En busca de un camino: la batalla “desconocida”
La Batalla de Verdún, que tuvo lugar del 21 de febrero al 19 de diciembre de 1916, es considerada la mayor y más larga batalla de la Primera Guerra Mundial. En ella se enfrentaron los ejércitos de Alemania y Francia, con victoria para el bando francés.
No es mi intención profundizar en ella, pues en la próxima entrega del programa Marcas, que se transmite cada domingo por el Canal Caribe a las 5:00 p.m., se ofrecerán todos los detalles de este trascendental suceso que marcó un punto de viraje en los acontecimientos bélicos de la Primera Guerra Mundial. Por el contrario, el objetivo de estas líneas es analizar, a partir de un hecho histórico de gran trascendencia, cuán conocido o desconocido resulta para los jóvenes cubanos.
Como ejercicio inicial aprovechamos la convergencia de una treintena de jóvenes universitarios y egresados de las carreras de Comunicación Social, Psicología, Pedagogía y Economía para preguntarles acerca de la mencionada batalla. Solo una persona conocía de Verdún. El resto —algunos de ellos hasta lo admitían con cierta pena o pesar— no había oído mencionar el suceso.
Absolutamente todos habían recibido asignaturas de Historia Universal en el preuniversitario y en la universidad; los de mejor memoria recordaban haber estudiado las causas de la Primera Guerra Mundial, los años aproximados que duró la contienda, sus consecuencias, e incluso uno de ellos había leído Adiós a las armas —de Hemingway—, pero la inmensa mayoría ignoraba cualquier asunto relacionado con la posible cronología del conflicto bélico.
En un segundo momento del diálogo preguntamos si conocían otras batallas importantes de alguna guerra en el ámbito internacional. Las más mencionadas fueron: Stalingrado (batalla que tuvo lugar de agosto de 1942 a febrero de 1943 entre las fuerzas alemanas fascistas y el Ejército Rojo de la Unión Soviética); Waterloo (combate desarrollado en junio de 1815 entre el ejército francés, comandado por Napoleón, y la coalición integrada por fuerzas alemanas, neerlandesas y británicas); del Somme (de julio a noviembre de 1916, considerada, al igual que la de Verdún, entre las más sangrientas y duraderas de la Primera Guerra Mundial).
La tercera pregunta nos llevó a un camino un poco más trillado, pero insuficientemente escuchado: ¿Por cuáles vías la juventud de hoy aprende Historia? En las respuestas de este grupo de jóvenes —hombres y mujeres entre 20 y 35 años de edad— no se mencionaron los libros de Historia, las clases o las conferencias. La mayoría coincidió en que los jóvenes prefieren los espacios audiovisuales o aquellas informaciones y contenidos que les llegan a través del teléfono celular. Una joven psicóloga hacía el paréntesis de que, al menos en Cuba, todavía la televisión tiene bastante alcance, aunque habría que considerar bien en qué tipo de espacios, ya que no todos resultan atractivos. De igual manera, mencionó experiencias nacionales positivas en el cine: Clandestinos, El hombre de Maisinicú y, de factura más reciente, Inocencia y El Mayor; y acotó cuán costosas resultan estas megaproducciones, de ahí que su realización no pueda ser frecuente.
Como sugerencias, el grupo planteó la posibilidad de rescatar series audiovisuales para adolescentes y jóvenes relacionadas con temas históricos. Entre los ejemplos positivos se mencionó la teleserie Memorias de un abuelo, basada en el libro Descamisado, de Enrique Acevedo.
Este es el primer acercamiento que realizamos desde “En busca de un camino”, sección que se estrena esta semana en el programa Marcas. Cómo contar la Historia sigue siendo la principal interrogante. Hoy tomamos como pretexto la Batalla de Verdún, prácticamente desconocida entre una treintena de jóvenes encuestados. Pronto seguiremos por las distintas aristas de este polémico tema.
Para los que tienen la importantísima misión de llevar la Historia a las aulas, cada clase es un reto. Recuerdo a mi profesora de secundaria, Mayra Moreno, quien transformaba los contenidos que tenían que ver con nuestra natal Guanabacoa en algo extremadamente atractivo. Además de su pasión, ella tenía otro elemento a su favor: si hablaba del lugar donde José Martí realizó su primer discurso público, podía llevarnos hasta la Casa de Cultura (antiguo Liceo) para ver allí la tribuna a la que subió el Apóstol. No se olvidan los nombres de Rita, Lecuona, Bola de Nieve o Pepe Antonio cuando caminas por las calles que ellos transitaron o ves la casa donde nacieron. Sin embargo, ¿qué reto asume el profesor que debe contarle a sus alumnos acerca de la Batalla de Verdún, un lugar tan distante geográficamente?
“Una palabra clave: creatividad”
Es ahí cuando nuestros docentes se lanzan, también, en busca de un camino, y los ves llevando películas al aula; mapas para ilustrar fronteras; libros para profundizar en los contextos y procurar que el estudiante comprenda qué ocurría del otro lado del mundo mientras los franceses se desangraban en Verdún.
Marcas apunta en esa dirección. La presentación semanal de un documental de corte histórico (cubano o extranjero), en el que se integran la Historia, las artes visuales, la música, el teatro y el cine, está diseñada para contribuir a ese esfuerzo de maestras y maestros en el camino de aprehender las esencias de un pasado que late desde una dimensión cultural.
Para concluir, compartimos la anécdota de Emely, una estudiante de Psicología que participó en este debate. Ella cuenta que, cuando estudiaba en la escuela primaria, el profesor de Historia indicó a cada alumno que construyera una casita. Con cada una de aquellas miniaturas el profesor construyó una ciudad: Bayamo. Entonces, pidió al grupo de alumnos quemar, con un fósforo encendido, cada casita elaborada manualmente con tanto sacrificio. Fue la manera que encontró aquel profesor de recrear el sentimiento de aquellos patriotas bayameses cuando prefirieron incendiar la ciudad antes de verla caer en manos del enemigo. El recurso empleado por este maestro esconde una palabra clave: creatividad.
Con esta anécdota ponemos por hoy punto final. Esperamos que te sumes a esta búsqueda colectiva por los caminos de la Historia a la que Marcas nos invita.