La Nación habla sin saber. Una argumentación necesaria

Instituto Cubano de la Música
28/12/2020

El pasado domingo 20 de diciembre, el periódico costarricense La Nación publicó un editorial titulado “Protestas y represión en Cuba”, donde se ofrece una versión sesgada e irrespetuosa del trabajo de las agencias de la música cubana. Acerca de ello, desde criterios profesionales probados por una experiencia de muchos años y respaldada por miles de músicos cubanos, ofrecemos nuestros puntos de vista.

Ser músico en Cuba y desarrollar una obra desde y junto a las instituciones culturales es la realidad y el camino de la inmensa mayoría de los artistas cubanos. Cientos de profesionales del medio, jóvenes, mayores, egresados de nuestras escuelas de arte y de formación autodidacta, conviven de manera orgánica en los centros, agencias y empresas de la música y encuentran allí una plataforma perfectible, pero segura para la concreción y circulación de sus propuestas artísticas.

El Instituto Cubano de la Música contribuye a la perpetuación de la música cubana como una de las manifestaciones más representativas de nuestra cultura.
 

Bajo esta perspectiva fueron creados las diferentes instituciones, agencias y el propio Instituto Cubano de la Música, concebidos en primera instancia para atender, representar y proteger a nuestros artistas, y para, a través de sus obras, defender, potenciar y desarrollar los valores estéticos y éticos de nuestra vasta cultura musical y del modelo de sociedad que defendemos.

El respeto por la condición profesional y la responsabilidad de cultivar un arte sincero, comprometido con el proceso revolucionario, de sólida e incuestionable factura, no son parámetros idealizados ni objetivos de última hora de nuestra gestión institucional. Estos son, por el contrario, la consecuencia natural de una gestión gubernamental que concibe el acceso del pueblo al arte y la cultura como un derecho humano fundamental, motivación principal de nuestros trabajadores y de todos aquellos artistas y gestores que hemos decidido, movidos por sentimientos de patriotismo y amor, realizar nuestra obra en Cuba.

Solo desde esa perspectiva puede explicarse el hecho incontrastable de que nuestro país forma sus músicos en academias de alto nivel técnico, para luego ofrecer garantía de empleo a todos sus egresados, así como plena cobertura salarial a las agrupaciones musicales de mayor calidad, con prioridad para aquellas de valor patrimonial, radicadas en todas las provincias del país.

Por eso podemos contar con varias orquestas sinfónicas, numerosas orquestas de cámara, decenas de grupos musicales de muy diversos formatos y estilos, y una red de 132 bandas municipales de concierto, todas ellas bajo el amparo del presupuesto estatal y al servicio de los diferentes sectores de público. Al propio tiempo, están creadas las condiciones para la circulación comercial de aquellas agrupaciones que desean operar bajo esquema de oferta y demanda, muy a pesar de las limitaciones que impone el bloqueo estadounidense a la circulación internacional de nuestra música. Habría que ver si el diario La Nación, que hasta la fecha no ha podido argumentar ninguna de sus ofensas y ha respondido de manera vulgar a la contundente réplica de nuestro embajador, dispondrá de los testimonios de rigor para negar estos datos, a los cuales se suma la voluntad política demostrada por el gobierno cubano durante los meses de enfrentamiento a la Covid-19, circunstancia en la cual no ha quedado en Cuba un solo músico profesional sin protección salarial, justo cuando las exigencias del distanciamiento físico han limitado considerablemente su relación con los espectadores.

En tal sentido, la Agencia Cubana de Rap, fundada en 2002 a solicitud de jóvenes artistas del género nucleados en torno a la Asociación Hermanos Saíz, ha ofrecido espacio a decenas de músicos pertenecientes al género urbano residentes en la capital, y ha propiciado en paralelo la profesionalización de numerosas agrupaciones radicadas en casi todas las provincias del país. Actualmente más de ciento veinte artistas componen el catálogo de la Agencia Cubana de Rap y han sido reconocidos como profesionales del género no solo por la institución o el público, sino por varios fundadores del movimiento de rap en Cuba y por la comunidad musicológica.

El resultado de esta vocación promocional resulta indiscutible, ya que se expresa en numerosos premios Cubadisco y en una extensa producción fonográfica que avala la solidez del movimiento, rectorado por la misma Agencia que La Nación se atreve a denostar sin trascender las matrices de opinión y los lugares comunes acuñados por los grandes medios, como parte de la guerra cultural que se nos hace. 

A todo esto habría que agregar que no son directamente nuestras agencias quienes, de forma burocrática, confieren la condición de artistas profesionales a los raperos cubanos y a los músicos en general, sino que esta condición resulta del trabajo de los propios artistas del género, quienes conforman jurados que audicionan y avalan a las nuevas agrupaciones, a partir de criterios rigurosamente estéticos y sin condicionamiento político alguno.

Como representantes del sistema institucional de la cultura y como garantes de una comunidad de músicos que nos reconoce y respalda cotidianamente, rechazamos esta burda maniobra del diario La Nación y ratificamos nuestro orgullo de representar a los cultores del rap cubano, dignos exponentes de nuestro pueblo y actores imprescindibles de esta batalla por la construcción y defensa de la cultura cubana.