Estas palabras a estas alturas
23/10/2020
Para Fayad, hermano.
Sobre la niebla poderosa de mi país te escribo
a veinte mil pies sobre el nivel de tus pies
suspendido como un loco entre el cielo y la tierra,
ahora atravesando una tormenta tropical,
una bruma que envuelve por minutos al Iliushin.
Pero dejemos eso mejor para decirte
estas palabras a estas alturas, Fayad
aquí, al reverso de tus letras, en el fondo
de tu libro;
donde relinchan y cruzan las yeguas de tu infancia,
las miserias y las lágrimas de entonces
y desde donde ves los soles violentos
de la Revolución que compartimos y nos reparte
por esa superficie azulosa que se extiende
allá abajo,
por esos rectángulos que resultan ser granjas,
por esas líneas amarillas que vienen a ser
las carreteras del país
y por esas sombras, que no dudo sean las guásimas
que he visto en tus poemas.
Por sobre soles marchitos y sobre todo
sobre lágrimas angustias ruinas
de nuestro pasado peor.
Sobre mentiras y despojos
y sobre aquel tiempo del que no quiero
ni acordarme, Fayad.
Yo quería quiero querré siempre
levantar esta mano de hermano mayor
para saludar mientras pasan a tus sueños
más viejos
y a tus nuevas visiones
Yeguas guásimas candiles güijes calles
verjas infancias tierras lámparas
canten y relinchen y alumbren
esta soledad de los veinte mil pies de altura
sobre la tierra azulosa que nos hizo crecer
y sobre la que fundamos un tiempo abierto y claro,
como ese que se acerca aquí y ahora, iluminando
el avión y las nubes.
18 de julio, 1973, sobre Oriente.