Noches más largas que esta noche
24/7/2017
Ilustración: Sigfredo Ariel
ES LO ÚNICO
Hace una noche espléndida para morirse
los animales abandonaron sus tubos de agua
tratando de encontrar esos refugios
de que hablaba el cuerpo
no hallarán nada ni la sombra de sus orejas
no saben a dónde han marchado
como nosotros sólo llevan un poco de intuición
una necesidad de hallar lo cierto
odian el mismo panorama
huyen de las raíces sepultadas
de las palabras sin luces
se sabrá que también la hermosura nos reconoce
porque no está en un precepto
ni en un sitio fácil
tiene toda la condición de la tierra
está en el trazo amargo en la evasiva del temor
en la entrada a cines repentinos
tú y yo tenemos mundos más grandes
que este mundo
noches más largas que esta noche
estaba dicho que no habría lugar
y no lo hubo
que compraríamos jaulas vacías
y le pondríamos nombres a las calles ajenas
que también éramos gente de nunca
gente de resistir y así se hizo
estaban dichas todas las cosas
nos esperaba una prisión de animales salvajes
nuestra separación fue en el comienzo
cuando tu mano dio contra mi mano
como si fuera la cola de un pájaro
dando contra el cuello de una estatua
nos acercó una piedad sin horario
¿no te parece que esto es un mar sin origen
una mirada bajo el fuego un águila
hacia un fondo inexpugnable?
sabemos que el impulso es un despojo
que se gasta el discurso sobre los fondos simples
de la tristeza
estoy más reducida más ingenua cada vez
por favor sigue guardando hojas
en los bolsillos de tu abrigo
existes como un aire próximo
como los sobres que se despegan bajo el agua
es lo único
aunque hay algo vivo en todo
creo que nunca acabaré de comprender la vida
ni esta noche espléndida para morirse.
TRÁNSITO DE LA ESTRELLA
pero el correr es amplio
a la avenida de la extraña cuestión.
se abre el silencio de los potros
y en la enguantada estrella que transita
se desgaja la luz del aire mortecino.
¿a quién dibujarás en la segunda lucha?
tienen maneras que sí son las nuestras
y acaparas las noches abortadas
ven a mi asiento colonial
para encender las noches más oscuras
compartiendo el pan con los hermanos.
la vela irá royendo lo negro en las paredes
y la ventanilla se saldrá por las ventanas.
del ajedrez caerán sus piezas por la vida
y el muchachito peleará por su cabello lacio.
hondo es el tedio
si no llega el mar a salvarnos.
RASA TABULA
en la rosa oriflama
siglo
se detiene el poeta:
inhibe
el árbol no es de cristal
propongo
si su reflejo constituye la vida.
dosel
amaremos la noche
bicicleta.
cuando pasen los derruidos trenes
hacia su cadalso.
Lina de Feria (Santiago de Cuba, 1945) se dio a conocer como poeta en 1967, al ganar el premio, compartido con Luis Rogelio Nogueras (Wichi), en la primera edición del Concurso David, para autores noveles. Desde entonces, su poemario Casa que no existía se ha tenido como uno de los ejemplos más felices de la lírica cubana que surge después de la Revolución, la cual se caracteriza por el intento de desacralización temática –reacción al neoromanticismo de los años cincuenta– y por el coloquialismo.
Lina ha sido redactora, editora, investigadora y asesora literaria. Como ensayista ha centrado su interés en prominentes figuras del Grupo Orígenes. Su poesía, profusamente editada y estudiada dentro y fuera de la Isla, le ha hecho merecedora de numerosos reconocimientos, como el Premio de la Crítica de 1991, 1996, 1997 y 1998, por los libros A mansalva de los años, El ojo milenario, Rituales del inocente y A la llegada del delfín, en ese orden. En 2008 le confirieron el Premio Nicolás Guillén por el conjunto Ante la pérdida del safari a la jungla. También ostenta la Orden por la Cultura Nacional (2003) y la condición de Maestra de Juventudes (2015), que concede la Asociación Hermanos Saíz, de jóvenes escritores y artistas. De entre su frondosa obra cabe destacar, además, los poemarios Espiral en tierra (1991), El mar de la invenciones (1999), El libro de los equívocos (2001), Omisión de la noche (2003) y Absolución del amor (2005). (A.F)