Unir a las mujeres de las ciencias fue uno de los pretextos más sabios para celebrar la jornada del Día Internacional de la Mujer. Ayer, desde la Casa del ALBA Cultural, sesionó el panel Mujeres con ciencia. En el espacio confluyeron como panelistas la doctora en Ciencias Juristas Yamila González Ferrer, la doctora en Ciencias Biológicas Belinda Sánchez Martínez y las doctoras en Ciencias Sociales Rosa Campoalegre y Mariela Castro Espín.
Bajo la convocatoria de la Editorial Nuevo Milenio y con la colaboración de la revista La Jiribilla y la Casa del ALBA Cultural, las investigadoras dialogaron sobre la presencia de las mujeres en el contexto mundial y cubano. El encuentro devino en un espacio de reflexión para hablar más que de sus labores en las ciencias cubanas, de los retos actuales que tienen las mujeres en los distintos sectores sociales. Las temáticas fundamentales giraron en torno a la impronta de la mujer en el campo científico, la superación personal y el enfoque interseccional en las investigaciones, la opresión patriarcal y los feminismos negros.
La doctora Mariela Castro comenzó su ponencia con la siguiente interrogante: “¿Se puede hablar de ciencia cuando se abordan los temas integrados a la educación de la sexualidad, la salud y los derechos sexuales? La respuesta es afirmativa, los aportes científicos multidisciplinarios actuales permiten reconocer que todas las personas somos seres sexuados desde el momento mismo de la concepción, a lo largo de la vida y hasta la muerte. La sexualidad de cada persona es la expresión de la interrelación dialéctica permanente entre condicionantes biofisiológicas, psicosociales, ambientales, económicas, religiosas, espirituales e histórico-culturales concretas de la vida de las personas”.
“Hasta lo más sofisticado de la creación humana lleva la impronta de lo que hemos interpretado como sexos, géneros, sexualidades, salud y derechos sexuales por poner solo algunos ejemplos de categorías que ha producido la ciencia. La construcción de conocimiento sobre la existencia sexuada de los seres humanos, originalmente anclada a sus características reproductivas y condicionada por los sesgos misóginos del patriarcado, segregó a las mujeres a los recintos privados de las tareas del hogar sin ninguna oportunidad de participar en la vida social, el acceso al conocimiento y mucho menos a la toma de decisiones”, comentó la doctora Castro Espín refiriéndose a una realidad que llega hasta nuestros días.
“El encuentro devino en un espacio de reflexión para hablar (…) de los retos actuales que tienen las mujeres en los distintos sectores sociales”.
Sin embargo, “las revoluciones socialistas están llamadas a transformar las conciencias y a formar los nuevos actores políticos que deben cambiar esos saberes. Si la política revolucionaria no opera científicamente sobre el campo simbólico en consonancia con los valores humanistas del socialismo, continuaremos arando el porvenir con viejos bueyes. Este es un desafío urgente para destruir las ataduras simbólicas del patriarcado y trabajar sobre lo simbólico”.
En su intervención la doctora Rosa Campoalegre, coordinadora del grupo de estudios de trabajo “Afrodescendencias y propuestas contrahegemónicas”, refirió que el día fue propicio para salvar distancias, un momento oportuno para presentar a los feminismos negros y preguntarse: ¿Existen feminismos negros en Cuba? Ante la duda, argumentó: La respuesta la hemos dado con nuestras luchas, pero también es necesaria una respuesta teóricamente más fundamentada.
“Las feministas hace mucho que sabemos que hay tantos feminismos como diversidad de mujeres. (…) Y mientras existan barreras que deconstruir habrá feminismos negros y otros muchos feminismos. (…) Los feminismos negros nacieron en África con el performance político que cada mujer negra hizo ante sus captores y en el barco negrero, con su performance de liderazgo contra el colonialismo español”.
Campoalegre resaltó que aún existe el lenguaje sexista que invisibiliza a la mujer negra y citó como ejemplo el monumento dedicado al esclavo rebelde, construcción que obvia la insubordinación de las mujeres negras. Esta y otras realidades evidencian contrastes, pues, aunque en Cuba nos unimos a la agenda antirracista de la región del Caribe, aún quedan varios nichos por deconstruir antes de lograr la equidad social, política y cultural que soñamos.
Para la jurista Yamila González Ferrer existen en el Derecho grandes desafíos. “Si bien nuestro sector está totalmente feminizado y más del 80 por ciento de los jueces son mujeres, más del 60 por ciento de los abogados y quienes ejercen en las notarias, los profesores universitarios, la gran mayoría somos mujeres, esto solo no implica que tenemos una visión de género para enfrentar todos los procesos que en el orden jurídico acontecen. Ello, precisamente, es porque somos parte de una sociedad que tiene muchos elementos del patriarcado que inciden en la vida cotidiana y profesional”, explicó.
En este sentido, González Ferrer enfatizó en que desde el punto de vista jurídico estamos en el momento ideal para toda la promoción de la igualdad y no discriminación. “Después de la aprobación de la Constitución, los paradigmas de igualdad y no discriminación, de dignidad humana, se han elevado mucho, y por supuesto, todo el marco legal que se está transformando tiene que ir acompañado de todos estos principios. Vamos por un camino que permite un tratamiento más eficaz de estos asuntos”.
“No obstante, cuando tengamos todas esas normas jurídicas perfectas no tendremos todo el camino logrado si no somos capaces de sensibilizar y capacitar a nuestros profesionales, para que realmente pueda ser efectiva la igualdad”, concluyó González.
Asimismo, Belinda Sánchez, directora de Inmunología e Inmunoterapia del Centro de Inmunología Molecular, compartió algunas de sus vivencias como profesional de las ciencias. “En mi casa todos los días se hablaba de Fidel y Fidel hablaba todos los días de las mujeres. Las mujeres tenemos que ser capaces de reconocernos, más allá del trabajo a nivel social, hay que hacerle entender a la mujer lo que ella es”, dijo.
Resultó un debate en el que, a partir de la experiencia de la doctora, se deconstruye el mito de que las mujeres son mejores asociadas a profesiones de las ciencias sociales. “En la carrera de Bioquímica el 90 por ciento éramos mujeres y así se mantiene. En los proyectos de vacunas contra la COVID más del 50 por ciento fueron mujeres; mujeres jóvenes y de todas las razas”.