De Juan Padrón, uno de los mitos de nuestra cinematografía y de toda la cultura cubana, se cumple este 24 de marzo el primer aniversario de, como reza la retórica de los obituarios, su desaparición física. En su caso, como todos sabemos, esa frase al uso no es gratuita ni un homenaje lacrimógeno, pues su vida como creador sigue palpitando en las pantallas de cines y televisores, en libros y revistas, y sobre todo en la imaginación y los sentimientos de varias generaciones de sus compatriotas, como diría Elpidio, que de padres a hijos, de abuelos a nietos, reconocen su legado imperecedero.
Este breve dosier presentado por La Jiribilla incluye a varios amigos que se desdoblan en cómplices como Hugo Luis Sánchez, colegas como Arturo Sotto, estudiosos como Laidi Fernández de Juan, o adictos de siempre como Norberto Codina. Todos unidos por el afecto y la declarada admiración al magnífico historietista, dibujante, realizador cinematográfico y eterno contador de historias. Y parodiando la broma que le gastara alguna vez su antiguo compinche Silvio Rodríguez, avistándole desde un taxi en pleno corazón de Madrid, gritar con él: “¡Viva Juan Padrón! ¡Viva Cuba libre!”