Un poema que hable de todo de nada
de cualquier cosa
pide la muchacha que hace contrabando con mi sueño.
Habla despacio con su voz de puta y me crispa el alma.
No defino entre sado tierno o mazo
me dejo caer en su piel con mi carga de palabras
suelto versos que le dibujan los tobillos
suben despacio por las piernas lamen sedientos
para ir a morder sobre una rodilla
pero la poesía no abandona por eso busco la otra
muerdo otra vez
entre quejido y risa hay un reclamo.
Sus muslos invitan con exigencia
la palabra también puede temblar
cuando la humedad desborda
mis labios resbalan por esa
piel empapada.
Para entonces no sé qué es del poema
en un beso la boca se aferra
labio a labio desaparecen las palabras
solo las manos pueden continuar
el camino ascendente de su cuerpo
después de juguetear en el vientre
presionar un poco las costillas para que no
escape
llegan a los senos
que se entregan dispuestos firmes.
Ellos y la humedad le cantan al asesino
este sádico hijo de puta le muerde el vientre
los costados busca algo de perdón en su boca
para ser lanzado otra vez a la entrepierna.
Bendita savia de mujer que
hace patinar mis deseos
Me dejo caer en ella una y otra vez y otra.
Mis dedos van a acariciarle el corazón
desde dentro
su boca escupe mi nombre un gemido
un dame más qué rico cojones
su boca me llama maldice canta
me traga sin compasión
momento de castigar al
asesino
que vuelve para ahogarse vagina adentro
y resucitar después en los ojos radiantes
que le ven retorcerse y gritar.
Porque eso también es la poesía.