Palabras de inauguración del “Taller Internacional Miradas nuestramericanas en los actuales desafíos de la población latina en EE.UU.”
19/11/2020
Cuando se pensaba y se daban los primeros pasos en la preparación del “Taller Internacional Miradas nuestramericanas en los actuales desafíos de la población latina en EE.UU”, vivíamos bajo las nefastas consecuencias de la administración de Donald Trump, particular versión en el imperio del norte, al decir de Martí y Fidel, de lo más decadente, pero también peligroso del capitalismo en su principal exponente y gendarme mundial, que no se detiene ante otros muros que los que ellos mismos pretenden levantar para intentar frenar migraciones, violando derechos humanos elementales, a la vez que exacerba falsos patriotismos y chovinismos que recuerdan los inicios fundacionales de la nación estadounidense, anglosajona, blanca y protestante. La misma nación que al paso de los años se convirtió en multiétnica, con un arcoíris y multiplicidad de religiones y creencias.
Sabíamos que para el momento en que realizáramos el taller, se habrían producido las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, cuyo desenlace podría modificar la presencia y proyección partidista en la Casa Blanca, pero no la esencia del sistema hegemónico que representan.
Aunque no ha terminado el ir y venir del proceso electoral y de toda la versión mediática que lo caracteriza, pareciera que tendremos una nueva administración —que podría retomar algunos de los caminos recorridos por el presidente Obama— más neoliberal y menos neofascista que la actual, en un país profundamente dividido en el plano político, donde la participación de los votantes en las elecciones, las cifras obtenidas por cada contrincante y el surgimiento de otras fuerzas políticas así lo indican, en medio de un complejo escenario económico, político y social e, incluso, epidemiológico nacional e internacional.
Sin embargo, no podíamos avizorar que el mundo recordaría el año 2020 como aquel en que el tiempo casi se paralizó producto de una pandemia, que puso en jaque los sistemas de salud, las economías y la movilidad de las poblaciones, por solo citar los ejemplos más visibles de un impacto sin precedentes en las últimas décadas.
Lamentablemente, los latinos en los Estados Unidos también han sido severamente afectados por la pandemia de la COVID-19, junto a otros sectores de esa estratificada sociedad.
La población de origen latino en ese país está presente en los dos procesos que he reseñado. Prácticamente el 50% de los latinos —que ya sobrepasan los 60 000 000— tenían derecho al voto, y un por ciento significativo lo ejerció, fundamentalmente los nacidos en ese país. Los que podían y decidieron hacer uso de este derecho se movieron entre demócratas y republicanos, inclinando la balanza a favor de uno u otro candidato.
En busca de posibles explicaciones, debemos penetrar en complejos procesos políticos, económicos e incluso psicológicos y mediáticos. Contrario a lo que en más de una oportunidad se pretende presentar como voto latino, uniforme y monolítico, la realidad demuestra que no es así. Son de origen latino, sí, pero de múltiples naciones, culturas y creencias; cuya visibilidad en el lugar donde se asientan es demográfica, social, incluso cada vez más cultural, pero lejos de estar empoderados desde la economía y la política. Personas de origen mexicano, puertorriqueño, dominicano, cubano, centro y sur americano conforman la presencia latina. Muchos matices se introducen y diversidades afloran en la vida real cuando se considera el mosaico que conforman los 30 000 000 que son ciudadanos estadounidenses y, de otra parte, los 11 o 12 000 000 de indocumentados y los millones de residentes que aspiran y pugnan por la ciudadanía. A estos grupos se une en años recientes la experiencia, no pocas veces traumática, de los caravanistas, los que no cesan en el empeño por alcanzar el supuesto sueño americano, desafiando muros, epidemias y las trumpadas más inhumanas. Así de compleja y heterogénea es la realidad de los latinos en los Estados Unidos, las elecciones han sido un escenario más donde se ha demostrado.
El encuentro que hoy iniciamos, versa sobre las diversas miradas que desde las artes, las letras, las ciencias sociales y las humanidades construyen los actores sociales latinos en esa sociedad. A la luz de los nuevos acontecimientos, reflexionar desde la perspectiva de esa población como sujeto social inmerso en procesos que, de una u otra forma significan lucha emancipadora y de resistencia cultural ante la discriminación y el racismo imperante. Nuestra propuesta transita por compartir experiencias que constituyen rupturas en el establishment estadounidense, visibilizar las alternativas que emergen desde disímiles espacios, los movimientos sociales y las expresiones artísticas, entre otras.
Las consecuencias de la crisis mundial que atravesamos sobre la creación artística y la cultura en general ha sido muy diversa y pareciera que hasta contradictoria. Sin dudas, la cultura presencial que por siglos es parte constitutiva del propio desarrollo y disfrute del arte se ha visto trastocada de forma repentina. Muchos artistas han tenido que posponer proyectos y sueños pero, al mismo tiempo, se han sabido aprovechar las ventajas que acompañan a las nuevas tecnologías para dar continuidad e incluso generar otras formas de comunicación con los públicos. La academia, por su parte, si bien desde hacia algún tiempo se servía de las indiscutibles ventajas de las tecnologías en materia de comunicación, hoy también protagoniza nuevas acciones. En este escenario la Casa de las Américas, avanza construyendo experiencias renovadoras para nuestro quehacer.
El espacio que hoy se abre, y que se extenderá hasta el día 18, dará cabida a más de veinte presentaciones de colegas latinos de origen mexicano, argentino, ecuatoriano, cubano, venezolano, chileno y colombiano.
El programa ya es conocido, por lo que no me referiré en detalle. Como ya es costumbre, contamos con una excelente imagen del taller, a cargo en esta oportunidad de la diseñadora Lyly Díaz. También tendremos la exposición de fotografía y el cartel Transfronterizos / Transborders, curada por la joven y excelente profesional Nahela Hechavarría, a quien considero integrante de nuestro programa.
Debemos agradecer a todos los ponentes por su apoyo, colaboración y decisión de acompañarnos, ahora en esta nueva forma de trabajo. En particular quiero agradecer la deferencia a este evento de Guillermo Gómez Peña y la Pocha Nostra y al grupo de Rock del Este de los Ángeles, Quetzal.
También, y como siempre, hemos contado con el apoyo y la participación sin límites de tiempo de los departamentos y direcciones de nuestra institución, muchas gracias a todos. Un reconocimiento especial a quien es la fuerza y alma del programa, la socióloga y brillante profesional Ana Niria Albo Díaz, que pertenece a los jóvenes que ya son presente y seguridad del futuro de Casa de las Américas.
La conferencia inaugural está a cargo de Luis Valdez, intelectual muy ligado a la Casa, considerado como el padre del teatro chicano en los Estados Unidos, pionero del Movimiento Chicano al ampliar su ámbito hacia el teatro y las artes de la comunidad chicana. Aún recordamos su presencia en el 2010 al recibir El Gallo de La Habana que otorga la Casa de las Américas. Gracias Luis por tu siempre decidido apoyo.
Por más de una década, desde el Programa Latinos en Estados Unidos, trabajamos para aportar a la construcción de un espacio de pensamiento y acción, con la presencia de amigos y colaboradores de origen latinoamericano y caribeño y la perspectiva de fomentar alternativas frente al discrimen y la hegemonía supremacista blanca en los Estados Unidos, mediante una mirada desde los orígenes de esas poblaciones.
Seguiremos pedaleando, en palabras del fundador del Programa de Estudios sobre Latinos en los Estados Unidos, Roberto Fernández Retamar, gracias Roberto.
Muchas gracias.