Con Mirta González Perera me (le) debía una entrevista. La mujer que logró ese poema al ser humano y la naturaleza que fue (es) Cuando el agua regresa a la tierra con un Manuel Porto inmenso, ha estado cerca de mí en Caracoles, jurados, congresos y alguna vez le pasé un correo con preguntas, en fin, no fue hasta ahora con Promesas que pude cumplir mi deseo de conversar con la directora.

“Asumir la dirección general de una propuesta con nuevos métodos de escritura y dirección, por lo menos en Cuba, pudo ser un salto al vacío sin paracaídas, pero Mirta asume y gusta de los riesgos”. Foto: Portal de la Televisión Cubana

Mirta es la hacedora también de la puesta televisiva de Aire frío, espléndida obra de teatro, el filme La hoja de la caleta, una obra singular, la polémica telenovela Salir de noche y otras piezas en las que siempre se ha visto la mano directriz de una mujer que, primero, fue maestra.

Amílcar Salatti, ese guionista que casi todo lo que toca lo convierte en oro, es el dueño de la idea general pero, según dijo en entrevista de prensa: “asumí como guionista cuatro capítulos y un quinto en coautoría con Albertico Luberta. Hablan de la ira, la fidelidad a la familia, la adicción a las tecnologías, la paternidad y el amor de pareja. A grandes rasgos esos son los temas”.

“Todo transcurre en una suerte de pasaje como hay tantos en Cuba, y se trató de incorporar la vida cotidiana a la serie”. Foto: Tomada de Facebook

“Creo que Promesas es una serie novedosa en su concepto, forma de producción y escritura. Creo que fue un intento de trabajar un poco más parecido a como se hace en otras partes del mundo”, agregó el escritor.

Serie de doce capítulos con historias independientes, Serguei Svoboda, Eurídice Charadán, Lil Romero y Alberto Luberta, también escribieron historias, y Yoel Infante, Ricardo Miguel González, Jorge Campanería y José Víctor Herrera las dirigieron.

Todo transcurre en una suerte de pasaje, como hay tantos en Cuba, y se trató de incorporar la vida cotidiana a la serie. Asumir la dirección general de una propuesta con nuevos métodos de escritura y dirección, por lo menos en Cuba, pudo ser un salto al vacío sin paracaídas, pero Mirta asume y gusta de los riesgos.

Si la idea fue de Amílcar Salatti, ¿por qué seis escritores?

La idea fue de Amílcar y él pidió desde el principio que fueran varios los escritores, no sé realmente si fue una propuesta personal o de la Casa Productora. Cuando me hablaron de la serie y dijeron que era de Amílcar, ahí había personas que conocía como Luberta, el propio Amílcar, Eurídice Charadán… sí, me pareció una idea buenísima.

El por qué se decidió que varios escritores, es una idea de Amílcar totalmente acertada para poder poner vidas diferentes. Queríamos que no fueran vistas de igual forma, para dar un enfoque diferente de las desiguales personalidades que tiene nuestra población, además es algo muy en uso que en un proyecto existan varios directores y varios escritores

“El por qué se decidió que varios escritores, es una idea de Amílcar totalmente acertada para poder poner vidas diferentes”.

¿Y por qué cuatro directores?

Los directores inicialmente debían ser seis, con dos capítulos cada uno. Por diversos motivos fue reduciéndose, pero al final lo interesante es que todos han estado vinculados a mi trabajo por años

¿Han buscado estéticas diferentes partiendo desde el guion?

En cuanto a las estéticas te puedo decir que sí y que no a la vez: a partir de la lectura de todos los capítulos, se traza un criterio estético general para la serie y también particular por cada capítulo.

El sueño hubiera sido que todo el movimiento de diseño de fondo hubiese sido muy coherente, y también que se viera más vida de la gente que vive en los lugares donde grabamos, pero esto resultaba muy difícil. Trabajé con un equipo muy nuevo que hizo dentro de sus posibilidades, pero realmente estoy contenta con el trabajo. Mis propuestas eran demasiado engorrosas y entraban muchos elementos, pero logramos algo de lo propuesto.

Coordinar el trabajo de muchas personas es difícil, pero se hizo fácil, más aún que todas las historias me encantaban. Si queríamos hacer un muestreo de la vida del cubano, debíamos hacerlo con puntos de vista diferentes. Me parece que se logra ver la vida y cómo viven cada uno de los personajes de la serie. En eso influyó el diseño de vestuario, el maquillaje, la peluquería y el diseño para cada uno de los actores. Tuve además diseñadores de arte, totalmente nuevos, pero fue en sí muy trabajoso.

Más aun donde filmamos: en lugares donde viven muchas familias, tuvimos que coordinar horarios, silencios y muchos otros temas de producción que influyeron en el desarrollo final. El lugar donde más grabamos contamos con la colaboración de unos vecinos, de dos familias que se entregaron al proyecto totalmente, y fue tanto que terminamos siendo parte de ellos y viceversa.

¿Cómo te las arreglaste para coordinar el trabajo de tantas cabezas diferentes?

Coordinar a todo un equipo ya te lo respondí, pero fundamentalmente se trazan coordenadas generales de detalles, de que no solo era poner muebles sino también ambientación y la utilería, que requieren las diversas personalidades de las cuales tratan estas obras. En el montaje estábamos todos en coordinación, dando criterios y en eso yo me movía de una grabación a otra.

“Se debatió todo, hasta los conceptos de iluminación”. Foto: Tomada del portal de la Televisión Cubana

En la fotografía dimos tumbos. No fue algo coherente desde el primer momento, pensábamos tener una directora de fotografía, mas por cosas y tiempos no pudo estar y tuvimos que pensar en qué solución dar. En eso uno de los camarógrafos asumió la dirección de fotografía y era una de sus primeras cosas como tal; la otra fotógrafa, muy joven, también daba sus criterios. Se debatió todo, hasta los conceptos de iluminación, pero ahí dejo de contar muchos de los problemas que tuvimos, de braveza, de no estar de acuerdo en filtros, en cámaras, en lograr las cosas, pero avanzamos a pesar de los obstáculos, y luego, en posproducción, pasamos por inundación y por supuesto llegó la pandemia. Promesas prometía problemas y los logró.

Yo me reuní con Amílcar, para poder analizar todos los capítulos escritos, para ver algún tipo de señalamiento. Fue un trabajo de equipo totalmente bueno y, junto a ellos, trabajaron un grupo de asesores que variaron en dependencia de la época, la problemática.

“Fue un trabajo de equipo totalmente bueno”.

Esto no quiere decir que no hubiese debates y contradicciones, pero siempre en el marco del respeto personal a cada uno, a cada formación y preferencia. De todas formas, al estar yo al frente del proyecto, lanzaba coordenadas de coherencia con todos, en medio de los obstáculos que teníamos.

Se trabajó con dos directores de arte para buscar diferencias estéticas en cada capítulo y que no rompieran la línea general, se vigilaron todos los detalles.

La presencia constante de lugares y calles de la ciudad no es casual, persigue un objetivo, devolvernos nuestra ciudad… ¡Vernos! Descubrir a estos personajes entre nosotros, con sus sueños y fracasos, con sus virtudes y defectos… ¡Vernos!

Me parece importante tocar el trabajo de postproducción. Tuvo tantos altos como no puedas imaginar, en buscar la persona que hiciera las correcciones de color porque estábamos grabando con dos equipos diferentes, aunque eran similares, eso fue algo también muy trabajoso. También editamos en lugares diversos, donde llegamos a terminar en la casa de Giselle Crespo, que es la editora y que estuvo ocupándose de la postproducción y terminamos sentadas en la cama de la mamá y la abuela por horas diariamente, solucionando problemas de la edición base, de los colores, de la música de la unión, fue un trabajo de tejido y de una abnegación junto con la familia, fue una experiencia muy grata.

Tengo entendido que es la primera vez que se realiza en Cuba una obra con este método. ¿Cómo fue la coordinación previa?

Foto: Kelvis Ochoa hizo la música de Promesas. Tomada del Facebook del artista

Para la Casa Productora fue muy angustioso el proceso, la música de Kelvis, que se demoró casi un año, tuvimos que volver a editar y musicalizar desde el principio. Todo fue como grabar una película, no como cuentos porque cada capítulo tiene alrededor de 50 minutos aproximadamente y a mi juicio se hicieron en tiempo record y lo logramos nosotros, lo logró la Televisión cubana, lo logró la Casa Productora de Telenovelas, que es un centro que lucha por hacer cosas de calidad.

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