Matanzas acaba de ser tomada por la XI Jornada de Teatro de Calle, del 10 al 14 de noviembre; siempre organizada por el grupo El Mirón Cubano, con el apoyo del Consejo Provincial de las Artes Escénicas. Es este el primer evento de las artes escénicas de alcance nacional concebido enteramente en la modalidad presencial, tras casi un año de suspensión de las actividades teatrales por causa de la pandemia. Difundida bajo el nombre de Callejero 2021 en el Barrio, esta jornada celebra los 20 años del evento con un nuevo sello.

“Callejero 2021 llegó a 14 barrios, algunos de ellos con problemas sociales”.

Si bien en cada una de sus ediciones bienales la Jornada de Teatro de Calle irrumpió con sus espectáculos las plazas de la ciudad de Matanzas, esta vez contó con otra característica. La actividad central de cada noche fue la invasión a los barrios periféricos por parte de los artistas. Estos últimos estaban distribuidos en las tropas Juan Candela, La Palangana Vieja, y El Quijote —lideradas por los grupos de teatro callejero D’Morón Teatro, de Ciego de Ávila; Teatro Andante, de Bayamo, y El Mirón Cubano, respectivamente. Además, se sumaron los músicos del trío Bonanza; la cantautora holguinera Edelys Loyola, acompañada por su hija; la trovadora santaclareña Yaily Orozco, así como payasos, malabaristas, acróbatas y magos del Circo América, bailarines de Danza Espiral y Novadanza, y actores de Noria Creaciones.

Callejero 2021 llegó a 14 barrios, algunos de ellos con problemas sociales. Así, el teatro, la danza, el circo, la música y libros publicados por editoriales matanceras fueron llevados a Carbonera, Los Mangos, El Resplandor, Pastorita y otros asentamientos; en cada uno de ellos se propició el encuentro entre sus pobladores y el arte. Me atrevo a afirmar que en estas presentaciones muchos descubrieron la emoción de enfrentar, por primera vez, una manifestación artística en vivo. No olvidaré la expresión de arrobo en los rostros de niños y adultos, sentados en el suelo, cuando la actriz Rocío Rodríguez, actual directora de El Mirón Cubano, se les acercó, antorcha en mano, durante una de las bellísimas escenas del espectáculo de fuego creado por el grupo.

Los espacios tradicionales de las calles y plazas de la ciudad no fueron abandonados. Desde la inauguración —con el performance colectivo Más amor y menos muros, a cargo de El Mirón Cubano— se sucedieron numerosas acciones urbanas. Durante dos mañanas hubo ediciones de “la función más larga” en el céntrico Parque de La Libertad. Esculturas vivientes ocuparon la bellísima Plaza de la Vigía, que comparten el Teatro Sauto, la Oficina del Conservador de la Ciudad, el Museo Provincial y la sede de la editorial artesanal Vigía, entre otras instituciones. Grupos como El Mirón Cubano y Noria Creaciones exhibieron un muestrario de personajes decimonónicos de la ciudad con diseños de alta elaboración. D’Morón Teatro hizo desfilar un conjunto de sus apreciadas esculturas humanas de barro, mientras que el grupo de rock Street Band animaba la explanada. Además, hubo una zancada y un pasacalle.

Esculturas vivientes de El Mirón Cubano. Fotos: Cortesía de la autora

Se inauguraron tres exposiciones: la muestra colectiva Nasobucos disponibles, con mascarillas intervenidas por artistas visuales y puestas a la venta; Reporte fotográfico, del artista del lente vinculado a la escena Sergio Martínez, y Microescena, con instantáneas de Norlys Andrés Briones. Se presentó el documental La Tropa en tu barrio, de Dany Hernández, que recoge parte del trabajo impulsado durante la pandemia para llevar el teatro, la danza y el circo a diferentes comunidades, de modo que pudieran apreciarlo desde sus puertas, ventanas y balcones, sin violar el distanciamiento necesario. Fue precisamente esa modalidad de trabajo la que se retomó para centrar este evento y hacerlo extensivo a un circuito mucho mayor de espectadores de todas las edades.

Además, la Jornada programó sesiones de narradores a domicilio, en las cuales cultores de la narración oral y actores visitaron un hogar de niños sin amparo filial y el hogar provincial de ancianos Mario Muñoz. Poetas matanceros leyeron sus obras, convocados por la Jornada Premio José Jacinto Milanés, celebrada durante los mismos días, con motivo del aniversario de la ciudad.

Acompañó la Jornada el evento teórico Albio Paz, que recuerda al gran artista fundador del Teatro Escambray —quien diera a El Mirón Cubano su sello definitivo. Este sesionó en la Casa de la Memoria Escénica durante dos tardes, con los paneles “El arte de reinventarse: teatro callejero cubano y contagio” y “Puentes entre la comunidad y el teatro callejero”, con intervenciones de experimentados artistas de la manifestación y nutrida afluencia. Allí también se presentó el libro A Baracoa me voy… Una cruzada teatral, de Isabel Cristina y Jorge Ricardo, el cual ofrece una mirada abarcadora a los espectadores y a los ámbitos singulares en que transcurre cada año, entre enero y marzo, la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, en medio de los poblados montañosos del extremo oriental del país; uno de los proyectos más significativos del trabajo comunitario en la escena cubana.

Panel a cargo de Pancho Rodríguez, Juan González Fiffe y Orlando Concepción, de los grupos El Mirón Cubano, Teatro Andante y D’Morón Teatro, respectivamente.

Al costado de la catedral se reestrenó la puesta La pamplinera, de El Mirón Cubano; con dramaturgia de Rogelio Orizondo y bajo la dirección de Pancho Rodríguez, quien por 11 años asumiera la dirección del colectivo, y sin duda uno de los artistas más avezados de la escena callejera en Cuba. El montaje aborda la realidad de cada día y algunas de sus contradicciones vistas desde la conducta y la ética; fustiga el actuar de quienes, movidos por el dinero, traicionan ideas y sentimientos. Un conjunto de actores jóvenes integrado por Leiny Cabrera, Javier Martínez de Ozaba y Pablo Ernesto Viso, así como los invitados Camila Rodhes y Raudely Torres Maceira, del Teatro El Portazo, pusieron su energía vital en la creación de escenas costumbristas y musicales, junto a coloridos elementos escenográficos y preciosos vestuarios elaborados completamente con material reciclado, y diseñados por Norlys Andrés Briones, director de arte del evento.

Por si fuera poco, el concierto “Un canto para mi niño”, en el escenario del Teatro Sauto, reunió a destacadas artistas, cantantes y compositoras que se dedican a crear para los niños. Entre ellas estaban Enid Rosales, Edelys Loyola, Yaima y Yaily Orozco, y el dúo Lien y Rey, entre otros. Su música estableció un diálogo con los atractivos materiales audiovisuales que creó El Mirón Cubano para no perder el contacto con los niños durante el aislamiento. Teatro Papalote, con René Fernández el frente, animó la mañana de domingo con su proyecto sociocultural La Calle de los Títeres, en la cuadra de su sede; y en la noche, la descarga “La talla del detalle”, a cargo del popular músico Tony Ávila, fue la fiesta de cierre.

Tony Ávila acompaña a los actores de La pamplinera.

La celebración veinteañera de la Jornada de Teatro de Calle reservó un momento para que las instituciones culturales y escénicas de la ciudad reconocieran a artistas y agrupaciones: los 40 años de vida artística de Mercedes Fernández y Pancho Rodríguez, pilares del evento, del Mirón Cubano y de una familia teatral que rebasa los lazos de sangre; los 35 años del avileño D’Morón Teatro; los 30 años de Teatro Andante, y el quehacer creativo durante una década de los tres jóvenes actores matanceros Leiny Cabrera, Yanetsy Sánchez y Javier Martínez de Ozaba. También fue admirada la trayectoria callejera del actor Dagoberto Gaínza, desde que fuera el relacionero Santiago Apóstol en su ciudad oriental hasta su labor como único sustituto posible de Albio Paz para interpretar al Quijote; galardonado con el Premio Nacional de Teatro 2021 e invitado especial de esta XI Jornada.

Mercedes Fernández y Pancho Rodríguez reciben un reconocimiento por sus 40 años de vida teatral.

Durante cinco días intensos el Callejero 2021 desafío la llovizna de un frente frío que afortunadamente se retrasó y  mantuvo en jaque a artistas, personal de apoyo y espectadores. La vida teatral de esa ciudad es imparable. Además de haber creado varios eventos que, como este, son resultado genuino de las necesidades expresivas de sus artistas y pensadores del teatro —ahí están el Taller Internacional de Teatro de Títeres, devenido FESTITIM; el concurso y festival Danzan Dos, y el evento teórico El Anaquel, que en 2020 optó por la modalidad de concurso de audiovisuales, con notable convocatoria—, en plena Jornada de Teatro de Calle se reabrió el jardín Pelusín del Monte, anexo a la galería El Retablo y a la sala Pepe Camejo, espacios del Teatro de las Estaciones, con una función de La cucarachita Martina y un momento de disfrute que articula el teatro, la naturaleza y la gastronomía, mientras recuperan su visión de Andersen y no detienen la nueva saga televisiva. El Teatro El Portazo celebró por todo lo alto con la tarja conmemorativa que rememora la función número 100 de Cuban Coffee by Portazo Cooperative (CCPC) en su Café Teatro El Biscuit. Icarón Teatro festejó sus 20 años y los 15 del estreno de Polvo, con la reposición de ese unipersonal de Gilberto Subiaurt, quien asumió la dramaturgia y la dirección. Danza Espiral anunció para el próximo sábado el estreno de Pase a bordo, en el Teatro Sauto.

“La vida teatral de esa ciudad es imparable”.

Excelente regreso a la normalidad que demuestra que Cuba vive y el teatro salva.

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