera un texto escrito meticulosamente por un poeta. Precisamente por estos días estamos realizando un profundo estudio de la poesía de Luis Carbonell.

Aunque Alden Knight, parafraseando a la cantautora chilena Violeta Parra, le da gracias a la vida por haberle dado tanto, en realidad sus admiradores, cientos de miles en Cuba y el mundo, le agradecemos a él por existir, por su consagración infinita, por su extraordinario talento y arraigada cubanía, por sus apasionadas y excelsas actuaciones.