La comunidad artística cubana se encuentra de luto tras la partida física de Silvina Fabars Guilall, una de las figuras emblemáticas de la danza folclórica en Cuba. Su legado, marcado por la pasión y el amor hacia la cultura cubana, perdurará en la memoria de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla y disfrutar de su arte.

Nació el 22 de febrero de 1944 en Palmarejo, Realengo 18, hoy II Frente Oriental Frank País, provincia de Santiago de Cuba; se crio en el seno de una familia humilde. A la edad de 14 años se unió a las fuerzas del Ejército Rebelde, por lo que al triunfo de la Revolución recibió varias condecoraciones y honores por su valentía y tenacidad en esta etapa de lucha.  Silvina fue fundadora de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR), Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Milicias Nacionales Revolucionarias.

La pasión por las tradiciones afrocubanas, la danza y los cantos, la acompañaron desde muy niña. En 1959 se incorporó al naciente Conjunto Folklórico de Oriente; fue una de sus fundadoras y su permanencia en el grupo se extendió hasta 1965. En 1961 formó parte de las Brigadas de Alfabetización y al concluir esta campaña ingresó en la Escuela Nacional de Instructores de Arte del Comodoro; posteriormente volvió a su provincia natal. En Santiago de Cuba creó la agrupación danzaria Nuevo Flores, nombre del barrio donde residía. Luego fundó el grupo Shangó Abikolá, con este el participó en varios festivales por todo el país. También integró el Trío Nuevo Amanecer y los Excéntricos de Guantánamo.

“La pasión por las tradiciones afrocubanas, la danza y los cantos, la acompañaron desde muy niña”. Foto: Tomada de Cubaescena

En el año 1966, Silvina conoce al destacado dramaturgo Eugenio Hernández Espinosa, con quién entabló una sincera amistad y trabajó en más de una ocasión. Hernández Espinosa le comentó sobre la convocatoria del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba y así entró Silvina Fabars en la historia de una de nuestras agrupaciones emblemáticas de la que fue parte indispensable y fuerza constitutiva. En el Conjunto, aunque el canto era su especialidad, recibió también preparación como bailarina. Más tarde, un accidente en las cuerdas vocales que le impediría continuar en el canto, la llevó a convertirse en una virtuosa bailarina que alcanzó una de las primeras categorías en la compañía.

Su solo en el Ciclo Congo y el personaje de Oshún en la puesta en escena de María Antonia, escrita por Eugenio Hernández Espinosa y dirigida por Roberto Blanco, entre otros roles, le valieron convertirse en primera bailarina del Conjunto y participó en las grandes obras del repertorio de esos años fundacionales. En 1970 realizó su primera gira internacional por seis países y acumuló más de 70 por 92 países.

“Su solo en el Ciclo Congo y el personaje de Oshún en la puesta en escena de María Antonia, escrita por Eugenio Hernández Espinosa y dirigida por Roberto Blanco (…) le valieron convertirse en primera bailarina del Conjunto Folklórico Nacional”.

“A lo largo de su carrera, Silvina fue una ferviente defensora de la cultura cubana”. Foto: Tomada de Internet

A lo largo de su carrera, Silvina fue una ferviente defensora de la cultura cubana. Impartió talleres y estuvo muy cerca de las escuelas de arte y del ámbito comunitario para enseñar a las nuevas generaciones sobre la danza y la música folclórica; se aseguró que el legado cultural de Cuba se mantuviera vivo.

Fabars en su despliegue pedagógico integró el claustro de la Escuela Nacional de Arte, participó en el asesoramiento a las escuelas de instructores de arte e impartió clases magistrales en todas las compañías folklóricas del país.

Su compromiso con la educación artística la llevó a colaborar con diversas instituciones culturales, en las que además de impartir clases y conferencias, inspiró a miles de jóvenes artistas a seguir sus pasos.

En 1986 comenzó a trabajar en la Escuela de Instructores de Arte y en la Escuela Profesional de Arte Samuel Feijoó, donde creó la compañía profesional Oshé en su segunda graduación. Esta labor la realizó en territorio agramontino siendo una de las principales impulsoras del Ballet Folklórico de Camagüey. En 1994 se le solicitó colaboración en Las Tunas, allí formó parte de la creación de la Compañía Folklórica Onilé. Así mismo dedicó tiempo y esfuerzos a la fundación de compañías folclóricas como Oshukuá Irawo (Ciego de Ávila), el Conjunto Folklórico de Manzanillo, el Conjunto Folklórico de Pinar del Río, el Conjunto Folklórico Babul (Guantánamo), la Compañía Folklórica Cocoyé (Santiago de Cuba) y Compañía Grand Danza (Granma).

“Fabars (…) integró el claustro de la Escuela Nacional de Arte, participó en el asesoramiento a las escuelas de instructores de arte e impartió clases magistrales en todas las compañías folklóricas del país”. Foto: Tomada de Cubadebate

Silvina Fabars fue miembro del Consejo de Expertos de las Artes Escénicas, miembro del Comité Provincial del Sindicato de la Cultura y delegada a los congresos de este sindicato, también a los de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y a los de la Unión de Escritores de Artistas de Cuba (Uneac). Fue miembro del Tribunal Nacional de Evaluación y fungió como especialista en el Consejo Nacional de las Artes Escénicas.

Su labor internacional cuenta con importantes hitos como haber participado en la fundación del Campamento Internacional Julio Antonio Mella. Representó a Cuba en África, Asia, Europa, América del Sur y América del Norte. Fue fundadora de la Misión Cultura en Venezuela Barrio Corazón Adentro; fue seleccionada como la colaboradora más destacada de la Misión Cultura. También realizó misiones internacionalistas en brigadas culturales en Angola, Mozambique, Ghana, Argelia, Zambia, Nicaragua e Irak.

A lo largo de su vida, Silvina recibió múltiples distinciones y reconocimientos, tanto a nivel nacional como internacional. Entre ellas, las medallas de la Alfabetización, 40 Aniversario de las FAR, Raúl Gómez García, de Artista Laureado, Alejo Carpentier y Trabajador Internacionalista. Fue merecedora, además, de la Orden por la Cultura Nacional, el Sello 60 Aniversario de la CTC y el Sello XVIII Congreso de la CTC. Le fue otorgada la Placa José María Heredia, que entrega el gobierno de Santiago de Cuba, y la condecoración de Vanguardia Nacional del Sindicato de la Cultura; la Distinción Espejo de Paciencia (por el gobierno de Camagüey) y la Distinción 315 Aniversario de la Fundación de Villa Clara. Silvina Fabars obtuvo el Premio Lorna Burdsall 2012 y el Premio Nacional de Danza en el año 2014.

“Su vida fue un homenaje a la riqueza cultural de Cuba y su obra seguirá inspirando a futuras generaciones”.

Su legado se extiende más allá de sus logros individuales, pues su influencia ha moldeado a muchos artistas que hoy continúan su legado en la danza y la música cubanas.

Silvina Fabars Guilall deja un vacío irremplazable en el mundo del arte cubano, pero su espíritu y su pasión por la cultura vivirán eternamente en la memoria de quienes la conocieron y de aquellos que se deleitaron con su talento. Su vida fue un homenaje a la riqueza cultural de Cuba y su obra seguirá inspirando a futuras generaciones.

Se informará oportunamente por medios oficiales el homenaje a esta gran mujer de nuestra cultura cubana.