Gutiérrez Nájera, Darío y Florit leen los poemas de La Edad de Oro
Desde este nuevo siglo, un compás de recuento se impone en una zona quizá no abordada en su integridad de una revista más que centenaria: los poemas de La Edad de Oro. Estudiados unos poemas más que otros, como caso curioso o frutos magistrales de la pluma martiana, pocas veces han sido contemplados en su conjunto, es decir, como parte de la revista, y por tanto participantes de sus cualidades y objetivos, y, a la vez, como desprendimiento —léase también extensión— curioso y circunscrito de toda su poesía.
Estos granos de saber diseminados con precisión y sutileza en los diversos números de la revista,[1] desde su salida, llamaron rápidamente la atención de los lectores y, sobre todo, de los escritores, que en sugerentes afirmaciones dejaban entrever el tuétano de dichas piezas poéticas. Manuel Gutiérrez Nájera, el mismo año que vio la luz La Edad de Oro, afirmaba acerca de su composición: “Y junto a la verdad que parece cuento, el cuento que es historia, el verso que es filosofía”.[2] Qué poderosa síntesis la del poeta, que en dos palabras prefigura los ensayos de muchos estudiosos: “el verso que es filosofía”. El poema que busca y conforma una concepción del mundo. En una breve frase está haciendo referencia a la transgresión genérica de Martí en la revista, uno de los motivos de originalidad de la misma.
“Estudiados unos poemas más que otros, como caso curioso o frutos magistrales de la pluma martiana, pocas veces han sido contemplados en su conjunto”.
Otro gran poeta de América, Rubén Darío, en 1896,[3] luego de referirse con encomio a los poemarios publicados de Martí, coloca entre los versos más bellos a “Los zapaticos de rosa”. Y recalco su condición: el elogio, al parecer simple, o juicio propio de una persona común que se enfrenta a una poesía, es hecho por un gran escritor que escoge y discrimina dentro de tan depurada obra poética.
En 1952 otro poeta, en este caso el cubano Eugenio Florit, aporta el primer trabajo donde se tratan como un todo los poemas contenidos en la revista infantil. Al leer “Los versos de La Edad de Oro” Florit nos lleva a replantearnos nuevamente el delicioso “Dos milagros”. Él lo califica como “el pequeño cuadro doble del niño y del árbol”. Se deslizan entonces solos en nuestra mente mensajes como estos: Al hombre le sucede lo mismo que a la naturaleza física. El hombre es parte inseparable de dicha naturaleza.
Florit también es el primero que apunta que el asunto de “La perla de la mora” se repite en el poema XLII de los Versos Sencillos, considerando al primero inspiración más afortunada que la segunda, juicio al que me adscribo. Es también uno de los pioneros en señalar la necesidad de un estudio detallado de “Los zapaticos de rosa” para “desentrañar mucho de lo tan y ‘tan moderno’ que hay en la poesía de Martí”.[4] Curiosamente, en ese propio año dicho poeta publica un ensayo[5] donde dedica un comentario al poema anteriormente aludido:
Recordando ese espléndido poema “Los zapaticos de rosa”, releyéndolo muchas veces, puede uno aquilatar el profundo contenido lírico que encierran versos al parecer triviales como “El aya de la francesa – se quitó los espejuelos” y aquellos enormes a lo alto y lo hondo de: “Y pasó el tiempo y pasó – un águila por el mar”. Es extraordinario el poder de síntesis que utiliza Martí… cuando en un sencillo octosílabo encierra toda una evocación sentimental o la caída del crepúsculo sobre la playa. En estos poemas de La Edad de Oro... pensamos, cuando pensamos en el Martí del modernismo inicial.
A la luz de estas observaciones, volvemos a pensar en el carácter transgenérico de “Los zapaticos de rosa”: Más que cuento en verso, poema que es cuento; pues no está conformado a manera de los antiguos cuentos, cuidando solo la rima, sino que hay toda una estrategia expresiva en su estructura aparentemente común.
Notas:
[1] Repárese en el pequeño detalle de anunciar en la mayoría de los sumarios, al mismo nivel de importancia de los cuentos, a los versos; énfasis, por supuesto, no gratuito.
[2] Manuel Gutiérrez Nájera. “La Edad de Oro de José Martí” en Acerca de La Edad de Oro. Editorial Letras Cubanas, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1989, p. 51. Este trabajo vio la luz por primera vez en 1889.
[3] Rubén Darío. “José Martí” (Tomado de Los Raros, 1896). En Letras. Cultura en Cuba, Editorial Pueblo y Educación, 1989, La Habana.
[4] Eugenio Florit. “Los versos de La Edad de Oro” en Acerca de La Edad de Oro. Editorial Letras Cubanas y Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1989, p. 153.
[5] Eugenio Florit. “Notas sobre la poesía en Martí” en Boletín de la Academia Cubana de la Lengua” 1 (4), oct. – dic. de 1952, p. 605 – 619. Este trabajo se escribe en 1941, pero no se publica hasta 1952.