Hace cinco años, el poeta y ensayista Yamil Díaz me propuso reorganizar las obras completas de mi padre, e ideó el proyecto Todo Retamar. Así comenzó una aventura, que pasó a ser ardua, tenaz, y que necesitó de la colaboración de muchos amigos. Omar Valiño, director de la Biblioteca Nacional “José Martí”, asumió que Ediciones Bachiller se encargara de la edición de los siete tomos que constituyen esta nueva versión de obras completas retamarianas. Alpidio Alonso destinó gran parte de los fondos del Ministerio de Cultura para este empeño, y fueron muchísimos colaboradores quienes han hecho posible que, en lo inmediato, tengamos ya el primer tomo en nuestras manos.

“El empeño de Casa de las Américas, faro y templo de tantos artistas, fue crucial para rescatar todo lo posible de Retamar”.

El viernes 7 de junio, Día del Bibliotecario, será presentado en la Sala Che Guevara de Casa de las Américas este primer volumen que recoge la poesía de mi padre, con un excelente prólogo de Jesús David Curbelo, y de esta forma festejaremos el onomástico 94 del autor de estas obras. En aras de no dejar ningún nombre fuera de la larga lista de contribuyentes, me permito mostrar la siguiente enumeración:

AGRADECIMIENTOS
-Yamil Díaz: Gracias a su iniciativa, comenzó lo que fuera un proyecto hace un lustro, y hoy es un sueño realizado. Sin su empeño constante, su meticulosidad investigativa, su imbatible búsqueda hasta la saciedad, su laboriosidad a pesar de las restricciones de todo tipo desde los tiempos de pandemia hasta la falta de electricidad, su insistencia en que todo fuera perfecto, impecable hasta el detalle, incluso hurgando en lo más personal de Roberto, a lo que tuve que poner freno porque él pretendía que absolutamente todo fuera incluido en estas obras completas cuyo primer tomo lanzamos hoy, nada hubiera sido posible. Yamil es el artífice de Todo Retamar, y en caso de que algún prologuista, poeta, recopilador, ensayista, periodista o amigo se sienta acosado por la persistencia de este artista querido, créanme, este hombre ha dedicado y dedica tantas energías, tanto tiempo y tanto empeño, que obtiene el título de biógrafo indiscutible de mi padre. Gracias, hermano.
-A todos los que colaboraron brindando información, artículos, entrevistas, escribiendo introducciones, mostrando libros, revistas, imágenes, a las bibliotecas, hemerotecas, archiveros, historiadores, a todas y todos, mi gratitud.

-A Ediciones Bachiller, de la Biblioteca Nacional “José Martí”, en la persona de Omar Valiño, quien acogió con entusiasmo la idea inicial de publicar los siete tomos, asumiendo no solo la responsabilidad, sino aportando fondos necesarios. Muchas gracias.
-Al Ministerio de Cultura de Cuba, en la persona de Alpidio Alonso, quien asumió gran parte de los recursos en medio de la precariedad que padecemos, y se ocupa de no dejar nada al azar, sino que colabora en cuanto sea necesario, mi gratitud.

“En la Sala Che Guevara, que durante tantos años él presidió, festejemos también su cumpleaños 94, y estoy segura de que todos lo recordamos como él pidió, con alegría”. Imagen: Tomada de La Jiribilla

-A Serguey Pérez, director del sectorial de Cultura de Santa Clara, que contribuyó y contribuye generosamente con recursos financieros, combustible y transporte para que fluya el intercambio entre La Habana y Santa Clara, sin poner reparos en las incontables ocasiones que lo hemos necesitado. Muchas gracias.
-También de Santa Clara, agradezco al poeta y editor Edelmis Anoceto, quien diagramó este tomo, y ayudó con las referencias en inglés.
-A Pepe Menéndez, por la profesionalidad con la cual acogió la difícil tarea del diseño e ilustración de toda la colección, sin recibir hasta el presente retribución alguna más allá de mi gratitud a su lealtad y a la belleza de su arte.
-Al impresor Luis Caro, cuya diligente contribución hace posible la materialización de este anhelo, y con quien seguiremos contando hasta el final. Muchas gracias.
-A Casa de las Américas, la de Haydée, de Mariano, de Roberto y de todas y todos, por el apoyo permanente, por perpetuar la memoria, por dejarse explorar hasta el infinito para que nada quede sepultado, y porque ningún miembro de su maravilloso colectivo esgrime reparos en tales empeños. En las personas de Abel, Jaime, Ana, Yolanda, Caridad, Jorge, Roxana, Rosita, Williams, María Elena, en todos y cada uno de sus trabajadores y trabajadoras, vive mi padre, orgulloso, feliz de contemplar ardiendo fechas como esta. En la Sala Che Guevara, que durante tantos años él presidió, festejemos también su cumpleaños 94, y estoy segura de que todos lo recordamos como él pidió, con alegría. Después de todo, también dijo que la vida adora las teatralidades.

Muchas Gracias.     

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