Del que trajina historias con figuras

Blanca Felipe Rivero
8/11/2017

 

El espectáculo Lupa: Mundos para mirar de cerca, presentado en la sala Hubert de Blanck durante el 17 Festival de Teatro de la Habana, de Lupa: Compañía de muñecos de Argentina, se convirtió en una de las más aplaudidas e interesantes propuestas extranjeras del certamen.

La presencia única en el escenario y la multiplicidad de artesanías de Eugenio Deoseffe en el diseño y realización de figuras, la propuesta dramatúrgica del espectáculo y su banda sonora, junto, a coreografías de muñecos en coautoría con Javier Lester Abalsamo en la dirección de la puesta, convocan al aliento de la tradición profunda de la memoria titiritera de todos los tiempos. Porque en Eugenio encontramos la ductilidad y la inteligencia de los titiriteros de las plazas públicas, de las calles, de esos que invadían con su oficio y su gracia los intermedios de los “grandes teatros” para aliviar los temores que la tragedia dejaba en los espectadores.

Después de ejercer el clown desde los 15 años dice descubrir el títere y lo explora con los saberes que siempre se han relacionado. Desde la antigüedad hasta nuestros días ha trascendido esa herencia de los mimos, prestidigitadores, trovadores y titiriteros, esos de los carnavales y las farsas en labores artísticas como las de Deoseffe. 
 

Desde el año pasado Eugenio Deoseffe comenzó a capacitarse y
participar de festivales en Chile.  Foto: El Eco de Tandil
 

No es de extrañar entonces que la audiencia se detenga en cada detalle de la cadena de acciones que propone el titiritero, con esos seres desnudos que se muestran en su materialidad y no esconden lo que son con su hacedor a la vista del público. Disfrutable, provocando el asombro con su habilidad para ejecutar, mover y ordenar con estructuras de mando simples y complejos, movimientos que pudieran ser abstractos, pero a su vez sencillos al entender del espectador. Trabaja indistintamente con la marioneta, el esperpento, el títere digital y objetos.

Conocedor de la naturaleza de su especialidad Deoseffe juega a la simultaneidad en la relación titiritero-títere, retozo de dominios y trasiegos de energías para armar desde distintas realidades-convenciones: narra la figura, narra el actor, narran juntos.

El espectáculo es como una revista musical con enlaces o cortinas con música de feria que nos recuerda a las carpas de circo. Se auxilia de solo dos mesas, una grande y otra más pequeña, en el escenario vacío. Soportes para títeres y objetos que surgen para ser colocados a narrar. El presentador (esperpento) se convierte en personaje sobre cogedor que entra a la escena desde del público interactuando con carisma y respeto, anuncia y también protagoniza una de las muestras más interesantes del espectáculo cuando Deoseffe hace tangible la metáfora de que “una mujer le ha arrancado el corazón y le ha hecho sacarse el cerebro para colocarla en su cabeza”. Así Eugenio apela al trucaje, a la sorpresa y a la descomposición de las figuras, unido a cuestiones técnicas de “ilusiones” que provee la animación también en las marionetas que utiliza.

Se unen así en el espectáculo la pericia “con lupa” del clown y del títere en la caricatura, la síntesis, el trabajo con el pragmatismo y a su vez con la alegoría y la alusión; la oportunidad de encontrar a cada paso otro punto de vista de lo obvio. También fraseos de dinámicas, pausas, repeticiones, ritmos que se dilatan, se desatan o yuxtaponen al sonido de palabras, idiomas inventados o el disparate para contar.

Hay un humor limpio que nace del carisma del intérprete, de ese que trajina historias con figuras como extensiones del alma; pero, en lo absoluto es casualidad, así lo atestigua cuando en el Foro de la UNIMA “Diálogos de resistencia en la sociedad actual” lo escuchamos decir: “Soy un revolucionario del humor. Yo trato de encontrar el lado ridículo y grotesco que la vida tiene. Trato de llevar la risa a distintos tipos de realidades”

Es muy grato encontrar en la curaduría del Festival de Teatro La Habana propuestas titiriteras como esta, la que desde una aparente sencillez legitima la especialidad del teatro de figuras con un espectáculo que resiste cualquier espacio porque lleva consigo la verdad de su arte, el respeto y la dignidad de sus pesquisas.