Acabamos de conocer el Comunicado de la Secretaría de LASA y su Comité de Derechos Humanos y Libertades sobre la “Protección de los Derechos Humanos en Cuba”
Es un pronunciamiento parcializado y desinformado sobre los asuntos internos de Cuba, que quiérase o no, se suma a las campañas en marcha del gobierno norteamericano contra nuestro país.
¿Cómo se puede hablar en nombre de un gran número de miembros de LASA cuando el propio Presidente del Comité encargado del tema expresó que apenas el 20% de los firmantes pertenecen a la Asociación?
¿Dónde están las voces únicas escuchadas en la sala del Mitin de Negocios de la Asamblea General, de académicos cubanos miembros de LASA que se pronunciaron objetando la petición con sólidos y diversos argumentos? ¿Dónde están las voces de los intelectuales cubanos que expresaron públicamente su rechazo a tal exigencia a LASA desvirtuándola de sus propósitos fundacionales? ¿Dónde está nuestra voz, de las y los académicos miembros de LASA para los cuales el pronunciamiento es absolutamente falso y calumnioso sobre la relación de la Revolución con sus académicos, intelectuales y artistas en Cuba? ¿Cómo se puede desconocer de manera tan burda que esta Revolución es hija de la Cultura y de las Ideas? ¿Cómo se puede ignorar que la actual continuidad de la Revolución está fundada en la apertura del más amplio espacio de participación para la fertilización del proyecto socialista que se ha propuesto por amplia mayoría el heroico pueblo cubano y cuya voluntad está plasmada en una nueva Constitución aprobada por ese mismo pueblo?
Durante más de sesenta años el pueblo cubano viene resistiendo una política genocida de bloqueo por parte de las sucesivas administraciones norteamericanas, arreciado por 243 medidas adoptadas sólo entre el 2017 y 2020 durante la Administración Trump, que hasta el momento no han sido modificadas por el nuevo mandato, en medio de una pandemia que ha agravado la crisis global y particularmente la situación de los países subdesarrollados. El Congreso Virtual Lasa 2021 centró su atención en el tema de las desigualdades agravadas por la pandemia mundial.
Tales desigualdades no son resultado de ningún algoritmo predeterminado de las naciones que cargan el peso mayor, son fruto de una historia de saqueos, conquistas, colonización y neocolonización, cuya cima contemporánea la encontramos en la voraz acumulación capitalista, expresión descarnada del egoísmo interminable, que ni en tiempos de pandemia mundial por el SARS-COV-2 cesa de acrecentar el valor de las empresas transnacionales dándole la espalda al destino de los pueblos que sufren la calamidades del injusto orden económico internacional.
Durante más de sesenta años el pueblo cubano viene resistiendo una política genocida de bloqueo por parte de las sucesivas administraciones norteamericanas. Como ha dicho nuestro Presidente de la República y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba compañero Miguel Díaz Canel Bermúdez: “…nos tiraron a matar pero estamos vivos”. A modo de ilustración trataron de impedir con saña la llegada de combustible a la Isla incluido el doméstico para la cocción de alimento. Pretendieron agravar a niveles insospechados las necesidades de la familia cubana, afectar la generación de energía eléctrica y paralizar el transporte. ¿Son estas “las nuevas formas civilizadas de convivencia entre las naciones”? ¿Se aseguran así, violando flagrantemente los principios del derecho internacional, los derechos humanos del pueblo cubano? ¿Es esta la narrativa que nos cuentan los medios de desinformación y descomunicación, según la acertada calificación del marxista argentino Néstor Kohan?
Pero la intolerancia del imperialismo norteamericano ante la voluntad del pueblo cubano de construirse su propio camino de desarrollo por la senda del socialismo no se reduce al bloqueo ni a la mentira. Se han usado y se usan todos los instrumentos de dominación de que dispone el imperio. Un Memorial de la Denuncia se erige en La Habana como testigo de la siembra de muerte, dolor y daño que ha dejado tal uso de la fuerza. Es pública y documentada la vigencia de planes y acciones subversivas contra Cuba, financiadas desde el exterior, hasta el presente. Frente a ello el líder histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro nos enseñó que la Revolución tiene derecho a defenderse. Es tradición desde la Guerra de Liberación Nacional, iniciada con el Asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de 1953, la observancia de la ética como principio rector. El pueblo cubano aprobó en amplia mayoría en el 2019 la nueva Constitución de la República donde ratifica su voluntad de continuar y perfeccionar el sistema político, económico y social socialista en Cuba y el derecho que nos asiste de defenderlo, hasta con la armas en la mano si fuera necesario.
Como señaló el General de Ejército Raúl Castro Ruz, la Revolución cuenta con sólidas instituciones donde trabaja una poderosa intelectualidad revolucionaria, la que aporta día a día al enriquecimiento de un sistema socialista, democrático, justo, participativo y sostenible.
Rechazamos cualquier intento de utilizar el espacio del presente y otros Congresos de LASA-2021, y a la asociación en general, para posicionar conceptos sacados de los manuales de las agencias de inteligencia del gobierno norteamericano con la pretensión de dar cobertura a acciones de provocación contrarrevolucionarias dentro de la lógica del “Golpe Blando”, llevadas a la práctica con agentes intermediarios sin escrúpulos que incitan abiertamente a la violencia y pagan, cual agencias de terror, por los hechos violentos que promueven.
Muchas de las personas captadas para tales propósitos no solo asumen actitudes violatorias de la legalidad del país, provocan a las autoridades buscando en vano una respuesta desproporcionada y ponen precio sobre todo a la transmisión in situ y en tiempo real con órganos convocados previamente justo en tiempo y lugar, cual maquinaria de reloj suizo para cada hecho, asumen conductas éticas violatorias de los símbolos patrios y de las normas de convivencia social y pretenden llamar la atención con falsos ayunos. En la cantera de tales acciones no faltan quienes acumulan una significativa trayectoria de delitos comunes. Para todos, sin excepción, se exigió un pronunciamiento de LASA sobre los derechos humanos en Cuba.
¿En qué aspiran a convertir la Asociación Latinoamericana de Estudios Sociales LASA?
Conservan plena vigencia las palabras de Fidel Castro en respuesta a campañas similares de larga data: “…en Cuba se le ha dado a cada ser humano que nace una real y absoluta igualdad de oportunidades para el más pleno desarrollo físico e intelectual, sin discriminación de sexo o de raza y este beneficio alcanza por igual a todos, sin diferencias entre ricos y pobres, explotadores y explotados, ¿habrá hecho algún país más que nosotros por los derechos humanos?”.
LASA es un foro de intercambio académico que permite la confrontación de resultados de estudios sociales investigativos, desde perspectivas epistemológicas diversas sobre Nuestra América, tal tradición debe preservarse si se desea verdaderamente contar con nuestra participación.
*Académico y profesor, Miembro de LASA.
**Académica y profesora, Miembro de LASA.