Hablar de racismo supone tocar una fibra muy sensible, porque ello implica discriminación. Cualquier acto de odio hacia otro ser humano por tener una pigmentación distinta u origen étnico, se torna irracional en estos tiempos.
Precisamente, el panel Cultura, lucha de clases y conflicto racial en Cuba abogó por la eliminación de estos males que aún afectan a nuestra sociedad. El evento sesionó en la Casa del ALBA Cultural y estuvo integrado por estudiosos del tema: el Doctor Rolando Julio Rensoli Medina, la investigadora, periodista y activista Gisela Arandia Covarrubias, el diplomático Oscar Oramas Oliva y la investigadora en temas de la mujer y racismo, Irene Esther Ruiz Narváez.
La mujer negra y el deporte en Cuba fue el argumento abordado por Ruiz Narváez, quien profundizó en la necesidad de tener en cuenta el recorrido de nuestros ancestros africanos, creadores de una rica cultura, digna de estudio. Recibimos con regocijo un adelanto de su libro, dedicado a la mujer negra, su indispensable papel en el deporte, así como su valía y triunfos, ante una sociedad que la distanciaba.
Por su parte, Oramas Oliva nos adentra en los valores sociales, al expresar: “Debemos regirnos siempre por la ética, porque si no dejamos que gobiernen nuestros buenos hábitos, no podremos construir la sociedad que todos queremos y necesitamos”. Nos remitió a la figura de Aponte, precursor de nuestra independencia y esencial en la historia de Cuba.
“Somos hijos de una Revolución que nos ha enaltecido por nuestra condición humana, pero es justo reconocer que nos quedan muchos obstáculos por superar”.
El cierre de la actividad estuvo a cargo de Gisela Arandia Covarrubias, quien dejó abiertas interrogantes que nos llevan a una reflexión profunda de cuánto nos queda por avanzar: “¿Pudiéramos pensar que las clases sociales tienen un epicentro en este momento tan conflictivo de la sociedad cubana? ¿Qué papel están jugando esos grupos discriminados dentro del contexto de la racialidad? ¿Cómo se maneja de este lado del Atlántico el tema del racismo y la discriminación?”.
Cuba es un país libre, en gran medida, gracias a todos los hombres y mujeres que siguieron el ejemplo de Mariana Grajales y Aponte. Somos una perfecta fusión de tradiciones, mezcla de colores, sabores, historias… ¿por qué seguir con las ideas retrógradas de racismo? A lo largo de estos años, hemos conquistado libertades, derechos, dignidad; somos hijos de una Revolución que nos ha enaltecido por nuestra condición humana, pero es justo reconocer que nos quedan muchos obstáculos por superar. Es necesario eliminar de raíz los prejuicios que atentan contra el desarrollo de los pueblos.
Fructífero encuentro, que demostró la necesidad de contar con espacios de opinión e ideas transformadoras que nos permitan alcanzar una sociedad más plena de igualdad y amor.