AHS en Sancti Spíritus: Mirarse por dentro, sin titubeos
27/6/2018
"¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco?", preguntó el poeta Mario Benedetti, una interrogante que también se coló en la intensa jornada de debate de la Asamblea Provincial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Sancti Spíritus, una oportunidad para poner los puntos sobre las íes y reflexionar acerca de un quehacer creador más oportuno, inteligente y con propuestas más atractivas.
Y es que en los jóvenes artistas nunca ha existido apatía o silencio, de ahí que hacer un arte más comprometido, pero a la vez, que haga mover los corazones, vibrar el alma y el pensamiento, ha sido un eterno desafío.
Los jóvenes creadores debatieron sobre los problemas principales que hoy afectan a la AHS en la provincia.
Foto: Oscar Alfonso Sosa
En un escenario nuevo y tan diverso, ¿cuánto más puede hacer la vanguardia artística espirituana desde la comunidad e influir en un movimiento cultural?, ¿qué falta para lograr un mayor protagonismo de estos jóvenes?, ¿cómo se puede hacer frente a la vulgaridad y al mal gusto?, ¿hasta qué punto la AHS interviene en la agenda de programación de las instituciones culturales?
Una visión fresca y renovada se demanda de los jóvenes, quienes también exigieron más oportunidad de espacios culturales para presentar lo que se hace en materia artística y convertirse en una alternativa acertada del hoy producto cultural hegemónico y machista.
Los jóvenes espirituanos, en aras de trazar el mapa de luces de la vanguardia artística en estos predios, volvieron incisivamente al tema de la cultura, qué productos consumen sus coetáneos y qué se les ofrece en los espacios “culturales” del territorio.
Obviamente, para luchar contra la banalidad se necesita mucho más: una revolución cultural que mueva cimientos, porque acciones aisladas, casi sin promoción, NO contribuirán solas a la necesaria transformación.
En este sentido, para Rubiel García, presidente nacional de la AHS, varios son los temas que han preocupado a los miembros de la organización en este proceso de discusión y reflexión, pues la idea ha sido poner a participar, cada vez más, a mayor número de personas.
“Con esa filosofía de que la organización es voluntaria, selectiva, pero con una alta vocación social, por eso el punto ha sido que intervengan nuevos actores sociales, porque las sugerencias, propuestas y soluciones que aporta la Asociación no se han circunscrito solamente al gremio”, refirió García.
El comprometimiento con la educación o qué papel se tiene en esa cultura a la que se aspira, las denuncias a las distorsiones de la política cultural, sea o no de la Asociación… son pautas que hoy centran el debate, así como el acompañamiento de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que también tiene el papel de espectador crítico y la responsabilidad de saber marcar jerarquías.
Una alfabetización cultural, donde todos intervengan, es el reto de estos jóvenes artistas y creadores, que no deben olvidar las raíces y los valores genuinos de la Patria, incluyendo siempre lo mejor de la cultura universal, pero con códigos propios.
No es tapar el sol con un dedo y tener en la punta de los labios la cuchilla contra el reguetón, el trap y otros fenómenos musicales, sino enseñar y educar, para transformar.
Con la máxima de que no hay Patria sin virtud, como bien afirmó el Apóstol, se debe “Aprender a vivir, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a ser”. El mejor discurso del hombre es la acción y de poco vale para el artista o el hombre de cultura estar diciendo el discurso del mundo, y hacerlo, desde su torre de marfil.
En estos jóvenes artistas descansa la fuerza de los soñadores. Soldados del arte son, y por tanto, pueden convertir las quimeras en hechos y poner ladrillos en la muralla contra la incultura.
Como bien aseveró Fidel Castro: “… ¿qué juventud queremos? ¿Queremos, acaso, una juventud que simplemente se concrete a oír y a repetir? ¡No! Queremos una juventud que piense”.
Y es que, como también se respondía Benedetti, a los jóvenes les queda, sobre todo, hacer futuro. A la AHS le toca, el difícil camino de continuar alumbrando la mente y el espíritu y ganar más espacios, en pos de un arte bien cubano.