Anolan González: “La viola me escogió a mí”
Escribir para viola no fue prioridad de los compositores en el país tiempo atrás y lo poco que se hizo quedó engavetado. Intérpretes del instrumento carecían de piezas para su desempeño y promover un “empujón” en este sentido ha sido el empeño de algunos, entre ellos la violista Anolan González, galardonada con el Premio Cubadisco 2020-2021 en la categoría de Solista concertante, por su disco La viola en Cuba, con la producción de José Antonio Méndez y bajo el sello discográfico Producciones Colibrí.
Mi pasión es continuar con mi propósito de divulgar el repertorio de música clásica y de composiciones contemporáneas cubanas escritas para viola en el país. El instrumento ha sido desatendido en ese sentido, y creo que ha estado dado por no inculcarle a los alumnos el gusto por la música cubana escrita para viola en el país. Por suerte, ahora existen obras para este instrumento muy conocidas y que personalmente me he dedicado a difundir. Ha sido una tarea ardua pero que he logrado para el bien de la viola en Cuba.
¿Siempre fue la viola en tu vida o antes fue el violín, como ha sucedido con otros músicos?
La viola me escogió a mí. Mi familia vivía en Martí, en Matanzas. La captación de niños en la provincia para inaugurar la Escuela de Arte Alfonso Pérez Isaac me abrió las puertas a la música, aunque no sabía qué instrumento elegir. Inicialmente quise piano, porque había visto uno en la Casa de la Cultura, pero no me fue bien en esas pruebas. Entonces, la maestra Inés Hernández le propone a mi madre hacer las pruebas para los instrumentos de arco y en esa cátedra sí aprobé. Luego supe que había obtenido la viola por un escalafón.
“En todo este tiempo en Ars Longa he aprendido la técnica y el estilo de la viola da gamba y la viola barroca con importantes maestros, además de conocer y disfrutar de repertorios hasta entonces desconocidos para mí”.
De los mejores momentos que has tenido en tu vida profesional, ¿cuáles salvas del olvido?
Cada momento en mi vida ha sido especial. Algunos con más fuerza. Por ejemplo, mis inicios en el mundo profesional fueron como primera viola con la Camerata Romeu. Once años en esa formación fueron la suma de experiencia, superación y crecimiento. Agradezco mucho lo que aprendí allí.
Sin dudas, fue maravillosa la invitación personal que me hace el Maestro Claudio Abbado para integrar la prestigiosa Orquesta Juvenil Gustav Mahler, con la cual fui de gira por varios países de Europa. En el 2005 se repite esta misma invitación para integrar la Orquesta Mozart, en el año del 250 aniversario del compositor austriaco, con un periplo de diversas presentaciones en la Ciudad de Bologna, Italia. Además, integrar la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela fue otra experiencia enriquecedora.
A Teresa Paz le agradezco mucho su propuesta para integrar el Conjunto de Música Antigua en el año 2005. En todo este tiempo en Ars Longa he aprendido la técnica y el estilo de la viola da gamba y la viola barroca con importantes maestros, además de conocer y disfrutar de repertorios hasta entonces desconocidos para mí, que definen a Ars Longa.
Puedo mencionar también mi presencia en las orquestas Sinfónica Nacional de Cuba, de Cámara Solistas de La Habana, la Orquesta del Lyceum Mozarteano de La Habana… Además, las clases magistrales recibidas de Tabea Zimerman, Ronald Zollman, Antonello Farulli, entre otros importantes maestros renombrados a nivel internacional.
Sin embargo, la experiencia que ha marcado mi vida es iniciar la carrera de solista defendiendo la obra para viola en Cuba. Lo he hecho con mucho esfuerzo y perseverancia. He tenido satisfacciones grandes como el que importantes compositores compongan para mí, y haber grabado esas obras en el disco La viola en Cuba, premiado ahora en este Cubadisco, en el que se incluyen dos discos: uno dedicado a compositores cubanos contemporáneos y otro con música de Juan Piñera.
Lo que más deseo es que pase la COVID para materializar todos los proyectos que voy gestando en estos tiempos…..
¿Cuáles?
Trabajo en la realización del estreno del concierto para viola que me dedicó el maestro Juan Piñera y es una de las cosas que cuando todo pase, quisiera realizar de inmediato.
Este periodo en casa me ha hecho bien. Lo necesitaba para reflexionar, aprender a cocinar y pensarme otros proyectos, así como estudiar y conocer la obra de otros compositores. Grabé junto a Elisa Blanco la obra “La insistencia de mi memoria”, que me dedicó Jorge Amado en el 2020. He hecho algunos conciertos online que me han solicitado algunas instituciones pero, sobre todo, planificar nuevas ideas.