Expediente “H”

Jesús Arencibia Lorenzo
15/6/2016

Acta apócrifa para el otorgamiento de los Premios Nacionales de Periodismo y Literatura de Cuba.  

El Jurado conjunto de la edición extraordinaria, plenipotenciaria y estrafalaria de los Premios Nacionales de Periodismo y Literatura por las sobras de la vida, se reunió en La Habana, ciudad maravilla y maravillosamente en ruinas (o “estática milagrosa”, como suelen eufemizar los arquitectos de Vivienda), para valorar si, finalmente, en su tránsito hacia el Más Allá, es posible, loable, plausible y probable (y hasta risible) conceder, de una vez por todas, los prestigiosos galardones al preterido, pretérito y pluscuamperfecto (que ahora mismo no sabemos lo que significa) Héctor Zumbado Argueta.

El Zumbi, como también se le conocía entre colegas de “Curdonáutica”, dedicó casi toda su existencia a escribir, escribir y escribir, y lo hizo con el estilete sutil y doliente de la ironía, la manga larga de la elegancia y la sonrisa desgarrada de quien tira a dar, pero siempre amando.

POR CUENTO: El escritor de marras, nacido en La Habana, en 1932, no firmaba sus textos con el nombre completo, sino con una simple “H”, que se hacía la muda, y un participio en función de apellido: “Zumbado”, que según el prestigioso Diccionario de la Real Academia Española quiere decir: “loco (de poco juicio)” o “persona agresiva (propensa a provocar)”.

POR CUENTO: Formado en los saberes y haceres (o aseres, que no es lo mismo, pero también funciona), de la Publicidad, y entrenado en otros oficios menos conspicuos, como el de obrero en un laboratorio experimental de pasta de dientes y archivero de una agencia de seguros, el Zumbi, como también se le conocía entre colegas de “Curdonáutica”, dedicó casi toda su existencia a escribir, escribir y escribir, y lo hizo con el estilete sutil y doliente de la ironía, la manga larga de la elegancia y la sonrisa desgarrada de quien tira a dar, pero siempre amando.

POR CUENTO: Sus columnas en la prensa cubana tuvieron nombres y estilos tan poco ortodoxos como “Limonada” y “Riflexiones” (en Juventud Rebelde), y “¿La Bobería?”, en Bohemia; con ellas arrebató groseramente cientos de lectores a otros textos y autores más serios, respetables, ladrillosos e infumables, que han embarrado páginas y páginas de nuestra prensa y literatura posteriores a 1959.

POR CUENTO: El Sarcástico Escribidor también esparció sus letras, como una venerable plaga, en la Agencia de Noticias Prensa Latina, la revista Opina, la revista Cuba; escribió guiones para el Conjunto Nacional de Espectáculos, interpretados a teatro lleno por humoristas como Alejandro García (Virulo) y Carlos Ruiz de la Tejera; y fomentó, resguardó y escandalizó, trago mediante, con cuanta idea o grupo humorístico de buena onda se desarrolló en la Isla durante las décadas del 60, 70 y 80 del siglo XX. A tal extremo, que los humoristas criollos, en franca confabulación, otorgáronle (sabroso el enclítico) el Premio Nacional del Humor en su primera convocatoria (año 2000).  

POR CUENTO: Con una facilidad y alevosía rotundas, el susodicho H aportó a la jerga común de los cubanos —letrados, menos letrados y desletrados— o legitimó en sus escritos una cantidad de términos en los que el juego de palabras para caricaturizar hechos y situaciones alcanza la cima: “Chapucio”, “churicultura”, “cagástrofe”; “con-bar-saciones”, “calculosos”, “plastilínicos”, “dinousuario”, “perplónito”, “plomópodos”, “simplejo”, “sinflictivo”, “troquegrama”, “haracrítica”, “guaguabol”, “narrafismo”, “asere aegypti”…

POR CUENTO: Nadie como él denunció y desnudó los enmarañados y sinuosos caminos del Burocratismo real (con sus listas de acólitos del cuño), ni enfrentó tan filosamente a la Chapucería y el Kitsch, mucho más cuando estaban empoderados en los medios de incomunicación.

Con una facilidad y alevosía rotundas, el susodicho H aportó a la jerga común de los cubanos —letrados, menos letrados y desletrados— o legitimó en sus escritos una cantidad de términos en los que el juego de palabras para caricaturizar hechos y situaciones alcanza la cima.POR CUENTO: El Punzante Poneletras se movió con soltura, como pez en el agua (no Aguas de La Habana), en géneros periodístico-literarios como la crónica, con su vibración emocional; el artículo, con su carga filosófica y costumbrista; el incisivo comentario —operación de mínimo acceso—; el cuento, con sus datos escondidos y cajas chinas, y otros tantos textos híbridos (a veces lujuriosamente inclasificables) como las viñetas, reseñas, guiones de programas, ensayos, notas de color, apuntes, notas al pie, efemérides al dorso….

POR CUENTO: Sin que ninguno de los compañeros que nos atienden se lo orientara en el Comité de Base o en el CDR, el expedientado ametralló relajonamente El American Way y todo lo que oliera a Imperialismo, práctica en la que se emparenta con otros grandes jodedores de la escritura como Marcos Behmaras y Juan Ángel Cardi.

POR CUENTO: En la creación del Convicto, se manejan con maestría desde las disímiles figuras de la retórica clásica hasta las diversas formas elocutivas del lenguaje. Esto es, que el tipo narra, expone, comenta, construye diálogos, crea escenas, filosofa, apostrofa, se descuajeringa con la sabrosa amplitud de quien domina la lengua materna, la paterna y hasta la de tíos y abuelos.

POR CUENTO: Como diría con ética y etílica reverencia Manuel González Bello (otro cronista crónico): “Las estadísticas no recogen los infartos, trombosis, ingestas y crisis nerviosas que por entonces sufrieron burócratas burocratizados, gastronómicos, autosuficientes, cantantes y otros seres queridos a los que el Zumbi clavó sus dardos refrescantes y riflexivos. Como el humor es considerado el pariente pobre de la literatura, tal vez nunca hayamos visto en profundidad el alcance de sus textos. Pero ahí, en sus columnas, están una época y su gente”.

A pesar todo, en contra de todo, y con tantos palos y molinos, hay todavía tipos que “creen en el Sol”, y que ven amaneceres donde los demás solo ven planillas.POR CUENTO: El Periodismo nacional comete a diario crímenes de aburrimiento, de pastosa grisura impune; y la Literatura nuestra, con todo y su saya larga, engendra con demasiada frecuencia bodrios insefestables (chúpate esa, Zumbado)…

POR CUENTO: La realidad que nos envuelve, por cinco de sus cuatro lados hace aguas, aunque solamente tenemos unos pocos bachecitos en la Autopista nacional (se llaman: economía, vivienda, transporte, servicios, anti-pan, burocratíadas…), mientras muchos Resóplez andan “comiendo mandarinas”, como sentenciaría el célebre filósofo Juan Padrón.

POR CUENTO: A pesar todo, en contra de todo, y con tantos palos y molinos, hay todavía tipos que “creen en el Sol”, y que ven amaneceres donde los demás solo ven planillas.         

POR TONTO: En uso de las facultades que le han sido inferidas a este Jurado conjunto, se decide, con aplastante unanimiedad, por única vez, y teniendo en cuento todo lo debidamente silenciado, CALLAR in secula seculorum (favor no traducir al cubano), y que el Criticón Sempiterno de Héctor Zumbado Argueta se vaya —en guagua— para el Más Allá, sin los premios a los que, en buena lid, tendría izquierdo. Y no nos importa aquello de que “el que calla…”.

FIRMADO:

Dr. C. Subdesarrollo Pérez, Profesora Emérita Mediócrita Rodríguez e Investigador Titular Tracatancio Fernández.

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