Llegar a la casa de Santiago Hermes, artista visual, líder del Proyecto Cultural Zona Creativa Trazos Libres, en Cienfuegos, es como adentrarse en un remanso de arte, en el que te rodean lienzos, paletas y pinceles; una morada que tiene las puertas abiertas para los cienfuegueros. Recién llegados de Francia, invitados a un evento internacional, conversan sobre el impacto que causó su obra allí, donde dejaron la huella de Cuba, su sincretismo pictórico, y de Cienfuegos en particular, ciudad fundada por colonos franceses.

Asistieron al evento, Festival de las Lilas, en Vitry-sur-Seine, una localidad y comuna de Francia, departamento del Valle del Marne, en el distrito de Créteil, parte de la aglomeración urbana de París. Auspiciados por Cuba Cooperación Francia, una organización que propicia proyectos en Cienfuegos a través de la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (PADIT), con más de 20 años de cooperación, abrieron allí una ventana a Cuba y su diversidad cultural.

“Continuamos desarrollando acciones de construcción colectiva, con proyección internacional ahora, con la intervención de un muro de la ciudad en la que dejé un mural pictórico. Fue una provechosa visita en el orden profesional, al promocionar el arte de Cuba, y de Cienfuegos. En primera instancia el muro que nos ofrecieron para el mural tenía una imagen de Edith Piaf, un símbolo de la cancionística en ese país, que no quise borrar y que utilicé como base para la pintura. El proceso mismo resultó un acontecimiento, porque esta ciudad es la capital del Street Art en Europa, y sus pobladores, mezcla de varias nacionalidades por el fenómeno de la inmigración, enriquecieron el momento al participar en la conformación de la obra. Para ellos es común ver a los artistas interviniendo en la calle, y eso resultó gratificante”.

A la conversación se suma Mary Cid Borrell, compañera en la vida del artista, su musa y, en buena medida, alma del Proyecto, por su empuje y persistencia para llevar adelante a Trazos Libres: “Lo primero fue conocer a Jean Philip, de la Alcaldía, quien nos mostró las locaciones de la ciudad, en la que pudimos apreciar una fortaleza sociocultural, y nos dimos cuenta de que defienden los espacios del arte, que distinguen a Vitry como una fuerte plaza de la Plástica en toda Europa. Santiago es el primer cubano que se inserta en los murales de esa urbe multinacional”, comenta la también comunicadora y promotora cultural.

Desde ya, la Avenue del Abbe, Rogger Derry, de Vitry, en Francia, tiene a Cuba y a Cienfuegos como una ventana para apreciar el arte que se cultiva en la Isla, con la perspectiva y los pinceles de Santiago Hermes. Y aunque encontró musulmanes allí que no aprobaron que una mulata naciera en los brazos de Edith Piaf con sus despampanantes senos al aire, en otras culturas encontró aprobación.

“El Festival de la Lilas allí es un evento que impacta, por lo multinacional, las naciones arman sus carpas, y pudo ondear nuestra bandera en el Parque Joliet Curiè. Participé en un Body Art al que concurren muchos niños con sus padres, expresivos y agradecidos. Esta actividad tiene dos jornadas, y en la segunda, hice pintura en vivo, una obra que también quedó allá, como testigo de nuestro trabajo”.

Santiago Hermes ha visitado con su trabajo muchas geografías: Barbados, Colombia, Argentina, Gran Caimán, México, Estados Unidos… Pero estar en Francia, la meca de las artes visuales, y dejar su huella allí, constituye, sin dudas, una experiencia “aplastante”, para usar sus propias palabras.

“Pienso volver para septiembre, a la Fiesta de L’Humanité. Allí encontré mucha gente sencilla, que desde la humildad hacen prevalecer el arte, ofrecen lo que tienen, y disponen de los recursos en bien de la cultura a nivel de gobierno; se trata de una ciudad hermosa donde la cultura es fuerte. Conocen a Cuba, incluso reconocieron los sitios de Cienfuegos que aparecieron en las obras dejadas allí: ‘por aquí caminé’, ‘allí estuve’, decían al identificar los lugares. Incluso saben sobre el tema del bloqueo de EE.UU. contra Cuba y lo condenan, son conocedores de nuestro país y de la cultura universal en general”.

Repasamos las fotos en la computadora de la casa de Trazos Libres, y se van sumando colaboradores del Proyecto, quienes llegan, toman café, con familiaridad, mientras Slash, el dálmata de la familia, mueve su cola y se pasea entre gente que planifica cómo darán el próximo paso, otros chequean la economía, los ingresos y cómo usar el dinero en la compra de materiales.

“Nos gustaría emplear parte de las ganancias en la comunidad, invertirla en el barrio y en nuestra gente, pero debemos solucionar el tener una cuenta corriente, y resulta complicado, pero avanzamos en esa dirección; también que se aprueben nuevas plazas para el Proyecto, todo dentro de la legalidad; y crear y compartir, estamos por que no se creen parcelas en guerra, sino valles para fortalecer las potencialidades”.

Y no todo sucede por casualidad, el arte se cultiva, se siembra y se recogen los frutos; Santiago Hermes nació y creció escuchando son cubano, su abuelo, Gumersindo Soriano, fundador de la agrupación sonera nonagenaria de Cienfuegos, Los Naranjos, convocaba a los ensayos en casa a varios músicos; con siete años ya estudiaba en un conservatorio violín y piano, pero también aprendió danza: “Esa formación contribuyó a mi vida profesional, me marcó, más tarde estudié artes plásticas, y al graduarme trabajé en escenografía y atrezo, y nada, esa amalgama es la que he vertido en Trazos Libres, y sus interacciones creativas, e intervenciones públicas de arte, mucho antes de que Cienfuegos fuera una plaza fuerte en el turismo”.

La autenticidad, mixtura cultural y trabajo en equipo resulta la máxima del proyecto Zona Creativa Trazos Libres, en pos de un producto que, verdaderamente, ponga a disposición del pueblo y el turismo calidad y cubanía. Mientras, Santiago Hermes, el artista visual; su esposa Mary Cid, la gente del barrio, que son su elenco dramático, Padit, el gobierno y todos cuantos quieran sumarse y dejen atrás los miedos, continúan construyendo y edificando un camino hacia la espiritualidad, allí, en los límites de La Gloria, el barrio cienfueguero donde siempre han vivido y donde le crecen profundas raíces.