El reciente Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), realizado el 8 de junio en el Palacio de Convenciones de La Habana, fue una especie de poema a la esperanza, de versos y acciones que siguen situando en el centro a la utopía, el amor a Cuba desde su alma más pura: la cultura en su significado amplio, incluida la capacidad de resistencia de un pueblo que ahora mismo enfrenta otra etapa peculiar, por los desafíos económicos y sociales.
El Consejo ocurrió en momentos singularmente complejos, luego de dos años de golpes tremendos por la COVID-19, el recrudecimiento del Bloqueo económico de Estados Unidos y el establecimiento de nuevas medidas en contra del país.
Sucedió en un contexto de crisis financiera agudizada, desabastecimiento de alimentos por la escasez, largas colas en la geografía nacional, disputas ideológicas, especialmente en plataformas digitales, estrategias de colonización 2.0 y ataques en contra de creadores abiertamente revolucionarios con la pretensión de apagar su apoyo al sistema social y fracturar su relación con la actual dirección del país… Un panorama que difícilmente mejore de manera considerable en cuestión de semanas. Ocurrió, además, a pocas jornadas de cumplirse este 11 de julio el primer aniversario de un intento de golpe a gran escala, que pretendió apagar la Revolución completamente.
El Consejo ocurrió en momentos singularmente complejos, luego de dos años de golpes tremendos por la COVID-19, el recrudecimiento del Bloqueo económico de Estados Unidos y el establecimiento de nuevas medidas en contra del país.
Ahí, convocados otra vez por la Uneac, estaban algunos de los más grandes escritores y artistas de Cuba, verdaderos Maestros de Juventudes, referentes para otros creadores y para gran parte de la sociedad, hombres y mujeres que con sus obras forman parte de las esencias espirituales de la nación. Y gravitaba también la figura de Nicolás Guillén, primer presidente de la Uneac. Lo hacía en imágenes, en su voz, en el ambiente, en sus versos…, con esas certezas de “¡Aquí estamos!”, y “aquí el que más fino sea, responde, si llamo yo”, conscientes de que “la palabra nos viene húmeda de los bosques, y un sol enérgico nos amanece entre las venas” …
Podríamos citar algunas de las intervenciones, desde las sesiones en comisiones hasta la plenaria, cuando otra vez se señalaron dificultades y retos en el funcionamiento institucional de la cultura, problemas que deben ser resueltos con prontitud. También se expresaron un manantial de sugerencias más allá de la literatura y el arte.
Otra vez las vanguardias artística y política confluían en un espacio de intercambio y construcción colectiva, con la participación del presidente del país Miguel Díaz-Canel Bermúdez, la viceprimera ministra Inés María Chapman, el miembro del Secretariado del Partido y jefe de su Departamento Ideológico Rogelio Polanco y el ministro de Cultura Alpidio Alonso.
En lo particular, nos quedamos con las sensaciones y el compromiso de las diferentes generaciones presentes, que siguen prefiriendo el camino de los sueños y la belleza que entraña no renunciar jamás a la conquista de las aparentes quimeras. En ese camino se necesitan cada vez más resultados rápidos, que cultiven la esperanza de manera constante en las amplias mayorías.
Días después, todavía me parece ver los rostros, sentir los tonos de las voces, escuchar también durante conversaciones en los pasillos… Hay plena conciencia de las dificultades actuales, algunas engordadas no solamente por déficit de recursos.
Por supuesto que los creadores también las sufrimos. Nos duelen, y queremos construir una sociedad mejor desde la cultura, en lo cual resulta vital el avance económico. Las programaciones y dinámicas de la radio, el cine y la televisión; la enseñanza artística y la formación educativa de manera general, lo relacionado con los músicos; la literatura, las artes escénicas y visuales… volvieron a estar en el centro de las opiniones, con espíritu crítico y en un ambiente de colaboración.
El presidente Díaz-Canel, amante de la literatura y el arte, manifestó que “nunca como ahora se hizo tan nítida la razón de Fidel al decir que la Cultura es lo primero que hay que salvar”.
La Uneac, liderada por su presidente Luis Morlote Rivas, los vicepresidentes Marta Bonet, Magda Resik, Corina Mestre y Pedro de la Hoz, los presidentes de las diferentes asociaciones, los integrantes de las comisiones permanentes… han trabajado mucho en este período para dar continuidad a su IX Congreso, efectuado en junio de 2019, con actualizaciones frecuentes.
El presidente Díaz-Canel, amante de la literatura y el arte, manifestó que “nunca como ahora se hizo tan nítida la razón de Fidel al decir que la Cultura es lo primero que hay que salvar”. Dejó más desafíos en el propósito de “crear, mostrar, viralizar, como se dice ahora, la genuina y poderosa cultura cubana ―y también universal― en todos los ámbitos, para ganarle la pelea a la mediocridad. Digo universal porque creo en el valor de la Cultura en su sentido más amplio”, aseguró quien cada mes recibe en su sede de trabajo a representantes de la Uneac, para intercambiar sobre temas diversos.
“Ustedes, como casi ningún otro grupo profesional, tienen la capacidad y la posibilidad de estimular, desde el conocimiento y la sensibilidad artística, el desarrollo de una cultura del debate, desde edades escolares tempranas, mediante actividades extra-curriculares altamente creativas (concursos, publicaciones digitales, encuentros de opinión, festivales culturales en la escuela, homenaje a grandes figuras…)”, aseguró.
En la clausura del encuentro, dijo también que “necesitamos una ofensiva absolutamente creadora frente a la agresividad imperial. Y aún es muy pobre el uso que le damos a las nuevas tecnologías para la comunicación digital: los podcast, los videos en YouTube, los blogs de autor, los foros de chat, los grupos de debate en redes sociales, las series para la Web, o Webseries. Necesitamos cada vez más opciones que inviten y ofrezcan espacio de expresión y disfrute a los jóvenes de ahora y el futuro”.
Este Consejo Nacional resaltó lo realizado en los años más recientes, pero sobre todo enriqueció la plataforma de proyecciones y retos para el porvenir, en lo cual será esencial el trabajo conjunto de la Uneac con otras organizaciones como la Asociación Hermanos Saíz, el sistema institucional de la Cultura y la sociedad en general. Nos queda también su declaración de principios ¡Aquí estamos!, con un valor histórico que seguramente crecerá en el futuro.
Reconocemos, además, la favorable campaña de comunicación, impulsada desde la Uneac para este Consejo, que tuvo como centro la obra y figura de Nicolás Guillén, Poeta Nacional, que debiera latir siempre en nosotros. Sus versos siguen muy vivos, como deberá estar, siempre palpitante, esta organización, de la cual fue fundador y primer presidente.