Duelen las noticias. Armonía y sacrificio se juntan antes que la tarde del domingo sea historia. Llaman los amigos allende el mar. La patria parece caminar por el filo de un cuchillo. Los colibríes que vienen al balcón han detenido su rumor de alas. Presagia tormenta.
Desde la eternidad José María Heredia nos parece decir: «ay, bajo el filo agudo / del hielo afinador, centella el cielo» y prestos hemos sacado las banderas a la lealtad que tremola.
Es hora de escuchar el silbo. Discernir entre el espanto y la ternura. No borrar la senda del caracol terrestre que nos lleva a la Matria que ahora duele pero que no olvida las lecciones del Maestro, que todo comienza en fuego y termina en alas. Volar en juntadero. Compactos como el escudo carmesí. Breves y tenaces como los sueños que fundan. Así vamos.
“Compactos como el escudo carmesí. Breves y tenaces como los sueños que fundan. Así vamos”.
La patria parece caminar por el filo de un cuchillo. De esta parte la fraternura y la rabia. Del otro lado el odio grande y mezquino.
Así vamos. Manos prestas. Como versos en llamaradas. Corazón en ristre. Como palmas en fila.