Corina Mestre, la palabra y el afán

Madeleine Sautié Rodríguez / Foto: Tomada de Granma
20/12/2016

A la reconocida actriz y pedagoga cubana Co­rina Mestre Vilaboy le fue concedido ayer el Premio Nacional de Enseñanza Artística, al que convoca el Instituto Superior de Arte, para que le sea entregado el 22 de diciembre en acto conmemorativo por el Día del Edu­cador, ocasión en que, además, se celebran los 55 años de la Campaña de Alfabetización, y con ella la proclamación de la Isla como territorio libre de anal­fabetismo.

La noticia trascendió en el Ministerio de Cul­tura a cargo de Elmo Hernández, miembro de la Comisión Permanente de Cultura y Edu­ca­ción de la Uneac y presidente de la Fundación Ludwig de Cuba, y en presencia de Kenelma Carvajal, viceministra de Cultura; y Alexis Seijo, rector de la Universidad de las Artes, entre otras personalidades.

Entre 11 nominados resultó electa la destacada maestra, la cual no fue difícil de elegir, aun cuando las propuestas eran más que decorosas. Así lo refirió Hernández, quien, además, expresó que Corina “encarna el paradigma histórico de la enseñanza de las artes en nuestro país”, a la vez que argumentó su excepcional práctica profesional que funde la de ser una extraordinaria actriz con la dedicación incondicional al ma­gisterio, que ejerce de forma absolutamente voluntaria.

“Corina es la muestra palpable de que ningún trabajo profesional se daña por dedicarse al trabajo, al contrario, son perfectamente compatibles y es considerando ese modelo pedagógico que se ha creado la base de la cultura cubana”, explicó, y remarcó que hoy con ella se está premiando lo mejor de la tradición pedagógica de las artes en nuestro país.

Su labor de más de 20 años en las aulas de teatro, en la formación de nuevos actores, tanto en las escuelas de la capital como en otras del resto del país, el haber logrado que se incluyera el entrenamiento para los actores y la insistencia de planes de estudio con rigor académico, fueron elementos que salieron a flote en las consideraciones emitidas, en las que tampoco faltó el distingo a su tremenda sensibilidad y sentido ético. “Desde to­dos los escenarios nos ha hecho sentir que la vergüenza nos ha hecho ser lo que somos”.

Por su parte, la vicetitular explicó que el proceso de premiación es un modo de reconocer a todos los nominados, y  respecto a la galardonada apuntó  que “su obra tiene que ver fundamentalmente con los artistas que hoy tenemos, pues para que haya un buen profesional tiene que haber un buen maestro”, y consideró el su­ceso como “una deuda que teníamos el Mi­nisterio de Cultura y el Sistema de En­se­ñanza Artística”.

De las cualidades personales de Corina resaltó que “no exige que nadie haga lo que no hace ella primero” y entre los modos que emplea para hacer crecer a las personas que la rodean está el decirles a subordinados, alumnos y jefes lo que les deba decir, en el momento oportuno,  pues la crítica en su opinión ayuda a crecer.

No era posible que en la ceremonia se dejara de mencionar al líder de la Revolución Cubana, creador del Sistema de Enseñanza Artística —e impulsor de esas disciplinas—, no solo por es­tas razones sino porque en días de reciente dolor, cuando miles de voces se alzaron para honrar con la palabra al Comandante en Jefe Fidel Castro, fue la de ella, fidelista empedernida, una de las que más impactó.

Por muchos años, quedará en la memoria del pueblo cubano la enérgica declamación de Corina Mestre en la Plaza de la Revolución para despedir las cenizas de Fidel, que emprenderían su rumbo a Santa Ifigenia. Su voz emocionada, pero no quebradiza, elevó la grandeza del Hé­roe desde la inspiración del Indio Naborí en su Marcha Triunfal del Ejército Rebelde, en encendidas resonancias verbales.

La memoria popular también sabe que la voz de Corina Mestre  interpreta como ninguna el poema Fidel, del argentino Juan Gelman, donde emerge el Caballo —apelativo con que también se le ha denominado al líder cubano— entrando por las puertas anchas de la historia.

Tomado de Granma

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