Impronta de los jóvenes artistas en el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba
La impronta de los jóvenes artistas ha marcado la vida del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba (CFNC), convirtiéndose en espacio para el crecimiento profesional y personal de quienes han llegado a la legendaria compañía ataviados con sus expectativas y sueños.
Quienes hoy peinan canas tocaron las puertas de la entonces naciente agrupación danzaria casi en la adolescencia y provenientes de diferentes lugares; pero con un elemento común: aprender y multiplicar sus saberes en relación con la música y la danza inscritas entre las expresiones de la cultura popular y tradicional cubana.
“En estos tiempos varios son los creadores que, desde la irreverencia de una generación comprometida, se esfuerzan cada día por cumplir con el cometido de seguir siendo referente en el trabajo con elementos que conforman la identidad nacional cubana”.
En estos tiempos varios son los creadores que, desde la irreverencia de una generación comprometida, se esfuerzan cada día por cumplir con el cometido de seguir siendo referente en el trabajo con elementos que conforman la identidad nacional cubana.
Dialogar con algunos de esos talentosos jóvenes transmite la sensación de seguridad en materia de preservación de tradiciones.
Firmas jóvenes en creaciones populares
Varias de las obras compiladas en el repertorio escogido para celebrar las seis décadas de la formación músico-danzaria tienen la firma de dos versátiles y prestigiosos jóvenes: Yandro Calderón y Leiván García.
Yansa, Mambo número 8 y Oba Meyi son coreografías que tienen el sello del talentoso Calderón, quien además es primer bailarín y profesor de la sexagenaria agrupación. En relación con la primera el experimentado danzante ofreció a esta publicación algunas consideraciones: “retomar esta obra y hacerle algunas modificaciones, que la harán ver renovada, no ha sido tarea fácil. Fue necesario intensificar las preparaciones técnicas (clases de danza moderna, de técnica y de folclor), pero ese esfuerzo será recompensado con el aplauso del público que es para quien trabajamos”.
El compromiso de los jóvenes integrantes de la prestigiosa compañía, con su historia y la importancia que ellos le confieren fue motivo para dialogar con Leiván García, multipremiado miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que se suma al programa de celebración con las obras Soneando, Vals para Oshun y Bara, las dos últimas en calidad de estreno mundial previstos para el mes de junio.
“Me siento muy comprometido con esta celebración y motivado por la oportunidad de brindar nuestra perspectiva joven como muestra de respeto por quienes nos antecedieron”, apuntó García Valle.
Calificado como un importante creador de estos tiempos el también maestro y primer bailarín reconoce lo imprescindible de sus antecesores en su manera de concebir y llevar sus coreografías al escenario.
“Estudiar las fundamentaciones de Rogelio Martínez Furé (creador de esta compañía) y de Ramiro Guerra, a quien se le reconoce como precursor de la danza moderna en Cuba, me nutre de conocimientos, los mismos que luego trato de llevar a la escena, al tabloncillo de ensayo y a mi vida”, comentó.
“La responsabilidad de quienes estamos comprometidos con la cultura popular y tradicional cubana está en mantener vivos sus principios sin transgredir sus esencias. Tenemos el deber de no dejarla morir, manteniéndola viva y revitalizada, a tono con los tiempos”.
Iyalode es el título de otra de las obras que ve la luz por primera vez en esta temporada de teatro. Su protagonista es la primera bailarina Keyla Galarraga, para quien: “pertenecer a esta compañía y participar en sus celebraciones por los 60 años es un honor y un compromiso inmenso.
“Haber sido escogida para el protagónico es una gran responsabilidad y un halago para mi trabajo en particular, porque en una agrupación como la nuestra, donde hay artistas de tanto talento, significa mucho ser escogida. Contrario a lo que muchos piensan, interpretar como solistas una danza dedicada a Oshun no es nada fácil, a partir de las características que se le atribuyen y la necesidad de que suceda de manera orgánica”.
También para el talentosísimo Yandro Calderón la impronta de quienes lo antecedieron es motivo sobrado de inspiración.
“Siempre que me preparo en un nuevo trabajo coreográfico, pienso en quienes han sido mis paradigmas: Domingo Pao y Johannes García, dos baluartes en la historia de la compañía y de la danza popular y folclórica del país, en sentido general.
”Cuando me inspiré en esta orisha (Yansa) no pude dejar de recordar, además, a dos pilares femeninos de la danza cubana: las maestras y Premios Nacionales de Danza Zenaida Armenteros y Silvina Fabars, quienes aportaron mucho al desarrollo de los artistas que han formado parte del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba.
”Debido a eso mi coreografía tiene como particularidad la presencia de dos solistas en la escena, algo que la diferencia de las que se montan generalmente, y que hice con el propósito de reverenciar a las maestras”.
Creciendo desde la percusión
La música es otro elemento imprescindible en el quehacer de la sexagenaria agrupación músico-danzaria. Nombres como los de Alberto Villarreal y Jesús Pérez aún forman parte del quehacer diario de quienes ejecutan los toques, inspirados en sus enseñanzas.
Discípulo del reconocido maestro Gerardo Pelladito Hernández, el joven instrumentista Yandy Alejandro Chang Pérez se reconoce heredero de una historia musical que ha incidido de manera notable en la conformación de su identidad.
“Ser parte de esta compañía es la materialización de un sueño que acaricié desde muy pequeño cuando los vi en la escena por primera vez; a los maestros Guillermo López e Israel Olivas les debo mucho de lo que sé”, confesó.
”Resulta de mucho honor sumar mi nombre a la extensa nómina de artistas que han dejado su huella en esta formación, y eso más que hacerme sentir orgulloso me compromete con la salvaguarda y la preservación de esta parte tan imprescindible dentro de la cultura que nos identifica como nación.
”Mis propósitos en la actualidad están centrados en continuar superándome, en adquirir más conocimientos y en cumplir con la continuidad de la obra de quienes supieron poner en su justo lugar a la cultura de mi país”.
Estos jóvenes forman parte de la actual generación de artistas del CFNC, institución que está viviendo el año 60 de su nacimiento y que como diría el etnólogo Rogelio Martínez Furé: “es un río de aguas siempre renovadas, fiel a sus fuentes primigenias, pero también abierto a la bullente vida”.