A propósito de una nueva entrega de la Colección Centro
Compañeras y compañeros:
Tras la bella y enjundiosa presentación de este número 26 de la Colección Centro, que ha hecho Caridad Atencio, tan admirada por mí como investigadora y como poetisa, voy a hacer un modesto comentario que tiene mucho que ver con el Dr. Mario Alberto Nájera —a cargo de dicha colección— y también con sus antecedentes. Y que posiblemente pocos aquí conozcan.
Esta iniciativa de promover la poesía y dar a conocer en ediciones populares y sencillas (casi bolsilibros) selecciones de lo mejor de este género (aquellos poemas que se consideran necesarios por sus aportes, por su originalidad, por sus ideas) está ligada a un cubano-mexicano o podría decirse también a un mexicano-cubano.
Su promotor en 1959, al que tuve el placer de conocer a principios de los años 60 en el periódico HOY, cuando comenzaba yo mis primeros pasos en el periodismo profesional, fue el destacado poeta, pintor y escritor Fayad Jamís.
La amistad entre Nájera y Fayad se basó en su pasión por la poesía y en las ideas revolucionarias que compartían.
Fayad nació en Zacatecas, México, pero su familia desde muy temprano se asentó en Sancti Spíritus, y allí pasó su niñez y creció, y fue en Cuba donde desarrolló su talento como intelectual de alto nivel, al punto de sentirse muy criollo.
En algún momento de la década de los 70, si mal no recuerdo, fue nombrado consejero cultural de Cuba en México.
Precisamente por las tareas que acometió en el seno de la naciente Revolución triunfante, Fayad tuvo que interrumpir el proyecto de la Colección Centro, apenas con ocho números publicados.
¿Cómo aparece otra vez, activo, este proyecto editorial de promoción poética bajo el sello de la Colección Centro?
Voy a explicarlo en homenaje a Fayad y al Dr. Nájera, que como muchos aquí conocen es antropólogo, filósofo y poeta, y que hoy es uno de los más relevantes promotores en el mundo de la vida y obra de José Martí. Es miembro del Consejo Mundial del Proyecto José Martí de Solidaridad Internacional de la Unesco y, como parte él, Nájera coordina hace más de veinte años, a petición del Dr. Armando Hart Dávalos, la Red Internacional de Cátedras Martianas con sede en la Universidad de Guadalajara, donde es profesor.
Pocos lo saben, pero ya existen más de cuarenta cátedras martianas fuera de Cuba en universidades de diferentes países, y Nájera organiza desde la fundación de esta Red todos los años un encuentro internacional de Cátedras Martianas.
Pues bien, Nájera siendo joven estudiante de bachillerato —junto a otros amigos de Guadalajara— formaba parte del Taller Literario de Poesía que empezó a funcionar en el Instituto Mexicano Cubano de Relaciones Culturales “José Martí”. Un día a principios de los 80 invitaron al consejero cultural de la Embajada de Cuba en México, Fayad Jamís, para que les dictara una conferencia.
Fayad quedó cautivado con la iniciativa y el funcionamiento del Taller, a tal punto que todos los meses iba a dictar clases como profesor a aquellos jóvenes entusiastas de la poesía.
Desde entonces se entabló una hermosa amistad entre Nájera y Fayad, basada en su pasión por la poesía y en las ideas revolucionarias que compartían. Y un día Fayad le comentó a Nájera sobre su proyecto de Colección Centro, interrumpida… y juntos decidieron reactivarlo.
Así nació el número 9, que por cierto se imprimió en la imprenta de Alfonso Vanegas, aquel mexicano que ayudó al entrenamiento físico de los que vinieron en el yate Granma.
Entre Fayad y Nájera se publicaron los cuadernos 9 y 10. Pero, como ustedes conocen, Fayad fallece en noviembre de 1988. Por lo cual Nájera asume totalmente la responsabilidad como editor y coordinador de la Colección. O sea, a partir del 11 hasta hoy… Ya son veintiséis números, con este que se presenta en la Uneac. Con inclusión de poetas de México, Puerto Rico, Francia, Estados Unidos y Cuba.
“Las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo”.
Aunque a él no le gusta que se diga esto que voy a referir, Nájera asume este esfuerzo editorial de promoción de poesía con su peculio personal, es decir, con parte de su salario como profesor universitario.
Estamos, pues, ante un loable y plausible empeño editorial y personal de promoción de la poesía, género que en mi opinión estamos todos en el deber de defender, porque cada vez es más necesaria en un mundo donde se va desvaneciendo la espiritualidad y que, sin embargo, para bien del futuro y de los seres humanos es cada vez más importante rescatar.
Nuestro Martí, hoy homenajeado en la edición que se presenta, en un artículo publicado precisamente en México sobre el poeta Walt Whitman se preguntó: “¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensable para los pueblos?” Y calificó seguidamente a quienes así pensaban como “gente de corta vista mental”.
Y fue el propio Whitman quien subrayó que “las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo”.
Queridos amigos, aunque alguna vez en alguna noche romántica traté de hacer poesía, reconozco que no tengo talento para ello. Pero no dejo de reconocer el valor de la poesía… y mucho más en las condiciones del mundo contemporáneo donde el descontrol y mal uso de las nuevas tecnologías y las leyes del mercado tienden a convertir a las personas en robots, alejándolos de la razón y de la espiritualidad.
“(…) el amigo Nájera merece el reconocimiento público por su labor, por su constancia, por su compromiso con la cultura”.
Por eso en la VI Conferencia Internacional Por El Equilibrio Del Mundo, a celebrarse en enero próximo, un foro de pensamiento plural que rinde homenaje a nuestro Héroe Nacional, ya estamos organizando con Caridad Atencio y Alex Pausides un espacio dentro del programa científico, dedicado a la importancia de la poesía.
Y por todas esas razones creo sinceramente que el amigo Nájera merece el reconocimiento público por su labor, por su constancia, por su compromiso con la cultura; por su lealtad a aquellos sueños que amasó junto con su amigo Fayad Jamís, y, por qué no decirlo, por su permanente solidaridad con Cuba y su apego al pensamiento martiano.
En Nájera se personifica aquella frase famosa de García Lorca: “La poesía no quiere adeptos, quiere amantes”.
Muchas gracias Nájera, en nombre de los amantes de la poesía.
*Palabras del Dr. Héctor Hernández Pardo, subdirector general de la Oficina del Programa Martiano, en la presentación del cuaderno Patria y Mujer, poemas de José Martí, en la Sala Martínez Villena de la Uneac, el 20 de febrero del 2024, como parte del programa de la Feria Internacional del Libro de La Habana.