Sentir Bolivariano

Adán Chávez Frías
23/10/2017

Los resultados del 15 de octubre enviaron un nítido mensaje al mundo: la mayoría del pueblo venezolano quiere paz, independencia, soberanía y democracia. Con una participación superior al 60%, el electorado  votó en contra de la injerencia imperialista y la violencia.

La “junta directiva autoproclamada” de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) conformada por los partidos Voluntad Popular  (VP),  Primero Justicia (PJ) y Acción Democrática (AD), fue la gran derrotada, así como sus cabezas visibles Leopoldo López,  Julio Borges  y Henry Ramos Allup.

Ojalá, como resultado de lo anterior, emerja un nuevo liderazgo opositor serio que respete la Constitución, la diversidad de criterios, el diálogo; que no negocie la independencia y la soberanía de la Patria con sus amos imperiales y que renuncie a métodos violentos y fratricidas en sus intentos de gobernar.

Para las fuerzas de la Revolución, la histórica y contundente victoria popular no significó solamente un triunfo  electoral del chavismo y los partidos aliados, significó, fundamentalmente, un nuevo voto de confianza de nuestro heroico y sabio pueblo a la gestión del Gobierno Bolivariano.


Marchas del pueblo a favor de la Revolución bolivariana. Foto: Telesur

El rechazo a la violencia, a la posibilidad real de una guerra civil inducida por el odio fascista, se impuso el pasado 15 de octubre. A pesar de las duras consecuencias de la actual situación  económica, nuestro pueblo patriota votó por la garantía de estabilidad política y social, por la real opción de avanzar en un modelo económico que supere el rentismo petrolero y apueste a una economía productiva y diversificada.  Votó por la continuidad de los programas sociales de la Revolución Bolivariana;  votó por el programa de alimentación con los CLAP, por las misiones para los sectores más desprotegidos, por el aumento decretado para  los jubilados y pensionados, por el aumento salarial y la protección del empleo.

El electorado castigó duramente a todos los que promovieron el intervencionismo.  No olvidemos que unos días antes de las elecciones, la embajada de Estados Unidos en Venezuela llamó a participar masivamente “para defender la democracia”.  El pueblo entendió bien el mensaje y propinó una fuerte estocada a la ultraderecha proimperialista y antipatriota.

Los revolucionarios no debemos dejarnos embriagar por las mieles del triunfo y responsablemente también tenemos que  hacer una lectura profunda de esta nueva victoria. Es imposible en un solo artículo abordar este análisis a fondo, pero adelanto algunas ideas. El momento histórico de superar la etapa electoral del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha llegado. El Comandante Eterno Hugo Chávez, siempre señaló la imperiosa necesidad de convertir la poderosa maquinaria electoral chavista en un partido de vanguardia, que pueda conducir a la  Revolución Bolivariana a una victoria definitiva sobre  los enemigos de la Patria, la guerra económica, la ineficiencia y la corrupción.

Debemos ver con humildad esta renovación de la confianza de nuestro pueblo.  Es imperioso seguir fortaleciendo la capacidad de dirección del PSUV y del Gran Polo Patriótico, para lograr la definitiva organización del pueblo, a fin de derrotar la inflación  y los demás flagelos que nos amenazan como sociedad.

El elemento teórico es esencial y, hoy más que nunca, la formación política de los cuadros, de las comunidades organizadas, de los colectivos, es prioritaria; teniendo como fundamento la herencia ideológica del Comandante Chávez. Nutriéndonos en el legado de nuestro líder histórico, debemos seguir revisando y adaptando nuestro  discurso, nuestros conceptos, ideas y estrategias a los retos que hoy enfrentamos, a la nueva realidad post-electoral en la que nos encontramos. Solo de esta manera podemos garantizar  la continuidad de nuestro proceso revolucionario de liberación nacional, ante los ataques  brutales del imperialismo estadounidense y sus aliados europeos, que seguramente van a arreciar tras el éxito electoral del chavismo.

Otra necesidad imperiosa, hoy más que nunca, es el fortalecimiento de la unidad y la disciplina revolucionaria y, algo muy importante, combatir cualquier desviación de principios como el oportunismo, el sectarismo, el clientelismo, el derroche de todo tipo; antivalores inoculados desde hace tanto tiempo por el capitalismo.

Hay que avanzar en una dinámica revolucionaria constructiva, creativa, de liberación. Y también, como tarea permanente, seguir profundizando en el alma colectiva y en la práctica cotidiana, con un propósito superior: la encarnación definitiva del poder popular, el despliegue de toda su fuerza liberadora, para darle sentido pleno y destino irreversible a la Revolución Bolivariana.

Como lo ha anunciado el presidente obrero Nicolás Maduro, el tercer paso del camino constituyente es un nuevo triunfo  en las elecciones municipales, cuya fecha debe definirse próximamente. Y estamos seguros de obtenerlo. Estas victorias deben permitirnos avanzar en el proyecto revolucionario que la mayoría de este pueblo ha escogido, el de la Revolución Bolivariana, Chavista, Socialista y Antiimperialista.

Compatriotas, una vez más nuestro pueblo ha demostrado su estirpe patriótica y heroica. Venezuela se ha convertido en la mayor pesadilla de la ultraderecha mundial, a la vez que se erige como la principal alternativa de democracia participativa, protagónica, socialista y humanista frente al capitalismo salvaje. Somos ejemplo para los pueblos del mundo que aman la paz, la independencia y la justicia social. Integramos un empeño  colectivo que libra, en esta nueva época, la misma gesta emancipadora que iniciaron nuestros padres libertadores. Por nuestro pueblo, por Bolívar y Chávez, con Maduro, Venceremos.