Adela Dalto, músicos y estudiantes cubanos: el pretexto fue nuestro tesoro musical
“Y también puedo ir a cantarlas con ustedes…”, dijo ella, y él se sintió tocado por un rayo de luz, una gracia divina, una alegría indescriptible. Ya la generosidad de ella había sido inmensa al ofrecerle partituras que aún conservaba del repertorio que habitualmente tocaba con la orquesta de Mario Bauzá, pionero del jazz afrocubano o cubop. Sin embargo, decir así con total naturalidad que venir a Cuba le parecía genial para interpretar esos temas juntos, era un sueño.
Bauzá fue quien descubrió a la cantante Ella Fitzgerald, una de las grandes intérpretes de todos los tiempos de Jazz en Estados Unidos. Fue también quien unió a Chano Pozo y Dizzy Gillespie, y fue de los primeros en acuñar un sello cubano al Jazz con su Mambo Inn.
Por eso el músico y profesor Janio Abreu, quien apenas salía de su asombro cuando la cantante estadounidense Adela Dalto le deslumbró con su propuesta, no se demoró mucho en organizar los conciertos que, por estos días, hemos podido disfrutar. “Con el trabajo que hacemos en la Cátedra Moisés Simons de la Escuela Nacional de Arte intentamos que los estudiantes crezcan, aprendan y disfruten diferentes estilos musicales con sus características específicas. Por eso estas oportunidades han sido maravillosas para los integrantes de El Combo del Sabor, que dirijo, y la Big Band de la escuela, liderada por el músico Emir Santa Cruz”.
Increíble. Realmente el diálogo entre ellos se suscitó a partir de que Janio la contactó, vía Internet, para intercambiar información sobre Alberto Socarrás, primer flautista en grabar un solo de flauta en la historia del Jazz, y del que Adela Dalto fue alumna de solfeo. Socarrás es el tema de la tesis de Maestría de Gestión del Patrimonio Documental de la Música del Gabinete Esteban Salas del Colegio de San Gerónimo y de la Universidad de La Habana que desarrolla Janio Abreu, y este contacto fue vital para ellos.
“Durante esas conversaciones, Adela Dalto me comentó que fue la última cantante que trabajó con Mario Bauzá, sustituyendo a Graciela Pérez Grillo, quien integró la orquesta Machito y sus Afrocubans. Recordemos que en 1973, Graciela y Mario Bauzá crearían otra big band, con la que grabaron dos álbumes: La Botánica (Coco, 1977) y Afro-Cuban Jazz (Caimán, 1986), este último producido por el pianista Jorge Dalto.
Adela Dalto me comentó que fue la última cantante que trabajó con Mario Bauzá, sustituyendo a Graciela Pérez Grillo, quien integró la orquesta Machito y sus Afrocubans.
“La historia es súper interesante porque Bauzá fue quien descubrió a la cantante Ella Fitzgerald, una de las grandes intérpretes de todos los tiempos de Jazz en Estados Unidos. Fue también quien unió a Chano Pozo y Dizzy Gillespie, y fue de los primeros en acuñar un sello cubano al Jazz con su Mambo Inn. Este tema provoca dudas en torno a si es o no el primer latin jazz, o si es `Manteca ́, que en definitiva, uno u otro marcan el inicio de ese género también llamado Cubop.
“Fue una dicha entonces que esta mujer, Adela Dalto, testigo de una época maravillosa de la música en Estados Unidos, y cuyo primer esposo fue Jorge Dalto (pianista argentino que trabajó con Chico O’Farrill), afamada vocalista y compositora de R & B y de jazz, quisiera venir a Cuba a regalar su talento y compartirlo, sobre todo, con nuestros muchachos”.
Y así fue. Adela Dalto vino y cantó en tres conciertos. Derrochó simpatía y cariño por este país, por su esencia y herencia musical. Confesó su admiración por la calidad de la enseñanza artística y sus estudiantes, a quienes les hizo público el agradecimiento en cada presentación. Ella que, durante su carrera, ha actuado junto a grandes músicos como Jerry González, Ruiz Hilton, y Roy Hargrove, por solo mencionar algunos.
Asistí el domingo, día en el que además pude conversar con ellos. Adela Dalto fue afable, gentil, virtuosa desde el talento y la humildad. Los muchachos se sentían tan orgullosos. Uno de los que alternaba en el piano se entristeció mucho cuando vio que en el programa del concierto de ese día no aparecía ningún tema en los que tocaba. De inmediato se incorporaron dos, y así todos fueron felices en el último de los tres espectáculos realizados.
“Adela Dalto fue afable, gentil, virtuosa desde el talento y la humildad. Los muchachos se sentían tan orgullosos”.
Finalmente, el repertorio quedó conformado de manera tal que en los primeros tres temas: “Invitation”, “Triste” y “Embriágame”, el pianista cubano Alejandro Falcón fue invitado a sumarse al concierto y luego, alternaron los estudiantes. Seguidamente, “To Brenda with love”, “Mambo Inn”, “Al fin”, “Bi ri bi kum bi” y “Vereda Tropical”. Después “Noche de ronda”, “Allá va”, “Angelitos negros” y finalmente “Deja que hablen”.
“Los temas tienen unos arreglos impresionantes de Ray Santos y Chucho Ferrer para orquesta de cuerdas y Big Band. Además, combinamos autores importantes como Tom Jobin, Paquito D’Rivera, Agustín Lara, Rafael Hernández, Bullumba Landestoy y el propio Bauzá.
“Son unos primeros pasos muy sólidos para que los estudiantes conozcan esta música, que probablemente no hubieran escuchado o tocado porque están rodeados de otras bandas sonoras en su cotidianidad… Es el inicio, pero estoy seguro de que se abrirá un largo camino para que ellos, en el futuro, defiendan la música cubana. Para todos el Cubop era algo novedoso… Deben aprender y estudiar mucho. Que sean embajadores de nuestro tesoro musical”, aseveró Janio Abreu.
Fue, verdaderamente, emotivo. Verlos ahí, compartiendo escenario con una mujer de tanto reconocimiento mundial. Escuchar las impresiones de una señora que, desde su puesto en la platea, se puso en pie y las hizo públicas. Percibir en cada entrada, en cada solo, en cada unión armoniosa que la obra está garantizada. Todo fluyó con “flow”, como me había dicho Emir Santa Cruz al llegar al teatro. Las diferentes generaciones unidas, la música como pretexto. Linda oportunidad.