Podemos (y debemos) continuar afianzados, activos

Laidi Fernández de Juan
19/10/2020

Mucho se ha trabajado en el terreno artístico durante estos meses de confinamiento. La loable proyección cooperativa de laborantes culturales ha hecho posible enfrentar carencias de todo tipo, sobre todo a nivel espiritual. Como sucede en momentos críticos, se han unido poetas, cantores, realizadores audiovisuales, fotógrafos, humoristas, comunicadores y periodistas, para brindar esperanzas. Además de mensajes de aliento que enaltezcan nuestro habitual (aunque a veces dormido) espíritu solidario para con nosotros mismos, hay un hecho fundamental: el entretenimiento. Que debe ser pensado, inteligente, transmisor de buenas ideas, elaborado desde el pensamiento y no desde la banalidad, sin perder de vista que no deja de ser un espectáculo cuyo propósito inmediato es el de divertir. Con ello, se pretende alejar la negativa concepción que, lógicamente, emana de los informes estadísticos en términos de nuestra vulnerabilidad ante la muerte.

 “Como sucede en momentos críticos, se han unido poetas, cantores, realizadores audiovisuales, fotógrafos, humoristas, comunicadores y periodistas, para brindar esperanzas”.
 

Una de las formas de lidiar con la llamada “infodemia”, ese exceso de información, muchas veces sin fundamento científico, y a ratos con propósitos malsanos, es el trabajo compartido (multiplicado) con artistas de variada índole. Quizás el mejor ejemplo, aunque no el único, sea el material audiovisual logrado gracias al talento del Club del Poste (cuyos artífices principales, Ricardo Riverón, Yamil Díaz y Mederos, han construido un verdadero monumento al ingenio, la improvisación, y nuestro sentido del choteo); la excelente interpretación de los textos por parte de actores de reconocido vuelo (Osvaldo Doimeadiós, Fernando Hechavarría, Enrique Bueno, entre otros muchos); con un refinado sostén musical. En dicho ejemplo, recibimos de golpe todo un compendio de buen gusto. Sin melodramas, sin propósito efectista, y con mucho amor, el mensaje se agradece al ser emitido con toda la solidaridad que el momento exige.

 “Quizás el mejor ejemplo, aunque no el único, sea el material audiovisual logrado gracias al talento del Club del Poste”. Fotograma del videoclip Quererse de lejos.
 

Propuestas como estas deben perpetuarse. No solo en situaciones límites, sino como práctica sistematizada. Si afrontamos el escenario del distanciamiento físico para mucho tiempo más del que ya llevamos, como sugiere la Organización Mundial de la Salud, se hace perentorio mantenernos al día culturalmente. En el caso nuestro, de Cuba, con las limitaciones que conocemos, y que entorpecen el conocimiento de la industria cultural en todas sus manifestaciones, interactuar con artistas de la Isla es una forma de permanecer activos en el mundo de la cultura. Esto podría extenderse a los eventos que han tenido que posponerse. Imaginemos un Festival del Humor Aquelarre virtual, o los homenajes a consagrados que ya no viven, o los intercambios de criterios alrededor de un concepto que puede ser la violencia de género, la literatura para niños y jóvenes, o la gestión empresarial en la industria del libro. Menciono solo algunos casos en los cuales, soporte digital mediante, podríamos no apantanarnos en materia de cultura. Es sabido que con la inercia, con el tiempo, y con la forzada inactividad, se corre el riesgo de perder iniciativas, de soslayar hábitos que costaron mucho esfuerzo y muchas jornadas de trabajo para instaurarse.

Fotograma del videoclip Quererse de lejos.
 

El tiempo de la era digital ya está aquí, incluso para nosotros, formados bajo otros preceptos. Tendremos que apresurarnos, y adoptar las nuevas modalidades de soporte. Empecemos pues, desde casa. Los artistas de la Isla, a través de intercambios (ya sea en videoclips, en sugerencias de lecturas argumentadas, en audiolibros, en exposiciones de carteles, de pintura académica, de grabados, y en filmaciones de danza, de teatro, de conciertos en línea) podemos (y debemos) continuar afianzados, activos.