El XV Salón Nacional de Miniaturas dedicado a José Martí, la ecología y las artes se mantiene abierto en la Sociedad Cultural José Martí de Sancti Spíritus con la participación de 68 artistas de distintas regiones del país. Fue una decisión adecuada establecer vínculos entre el ser humano y el medioambiente al ponderarse la campiña cubana. Esa pasión por nuestro paisaje insular la sintetizó el Maestro en su Diario de campaña, verdadero prontuario herbolario donde expone las características de las plantas citadas como un especialista. El hombre que expresara desde sus propias convicciones ideológicas que las palmas son novias que esperan, demuestra cuánto amor sentía por la patria colonizada, al darle expresión antropomórfica a uno de los símbolos de la nación.
Resultaron premiados: Marcos Ruiz, con la obra Cuando me alegro, mediante la técnica del acrílico/madera; y Ángel Luis Alfaro con su miniescultura Tracción, talla en madera. El jurado otorgó también menciones a Reinaldo Iglesia con Arte soy entre las artes, óleo/lienzo; y a José Naranjo con Entre rocas, asfaltil/cartulina. Quienes juzgaron las obras presentadas ―en las que predominó la pintura― reconocieron la cantidad de miniaturistas que enviaron obras al salón, lo que demuestra la pujanza de esta modalidad artística en Cuba y cuya máxima expresión se resume en este evento, único por su caracter nacional. Hay que agradecerle al entusiasta Nelson García (Weselao) y a la Sociedad Cultural José Martí espirituana por estos sustanciales encuentros.
Como parte de la estrategia de promover el arte en miniatura en distintos espacios públicos, hubo exposiciones colaterales en Radio Vitral, el Centro Provincial de Patrimonio y en la Casa del Joven Creador. Esta vez participaron 70 obras de las provincias de La Habana, Matanzas, Ciego de Ávila, Villa Clara, Cienfuegos, Santiago de Cuba, Las Tunas y Sancti Spíritus. Según declaraciones de Weselao al periódico Escambray, las miniaturas concursantes revelan una mayor madurez creativa, aunque abundaron más las obras bidimensionales. En realidad, hubo menos exponentes tridimensionales significativos, aunque llamó la atención la calidad compositiva presentada por el premiado artista Alfaro, quien se ha especializado en el diseño de objetos tallados en madera a pequeña escala, y la de José Basulto con una pieza bien ejecutada dentro de sus complejidades formales.
El arte de la miniatura se consolida al ser inscriptas las creaciones de Irán, Azerbaiyán, Turquía y Uzbekistán en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, de la Unesco en el 2020. Los orígenes de esta manifestación artística en el mundo occidental hay que buscarlos en los monasterios medievales, aunque era una práctica anterior en la zona del Oriente Medio con sus pinturas de pequeñísimo formato en libros, cartón, piedra, alfombras, textiles, muros, cerámicas y otros soportes, utilizando diversas técnicas. Si antaño la miniatura era una pintura insertada en un texto para ilustrarlo, hoy esta tendencia se hace cada vez más recurrente en otros soportes, con autonomía propia para la decoración y el embellecimiento de los espacios públicos.
La historia de la miniatura occidental acumula varios siglos de experiencia, destacándose, en el Renacimiento italiano, Giorgio Giulio Clovio (1498-1578), considerado el mejor ilustrador de libros iluminados del siglo XVI, al punto de ser reconocido como “el Miguel Ángel de las miniaturas”; Rosalba Carriera (1675-1757), pintora italiana, perteneciente al estilo rococó, especializada en retratos en miniatura que se define por sus suaves perfiles y elegantes toques; Simon Jacques Rochard (1788-1872), reconocido pintor de retratos en miniatura en Francia, Inglaterra y Bruselas durante la primera mitad del siglo XIX, se caracterizó por su maestría hiperrealista.
Hoy existen numerosos cultores de la miniatura que han ganado prestigio internacional. Entre ellos Joshua Smith (1905-1995), pintor australiano reconocido internacionalmente por sus impresionantes edificios y rincones decadentes de su país, que llegó a exponer en galerías y ferias de arte en París, Londres, Berlín, Nueva York, Sidney y Melbourne; el turco Hasan Kale (1959), quien recrea en sus obras retratos y monumentos históricos de Estambul en cabezas de fósforos, semillas de calabaza y otros objetos pequeños; Salavat Fidai (1972), escultor ruso que realiza figuras miniaturas en el increíble espacio de puntas de lápices con una precisión milimétrica; Slinkachu (1979), artista inglés considerado creador del arte callejero en escala diminuta realizado con figuritas de masilla que muestran escenas cotidianas en espacios públicos; Tanaka Tatsuya (1981), fotógrafo y director de arte japonés, creador de escenarios muy reducidos en los que exhibe acciones y objetos cotidianos que luego fotografía y cuelga en las redes sociales donde tiene millones de seguidores.
Galerías de diferentes regiones del mundo han acogido exposiciones de arte en miniatura para disfrute del público quien, lupa en mano, desentraña las particularidades de las obras que apenas cuentan con dimensiones milimétricas. Es el caso de la Galería Beinart, en Melbourne, Australia, que mantuvo una exhibición dedicada a creadores de obras de arte liliputienses bajo el título de Miniature Art Group Show. La curaduría de la muestra estuvo a cargo del fallecido artista Joshua Smith, quien seleccionó a 30 artistas sobresalientes de distintos países.
En Cuba, el arte de la miniatura tiene un desarrollo mucho más reciente, aunque se conoce de textos iluminados por expertos traídos de otras latitudes. Su carácter contemporáneo hace de esta práctica artística una nueva ruta creativa dentro de las artes visuales de nuestro país. Solo requiere de mayor apoyo oficial para su reconocimiento nacional. De modo que la exposición colectiva exhibida ahora en la Sociedad Cultural José Martí espirituana se inscribe dentro de esa tendencia universal, muy alejada de conceptos estrechos como el que la considera simple artesanía. Sus cultores defienden sus creaciones a partir del noble principio de la diversidad de opciones para homenajear al hombre que sintetiza el espíritu de la nación cubana.