Selección de poemas
23/12/2016
Salmo del Cimarrón
¡Oh, Olofi!
¡Olofi!
No es el toro que brama su desventura:
es el hombre que clama su libertad.
No permitas jamás,
jamás permitas
que me asole de nuevo
el infortunio.
No me dejes vagar
en cañadas y arroyuelos.
¿Es que no soy
conforme a tus estatutos?
¿Soy o no soy
conforme a tu palabra?
¡Oh, Olofi!
No encubras en mí tu verdad
para no errar contra ti.
¿Eres o no eres
débil ante mi amo?
¡Oh, Olofi todopoderoso!
Acuérdate de mi afiliación:
haz de este recinto que hoy me acoge
mi escudo y fortaleza.
Guárdame de la violencia
de mis opresores.
He escapado del amo y de sus deleites
porque engrandece su soberbia sobre mí.
He escapado del amo y de sus deleites
porque oprobio y menosprecio
vierte sobre mí.
Rebeldía
Tiemblo.
De miedo, no.
¡De inmensa ira!
Olofi
¿dónde te ocultas?
¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?
¿Cuándo mostrarás tu poder?
¿Hasta mi postrer aliento
me acompañará
semejante desventura?
No corean ya,
me asedian.
¡Ah, Olofi!
¿De qué sirven éstas lágrimas
imprevisibles que pugnan por salir
y éste
casi ya
lamento incapaz de deshacer
la angustia que me oprime?
Condenado a morir estoy,
mas no en suplicio
sino en contienda brava
contra los que me marginan.
Sin melancólica queja,
con grito ardiente,
soberano,
cual cedro erguido me encontrarán
vestido con tus propias galas
— ¡oh, Rebeldía…!—
Rebeldía.
Palenque
Marchamos en grupo compacto
por un camino
escarpado y difícil,
fuertemente cogidos
de los brazos.
Estamos rodeados por todas partes
de rancheadores
y tenemos que marchar
casi siempre
bajo su fuego.
(Nos unimos
en el Palenque, no para preferir el camino
de la asimilación
sino por una decisión libremente
adoptada:
para guerrear contra los perros
que cercan nuestras mudanzas)
No conozco alegría mayor
que la de sentirte
abrazada a mi brazo
¡Libertad!