Ya en 1941 Erich Fromm, en su libro El miedo a la libertad, describía la paradójica noción de libertad/esclavitud que se produce al liberarse el hombre de los vínculos de la sociedad tradicional, para caer preso de las nuevas trampas del consumo y la estandarización cultural. Aún no se conocía la Internet ni ese cajón de sastre llamado redes sociales que hoy potencia hasta la locura nociones paradójicas y convierte mentiras en verdades, y viceversa. Los medios de difusión devenidos, casi todos, monopolios al servicio de la ideología neoliberal, vacían al término de sus vínculos con la irresuelta lucha de clases.

Claro, mucho se ha escrito de entonces a acá sobre lo que cada cual considera que es la libertad, y en los días que corren, a nivel global, tras el desmontaje de un campo socialista que equilibraba las fuerzas en pos de sostener su proyecto humanista, el uso abusivo y sesgado de las noticias nos propone una visión unilateral que presenta como libertadores a quienes siempre han impuesto su hegemonía con las armas mientras quienes luchamos por aparearla al de lucha por la soberanía nacional recibimos el insulto y los calificativos de la más enconada descalificación.

“La palabra libertad, por su uso, ha servido tanto a causas justas como a acciones que son su antítesis”.

Pero la palabra libertad, por mucho que se le manipule, nunca perderá su brillo, sobre todo cuando se le analiza desde la perspectiva histórica y es vista como un estatus en el cual el ser humano vive en paz con su conciencia y la siente como un logro colectivo donde la justicia social —en cuya construcción participa— se instaura como primera prioridad para los colectivos donde se forjan las identidades nacionales.

La palabra libertad, por su uso, ha servido tanto a causas justas como a acciones que son su antítesis. Apareada al término democracia, y coartada por un capital financiero implacable, ha desgastado su categoría al extremo de que, en brazos de la globalización, desdibuja fronteras nacionales para que su radio de acción quede reducido a las libertades individuales que se derivan del mercado donde las diferencias entre ricos y pobres, como se sabe, son cada vez más profundas e insalvables.

Inspiración frecuente de poetas, la libertad ha sido tratada siempre como valor supremo en cuyo seno pueden concebirse todos los sueños y sacrificios. Recordemos, de inicio, el modo en que Miguel Hernández la proclamó centro de su ideario y dueña de su cuerpo:

Para la libertad, sangro, lucho, pervivo
Para la libertad, mis ojos y mis manos
Como un árbol carnal, generoso y cautivo
Doy a los cirujanos.[1]

O la manera en que Rafael Alberti, de la misma generación, muestra su confianza en la lucha humana para conferirle toda su plenitud:

Libertad, no me dejes. Vuelve a mí, dura y dulce
como fresca muchacha madurada en la pena
Hoy mi brazo es más fuerte que el de ayer, y mi canto
encendido en el tuyo, puede abrir para siempre,
sobre los horizontes del mar nuestra mañana.[2]

Miguel Hernández proclamó la libertad como centro de su ideario. Foto: Tomada de Internet

Desde la Biblia hallamos planteamientos sobre la libertad donde se propone el autocontrol para el buen uso de la misma: “Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien. Todo me está permitido, pero no dejaré que nada me domine”.[3]

Nuestro Martí, en su depurado elogio de la cosmogonía de Walt Whitman, apela a la grandeza del término. De esa forma, con la pluralidad aguda de su prosa, solo citándola de paso, lo valora:

El que vive en un credo autocrático es lo mismo que una ostra en su concha, que sólo ve la prisión que la encierra y cree en la oscuridad, que aquello es el mundo: la libertad pone alas a la ostra. Y lo que oído en lo interior de la concha parecía portentosa contienda, resulta a la luz del aire ser el natural movimiento de la savia en el pulso enérgico del mundo.[4]

Por su parte, el chileno Nicanor Parra, más de medio siglo después, la siente como utopía; recordemos entonces que se vivían los primeros días de la decepción en torno a lo moderno, pues comenzaba a cocerse la posmodernidad. Se cuestiona Parra en uno de sus artefactos: la univocidad del concepto:

Creo en un + allá
Donde se cumplen todos los ideales
amistad
igualdad
fraternidad
excepción hecha de la libertad
esa no se consigue en ninguna parte
somos esclavos x naturaleza.[5]

Claro que cada uno de los poetas citados ofrecieron su guiño o su reproche a la libertad en consonancia con su contexto; pero Martí, con su capacidad visionaria, ve en el sujeto, y no en el concepto abstracto, lo que la libertad significa para eso que pudiéramos llamar el hombre universal. Según él, en la poesía de Whitman están presentes todas las virtudes que hacen al individuo libre, en armonía con un contexto rebosante de plenitudes unánimes.

“Martí, con su capacidad visionaria, ve en el sujeto, y no en el concepto abstracto, lo que la libertad significa para eso que pudiéramos llamar el hombre universal”. Imagen: El Maestro (1999), obra de José Miguel Pérez / Tomada del Portal José Martí

A los cubanos nos ha costado mucha sangre, esfuerzos y sacrificios lograr la libertad como nación. Muchas libertades individuales la Revolución las hizo efectivas desde la inclusión sin límites de sus más trascendentes proyectos. Por algunas libertades aún trabajamos, y en todos los casos se relacionan con aspectos factuales, derivados de una esfera económica y social coartada por un bloqueo que ya pasa de las seis décadas y cada día nos impone más restricciones; en ese caldo de cultivo hay quienes se ceban en los déficits y cierran los ojos ante los logros.

Decir “Libertad para Cuba” o “Viva Cuba libre” es patrimonio nuestro, de quienes, dentro o fuera del país, la sentimos como ganancia de este larguísimo proceso de descolonización que no terminó en 1898 ni en 1902, pero sí alcanzó su punto más alto en 1959, de modo que quien pretenda monopolizar la consigna, deberá enfrentar las muchas visiones diferentes a la suya, aun cuando sean las más humildes. Así, con lo esquiva que a veces pudiera parecernos, por la libertad seguiremos “empujando el país”, porque ella siempre pondrá en nuestras cuencas “dos piedras de futura mirada”, y nunca dejaremos de ser “como el árbol talado que retoña”.


Notas:

[1] Miguel Hernández: “Para la libertad”. Disponible en: https://laotrapoesia.com/verso/poemas-miguel-hernandez/ (fecha de consulta: 9 de junio de 2022).

[2] “Retorno de la dulce libertad” en Rafael Alberti. Poesía,Editorial Arte y Literatura, 1976, pp. 391-392.

[3] Corintos 6-12.

[4] José Martí: “El poeta Walt Whitman. Disponible en: http://www.josemarti.cu/wp-content/uploads/2014/06/El_poeta_Walt_Whitman.pdf (fecha de consulta: 4 de junio de 2022).

[5] Nicanor Parra: “Creo en un + allá”. Disponible en: https://www.buscapalabra.com/poema.html?titulo=creo%20en%20un%20%20+%20%20all%C3%A1&iden=8012 (fecha de consulta: 4 de junio de 2022).

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