Han transcurrido cinco intensos y complejos años desde que se celebró el IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en el 2019. En la intervención de clausura del evento, el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, instó a la organización a “desatar una irreconciliable batalla contra la incultura y la indecencia, y en ese bregar los creadores deberán ser, como siempre, como pidió Fidel en Palabras a los intelectuales: más que espectadores, actores”.

Y así ha sido el trabajo desplegado por la gran mayoría de los miembros de la organización que agrupa a la vanguardia artístico-literaria del país, como actores directos en la batalla sistemática contra la colonización cultural. A través de sus obras, el intercambio y el debate en diversos espacios, ha fluido el pensamiento creador en defensa de la Revolución Cubana. En los barrios, comunidades, escuelas, universidades, televisión, radio, prensa escrita, redes sociales en internet y en los debates en la Uneac, se ha sentido la presencia de los creadores.

Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la clausura del IX Congreso de la Uneac, en el Palacio de las Convenciones, La Habana, el 30 de junio de 2019. Foto: Tomada de la ACN

Sus voces se escuchan en programas como Escriba y Lea, Para leer mañana, Marcas, el Noticiero Cultural, las transmisiones a través de internet del Ministerio de Cultura, por solo citar algunos ejemplos. También en espacios como los Sábados del Libro, El Autor y su Obra, la Feria Internacional del Libro de La Habana, el Festival del Libro en la Montaña, el Festival Universitario del Libro y la Lectura, las Lecturas de Verano, las jornadas Leer la Historia.

Lo anterior no significa en modo alguno, como afirmó el General de Ejército Raúl Castro Ruz en su discurso con motivo del Aniversario 65 del triunfo de la Revolución, “que desconozcamos nuestras deficiencias y errores, que nunca han sido de principios”.

Con ese espíritu se han desarrollado en el seno de la Uneac múltiples encuentros e intercambios sobre diversos temas, incluso aquellos que generan polémica sobre deficiencias y errores en la aplicación de la política económica y también cultural de la nación. Las discusiones, análisis y propuestas han sido profundas, en ocasiones acaloradas y no exentas de contradicciones, pero se ha establecido un diálogo respetuoso y siempre con una mirada descolonizadora y antimperialista.

En la primera reunión de la presidencia de la Uneac, del 3 al 6 de septiembre, el debate franco y comprometido sobre la organización y los procesos culturales en la sociedad cubana actual caracterizaron las jornadas de análisis. Foto: Tomada de la Uneac

He tenido el privilegio de participar durante estos últimos cinco años en ese torbellino de inquietudes, reflexiones y debates en la Sala Villena de la Uneac. Más allá de los disensos sobre un determinado tema, lo cual es enriquecedor, es un espacio de confluencia por la defensa de nuestras raíces históricas, identidad nacional, y el legado martiano y fidelista. Han prestigiado esos encuentros notables escritores y reconocidos expertos, entre ellos varios de nuestros Premios Nacionales de Historia, de Ciencias Sociales y Humanísticas, y de Investigación Cultural a la Obra de la Vida.

Ante la oleada colonizadora cultural que azota el mundo, la escalada fascista internacional, el cerco económico del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, y las acciones para lacerar el prestigio de la Uneac, no queda otra alternativa que mantener la unidad, defender nuestros principios e incrementar el activismo desde la creación artístico-literaria. Lo que está amenazado hoy es la Patria. Es una batalla prolongada en el campo de las ideas, del pensamiento, de los valores, de los símbolos, de la cultura.

En dos años estaremos conmemorando el centenario del guía de la generación histórica y artífice de la política cultural de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz. Honremos su legado a las puertas de su X Congreso con nuestra modesta contribución en el campo de las ideas y el pensamiento emancipador, como nos enseñó en momentos de gran complejidad como en el año 1993 durante el IV Congreso de la Uneac, que “la cultura es lo primero que hay que salvar”.