El René de Sampling: “La imitación es la tendencia de los aficionados”
Todo el auditorio permanece atento al escenario. En el púlpito, los músicos, un grupo de seis integrantes, solo separados de sus oyentes por un micrófono. Los espectadores permanecen atentos, esperan sentir la música, que toquen y canten. Casi siempre sucede lo mismo cuando Vocal Sampling se presenta ante un auditorio nuevo, las personas aguardan instrumentos, y a pesar de prescindir de aditamentos ellos siempre resultan ser más de lo que esperan.
Se siente el ritmo del compás y el Teatro Nacional vibra. Escuchas las guitarras, las trompetas, las maracas y el bajo, aunque solo los ves a ellos con sus manos vacías. Y la energía, sabrosa sensación impalpable, también estaba ahí, transmitida por ellos y acogida por cada uno de los espectadores.
“René, pianista de formación, desarrolló con su grupo la capacidad de sonar como una orquesta completa, aunque el original sonido provenga de las voces A Capella de los seis integrantes de Vocal Sampling”.
René Baños Pascual, director y vocalista del conjunto, en medio del acto con una risa pícara advierte con ironía: “El guitarrista no vino, así que tendrán que escuchar un solo de boca”. Se coloca al frente del escenario y, efectivamente, se escucha el sonido de la guitarra, pero él solo mueve sus labios. Luego, con la mano izquierda sostiene el micrófono y con la otra, su instrumento de cuerdas imaginario.
René, pianista de formación, desarrolló con su grupo la capacidad de sonar como una orquesta completa, aunque el original sonido provenga de las voces A Capella de los seis integrantes de Vocal Sampling. Con mínima tecnología usan su dicción, sus manos y sus cuerpos para crear un amplio rango de timbres y texturas. Todos los instrumentos —percusión, viento, teclado, bajo, etc.— son reproducidos vocalmente con precisión asombrosa para abordar su variado repertorio de guarachas, boleros, sones, rumbas, salsa, y mucho más.
Hoy es, además, el padre del pequeño Lucas de 5 años (más conocido por los televidentes cubanos como Chamaquili), de Ana Lucía de 1 año y de Carolina, una prometedora pianista de 20 años de edad. No tiene una comida favorita, confiesa que él solo come para vivir, pero si le dan a escoger prefiere las papas fritas y el pescado. Ama el trabajo con los niños, devoción consagrada en su trayectoria como director musical de la Compañía Teatral Infantil La Colmenita desde hace 10 años: “Para mí, el intercambio con los pequeños es un ejercicio de empatía”.
Aparenta unos años menos de los 50 que realmente posee, tal vez esa percepción la ofrece el color negro de sus cabellos y su espíritu. Luce un estilo clásico, con camisa, pantalones de tela, y sobre su cabeza el mismo corte de cabello siempre. Un hombre agradable pero serio, y esta percepción la reafirma Claudia Alvariño, su compañera de vida, cuando admite que en ocasiones su “Coqui” puede resultar inexpresivo, aunque siempre amable y, sobre todo, buen padre.
Lleva en sí un poco de varias regiones de Cuba, no solo por ser un cubano de pura cepa, sino porque tiene ascendencia santiaguera a pesar de nacer en La Habana y habitar los primeros años de su vida en La Isla de la Juventud. Durante su infancia vivió un tiempo de “gitano” en casa de familiares, hasta que sus padres lograron conseguir estabilidad en La Habana, ciudad que lo acoge con orgullo y donde aún reside.
Sin familiares famosos en el mundo del arte, solo una tía, profesora de piano y quien además él identifica como su madre musical por guiarlo a la escuela de música, René Baños Pascual (junto a su grupo) con su disco Cambio de Tiempo, obtuvo tres nominaciones para los Premios Grammy Latinos del año 2002 en las categorías de Mejor Álbum Tropical Contemporáneo, Mejor Ingeniería de Grabación para un álbum y el de Productor del Año.
Su entrañable amigo Tim Cremata, director de La Colmenita lo describe así: “Es incapaz de hablar mal de alguien, imagino que vive en una utopía de bondad absoluta, quizás pretende ser sucesor de Gandhi”. Opinión reforzada en los años de colaboración conjunta de trabajo con los niños, porque René, además de ser un músico exitoso también comparte su talento con los más pequeños.
Desde 1992 Vocal Sampling ha tenido un itinerario de gira realmente cargado. Cada año han estado presentes en los circuitos más importantes World Music y Jazz de Europa, así como de Japón, América del Norte y del Sur. La demanda internacional de su arte los ha llevado a actuar innumerables veces en países de todo el mundo. Desde la sencillez y la amabilidad René ofrece la siguiente entrevista:
¿Cuándo descubriste tu habilidad de producir sonidos semejantes a los instrumentos con la voz?
Fue en 1989, yo tenía 19 años de edad. Cantábamos en el Coro de Cámara de la Escuela de Música, además, cada uno de nosotros estudiaba instrumentos, en mi caso yo tocaba el piano y el vínculo con el coro nos hizo interesarnos. Incluso ya de antes éramos un grupo de amigos, no solo nosotros seis, había más personas que nos presentábamos esporádicamente formando parte de agrupaciones de diferentes formatos: música tradicional cubana, grupos de jazz, orquestas de timba, entre otras.
Al parecer, influyó nuestra mentalidad de instrumentistas, diferente a la mentalidad de quien se está preparando para ser cantante. Imitábamos las funciones, pues conocíamos cómo se manejan los instrumentos en los arreglos.
“La demanda internacional de su arte los ha llevado a actuar innumerables veces en países de todo el mundo”.
Repercutió mucho una gira en Suecia con el coro durante el verano, ahí conocimos muchos conjuntos suecos. Dos de ellos eran grupos pequeños que hacían un trabajo menos coral y más de canto. Luego, uno de esos grupos de seis intérpretes vino a presentarse en Cuba, nosotros estuvimos mucho tiempo con ellos trabajando juntos y lo imitábamos en broma. Eso influyó en que comenzáramos a hacer esto solo para divertirnos, pero sí era muy interesante como músico tratar de buscar los diferentes timbres de las voces y ajustar variadas sonoridades. Que todo se desarrollara a manera de juego fue fundamental para ese descubrimiento.
Primera presentación
Mi mamá era profesora de la Universidad de La Habana de la Facultad de Ciencias Sociales. Los días del maestro, ella siempre organizaba algunas actividades en el Aula Magna, allí o en la casa de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y me pidió que yo organizara algo musical con los muchachos. En dos o tres ocasiones anteriores asistimos con número de jazz, pero ese año, como estábamos incursionando en esto, me preguntó si podíamos participar como lo habíamos hecho otras veces, pero que incluyera algo vocal.
Aquel Día del Maestro se celebró el día 20, no el 22, pero ese mismo 20 de diciembre de 1989 a las seis de la mañana, amaneció la noticia de que EUA había invadido Panamá, entonces el plan cambió. Toda la jornada se enfocó en las emisiones especiales relacionadas con la ocupación. Durante la fecha, normalmente, se entregaban diplomas a profesores destacados de la Universidad, entre ellos estaba el maestro Sergio Aguirre, quien fue un gran educador toda su vida, hermano de la gran escritora Mirta Aguirre. Entonces, a él le tocó decir las palabras del acto, después de eso la parte cultural. Él dijo que no era un día para ninguna celebración, porque los EUA habían invadido a Panamá, era un momento de indignación y de protesta: “Yo veo aquí que hay instrumentos musicales, guitarras, contrabajos, yo no creo que hoy sea un día para estar celebrando”.
En ese momento estábamos ahí esperando nuestro turno. Nosotros dimos la explicación de que nuestra presentación no era para gozar, sino números como un danzón, canciones de la trova de Pablo Milanés y terminamos con las canciones vocales, que nosotros ahí teníamos algunas piezas tradicionales de la música sudafricana. El pueblo sudafricano canta mucho, corea cuando trabaja y cuando protesta.
Al final fue todo un éxito la actividad cultural. El profesor nos felicitó y nos dio las gracias. En ese instante consideramos el 20 de diciembre como la fecha fundacional de grupo, fue la primera vez que actuamos con este proyecto. A partir de ahí lo tomamos más en serio.
Hubo otro momento que también marcó con formalidad la visión del trabajo, aunque yo siempre lo digo: nunca hemos perdido el juego, vernos para ensayar es un “bonche”, aunque sabemos lo que queremos lograr y además, con tanto tiempo hemos ido desarrollando armónica y estéticamente las voces.
La ocasión que mencioné es cuando el profesor Roberto Chorens, fallecido en el año 2020, quien impartía clases de música, en la sesión de Universidad para Todos en el Canal Educativo, nos convocó. Él era profesor de nosotros, tenía un programa en CMBF Radio Nacional Musical que se llamaba Jóvenes Talentos, allí llevaba a los alumnos de la escuela para promocionarlos y estimularlos. En aquella época no era como ahora, que los mismos estudiantes tienen un montón de proyectos y todos salen colocados, si eras estudiante te dedicabas solo a estudiar. Él nos invitó a hacer un programa, creo que fue como en abril del 90, hicimos algunas piezas vocales y nos dijo: “Dentro de dos meses quiero que vengan otra vez, para grabar un programa completo, o sea, deben incrementar el repertorio”.
Nos retó para estimularnos. Pero lo impactante de aquella grabación, en el estudio 1 de Radio Progreso fue cuando nos escuchamos en la cabina luego del “Dale Play”. En ese momento nos dijimos: “Coño, esto suena bien, esto se puede desarrollar seriamente”.
El tercer momento fue cuando tuvimos la primera propuesta de actuar en el festival April Jazz en Finlandia. A los organizadores del evento le llegó nuestro material, un casete grabado con dos canciones al estilo de nosotros, del son cubano, vocal todo. Enseguida nos comunicaron pidiendo que asistiéramos el próximo año. Ahí sí tuvimos un concierto completo, una hora y media con movimiento escénico y baile para enriquecerlo. La invitación, por supuesto, nos obligó a tomárnoslo muy en serio. En el verano de ese mismo año hicimos una gira de dos meses por Europa.
Usted también fue director musical de La Colmena TV ¿cómo describiría esta experiencia?
Realmente esa no fue la primera vez que trabajé con los niños, yo vengo trabajando con los niños de la Colmenita desde hace once años. Nosotros, anteriormente teníamos vínculos con La Colmenita, porque estudiamos juntos a Carlos Alberto (Tin) Cremata en el ISA, igual que el grupo de Teatro Humorístico Sala-Manca de Osvaldo Doimeadiós, o sea, hubo varios proyectos paralelos. Trabajo con niños periódicamente hace diez años, ayudándolos con la música y formándolos, no para que sean músicos, pero sí para que tenga interés y sensibilidad por la música. Siempre hay algunos que se inclinan más, así que van al grupo, tocan los instrumentos, aprenden y se empiezan a desarrollar como instrumentistas, y como cantantes también.
“Yo vengo trabajando con los niños de la Colmenita desde hace once años”.
Trabajar con niños es maravilloso, fíjate:
Poder acompañar a un niño de seis a doce años en sus primeros descubrimientos del mundo y que las primeras cosas importantes para ellos, para su percepción, sean lo que tú eres capaz de enseñarle y a motivarle su propio interés; tener el privilegio de acompañar su evolución tanto física como intelectual es algo que reconforta muchísimo y que, ¡vaya!, es una felicidad poco parecida a cualquier otra, es algo muy especial y enamora.
Una de las mejores experiencias de trabajar con los pequeños es todo lo que aprendes de ellos, que no tienen todas las cosas que ya los adultos comenzamos a tener con la adultez, y entonces empiezas a permearte de eso. Y, además, empiezas a tener mayor cantidad de interés en lo que la otra persona necesita, es un ejercicio de empatía.
¿Le gustaría que sus hijos fueran músicos?
Me gustaría que estuvieran cerca de las artes de alguna manera. Aunque yo no los obligaría a nada, los apoyaría en lo que ellos escogieran. Tengo la suerte de que mi hija Carolina es músico, estudia piano en el Instituto Superior de Arte, aunque ya es una gran pianista clásica y popular también; dedica ocho o nueve horas del día a estudiar su instrumento, la música, los arreglos y las composiciones. Los otros dos uno tiene cinco años y la más pequeña es una bebé. El de cinco años me parece que está un poquito inclinado al histrionismo y a la actuación, actualmente se ha hecho conocido en la televisión nacional por interpretar el personaje de Chamaquili. Pero sí, me gustaría que estuvieran cerca de las artes.
Usted comenzó desde temprana edad innovando con un estilo bastante peculiar y aun así logró desarrollar una fértil trayectoria como músico y director. ¿Qué consejos le daría a los jóvenes que comienzan su carrera musical?
Les aconsejo que lean, que busquen en la música cubana en general o en el género al que se vayan a dedicar. A mí me gusta evitar un enfoque sectario en cuanto a los géneros musicales, pienso que un profesional, de cualquier arte, debe sobrepasar la cuestión del gusto personal. A pesar de tener su gusto definido, que tiene que ver con sus experiencias personales, su trayectoria como joven y niño ese es el gusto de cada cual. Pero un profesional dedicado a un arte debe trabajar para estar capacitado y enfrentar cualquier tipo de tendencia, con enfrentar quiero decir, abordarla.
Por eso yo les recomendaría a los jóvenes que no se dejen sectarizar, que siempre busquen, investiguen y valoren la música, todos sus géneros, todas sus etapas, además, desde el punto de vista histórico. También que conozcan la trayectoria de los diferentes exponentes del estilo musical que siguen, lo que están haciendo en la actualidad y de dónde viene esa inspiración, qué lugar ocupa en la puesta en escena social general, si es música bailable, si es jazz, si es canción pop, de dónde viene y a donde va, qué persigue, porque eso amplia mucho el espectro de imaginación y creatividad y luego, aunque uno no sepa exactamente cómo, eso luego sí te sirve para que sean novedosas tus propuestas, para que no sean imitativas.
Aunque los códigos establecidos también tienen un valor y una función, pero la manera en la que uno los combina, el nivel de novedad y de creatividad con que se fusionan puede dar más o menos un nivel de innovación, incluso puede propiciar la conformación de nuevos patrones, producto de las combinaciones de los preceptos ya existentes.
Recordar siempre que la imitación es la tendencia de los aficionados y la tendencia de los profesionales es la creación. El profesional está más capacitado para crear y para innovar, el aficionado, al tener esa carencia, tiende más a la imitación de los patrones existentes.