Una deuda saldada con la música cubana
Al maestro Joaquín Betancourt Jackman le disgusta tener deudas pendientes, sobre todo si el débito es con la música cubana. Desde finales de julio pasado concluyeron las sesiones de grabaciones de su nuevo proyecto con la Joven Jazz Band que dirige, idea que surgió de su actual representante Ramón Fajardo y que es hoy una realidad.
El objetivo de Saldando deudas, álbum grabado en los Estudios Abdala y que será licenciado bajo este sello discográfico, es revitalizar algunos temas que el pueblo cubano disfrutó en los emblemáticos salones de baile entre los años 50 y los 80. “Estas canciones las versionamos de una manera diferente a como son en su origen. Continúan cargadas de esa fibra exitosa que permitió su popularidad inicial, pero les incorporamos nuevos estilos en los coros. De hecho, la selección de los cantantes es excelente, según el criterio de los que han visto parte del trabajo, porque precisamente se ha hecho un estudio de las características de los solistas y su idoneidad para cada tema. Primero se seleccionó la canción y luego a quién la interpretaría, de acuerdo a su estilo y características”, dijo Joaquín Betancourt en entrevista para La Jiribilla.
“Este álbum nos abre unas posibilidades tremendas en el escenario de la música bailable”.
Según confiesa el músico cubano, fue un reto aventurarse en este proyecto, ya que es duro conquistar al público actual con música del pasado, principalmente a los jóvenes. Otro desafío fue el de escoger los temas, versionarlos y llevarlos a la sonoridad actual en formato de jazz band.
“De eso se trata el proyecto, y lo titulé de esta manera porque todos los artistas tenemos una deuda con el pasado. Nuestra música tiene un recorrido amplio y una historia muy bonita que se pierde con el paso de las generaciones. Lo idóneo es que no solo se conozca entre los jóvenes intérpretes e instrumentistas, sino que también la ejecuten, como pasa con los temas universales de la música clásica. En este proyecto soy el director y productor musical, y todos los arreglos también van de mi mano”.
La música popular bailable en formato de jazz band tuvo repercusión en Cuba en el pasado, principalmente en los años 50 y en la primera mitad de los 60. Betancourt opina que hay que remitirse a esos antecedentes, no solamente a lo que hacía la orquesta de Benny Moré, sino también a la Riverside, la más vieja en este formato en Cuba, o a la de los Hermanos Avilés, de Holguín.
En Saldando deudas la protagonista principal es la Joven Jazz Band que dirige Betancourt. “Quise que palparan con sus manos esta música, que aprovecharan la creación, la forma y la mirada que le dan los jóvenes a las sonoridades cubanas de tiempos anteriores, y a la vez, quise mover un poco el diapasón de la agrupación, para que no fuera solamente un formato prendido en el género del jazz, sino de otras músicas diversas. Parto del principio de que cualquier músico es capaz de hacer varias cosas, y esta era la oportunidad de poner a la Joven Jazz Band en un escenario distinto”.
El fonograma tiene invitados de lujo, entre ellos Alexander Abreu, Mandy Cantero, Amaray Pérez, El Noro, Dayan Carrera, Emilio Frías, Issac Delgado, Cimafunk, Alain Pérez, Samuel Formell y el Quinteto de Saxofones de Cuba. En los instrumentos destacan Orlando Valle Maraca (flauta), Rolando Luna (piano), Yaroldys Abreu (percusión), Amaury Pérez (trombón), Eduardo Sandoval (trombón), Héctor Quintana (guitarra), Rodrigo García Ameniero (piano), Chino Vázquez (bajo), Juan Carlos Poveda (guitarra) y Adner López (drums y timbal). Por último, en las manos de Thommy Lowry, Yoandry Argudín y Yuniet Lombida recayó la responsabilidad de las sesiones de viento-metal.
Las 10 canciones escogidas para el álbum destacan por representar una pequeña parte de la música popular cubana y por estar en su momento en lo más alto de la popularidad. El tema más antiguo es “Que me digan feo”, de la autoría de Enrique Bonne. También forman parte de la lista “Grandes amigos”, de El Lele (padre), Miguel Ángel Rasalps, fundador de los Van Van y de Los Reyes 73; “Los Caramelos”, de Irakere, ahora en la voz de Alexander Abreu; “El son de Adalberto”, uno de los primeros temas de Adalberto Alvarez, dado a conocer por el conjunto Rumba Habana; “Dale calabaza al pollo”, de Juan Formell, interpretado en esta ocasión por Cimafunk; “Ando buscando un amor”, de la Orquesta Monumental; “El liviano”, cantado por El Niño; “Un tipo como yo”, canción de NG La Banda, y finalmente, “Yo bailo de todo”, de la orquesta Ritmo Oriental.
Además, dentro del proyecto hay un breve homenaje a Chucho Valdés por sus 80 años con el tema “Claudia”, de Irakere, esta vez desde lo instrumental, protagonizado por el Quinteto de Saxofones y con la inclusión de un solo de flauta de Orlando Valle Maraca.
El fonograma es un proyecto creativo por el amplio abanico de géneros en los que se mueve. “La canción ‘Que me digan feo’ no ha sido tratada en el disco como pilón, para poder llevarla al contexto actual. Así sucede con el resto de los temas. Los arreglos no parten del género original, sino que se adecuan a las necesidades del disco”.
Joaquín Betancourt asegura que tiene grandes expectativas con Saldando deudas. “Las personas que han tenido la oportunidad de entrar en los estudios y escuchar algo se han quedado maravilladas. Es un discazo con una fuerza arrolladora, y esa fuerza es gracias a la entereza y la energía que todo el mundo le ha puesto al álbum, incluso los artistas invitados, que han hecho este fonograma como si fuera su propio disco”.
“Nosotros estamos para reverenciar la música cubana sobre todas las cosas”.
Ahora solo quedan algunas grabaciones que se harán de manera online en el caso de Cimafunk, Alain Pérez e Issac Delgado, que se encuentran fuera del país. Comienza entonces un largo y cuidadoso camino de realización de mezclas y masterización, conjuntamente con el trabajo de arte, promoción y divulgación, a lo que se suma la realización de audiovisuales como soporte del material fonográfico. “Esperamos que a fines de año el disco esté listo para que salga al mercado. Este álbum nos abre unas posibilidades tremendas en el escenario de la música bailable”, comenta el Premio Nacional de Música.
Para Joaquín Betancourt proyectos de esta índole enriquecen la música cubana y le dan una longevidad tremenda. “De una forma sencilla y humilde, colaboramos con la difusión de nuestra cultura. Espero que este sea el paso inicial de iniciativas de otros músicos con las sonoridades de esta isla caribeña. Nosotros estamos para reverenciar la música cubana sobre todas las cosas”.