“El hombre debe tener un cierto espíritu”

Fernando León Jacomino
20/6/2019
Fotos: Juan Carlos Borjas/ Cubarte
 

Dos grandes obsesiones animan el libro que me honro en presentar hoy, en nombre del Ministerio de Cultura de Cuba: el compromiso ineludible de un líder con su pueblo y el desvelo por alcanzar para su país cotas de desarrollo económico, social y espiritual sin precedentes, compatibles con la protección del medio ambiente. Al mismo tiempo, estos dos pilares descansan sobre una base común que les otorga sentido, en relación directa con los problemas de la existencia cotidiana. Me refiero al papel del cuadro en la construcción de la prosperidad del pueblo, y el papel que en este empeño debe jugar la ética y su proyección hacia todos los ámbitos, incluida la activación de reservas morales que contribuyan a alcanzar objetivos económicos, sociales y políticos. Si existe en este libro una plataforma general sobre la cual se elevan cada una de las historias narradas, esa base es la ética y su papel en la construcción de nuevos paradigmas para la existencia humana.

Zhejiang, provincia costera del este de China, constituye el escenario de los eventos que se describen, fechados entre los años 2000 y 2007, época y lugar en los cuales Xi Jinping fungiera como Secretario General del Partido Comunista Chino y alcanzara notoriedad, entre otras labores, por su lucha contra la corrupción gubernamental.

Ingeniero químico y Doctor en Teoría Marxista y Educación Ideológica, el autor y actual Secretario General del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República Popular China, proyecta sus vivencias mediante breves viñetas de abierta intención pedagógica y lenguaje transparente y sencillo: “En la construcción de la civilización espiritual —nos dice—, y en especial en la construcción ideológica y moral, debemos adoptar métodos visibles y tangibles para crear medios efectivos que sean capaces de transmitir las ideas de forma vívida, sean fáciles de aprehender y consigan penetrar en el corazón e influir imperceptiblemente en las personas”.

De ahí que la sustancia aglutinante del libro sea la construcción de un modelo espiritual de nación que sustente el desarrollo material, en franca armonía con la naturaleza y en correspondencia con las necesidades del pueblo, en especial su calidad de vida y su sentido de pertenencia para con el proyecto, independientemente de la forma de producción y el espacio geográfico que cada persona escoja para aportar al mismo.

Por otra parte, los textos antologados dan fe de la utilidad de los medios masivos de comunicación (especialmente la prensa plana), para transmitir ideas esenciales para la comprensión y asimilación, a todos los niveles de la sociedad, de las claves políticas de cada coyuntura histórica, con el valor agregado de que tales escritos, publicados en el diario provincial de Zhejiang entre febrero de 2003 y marzo de 2007, resultan de un potente ejercicio intelectual que transitó en paralelo con los menesteres de la gestión partidista y el enfrentamiento a problemas de la mayor complejidad y sensibilidad. Esa capacidad para pensar la realidad al propio tiempo en que se la vive y construye, nos recuerda a Fidel y su pericia para tejer la urdimbre espiritual de un día a día preñado de carencias, pero fecundo en alcance simbólico y proyección moral.

Pero hay, bien leídas las 232 viñetas que integran este libro, más de un punto de contacto entre la agreste topografía de Zhejiang y el reverberante acontecer de la Isla. Hay, por ejemplo, esa ansiedad mutua por aprovechar al máximo las potencialidades de nuestros respectivos recursos humanos y construir proyectos de vida tan sustentables como deseados, especialmente por las más jóvenes generaciones. Hay también la común necesidad de entender la cultura, y los bienes y servicios que la distinguen, como fuerza motriz del desarrollo económico y reservorio de identidad y deleite para el visitante atónito, ese que entre tantos entornos y en contra de toda lógica mediática, nos ha escogido como destino: “A medida que se ha desarrollado la economía y se ha elevado el nivel de vida del pueblo —escribe Xi Jinping—, el turismo paisajístico ha dejado de satisfacer la demanda de las personas. El deseo por un turismo novedoso, sorprendente, cultural y de ocio nos exige seguir fomentando más y mejores productos turísticos”.

 

Otro aspecto relevante de Nuevos pensamientos sobre el desarrollo de Zhejiang, cuyo título original en castellano es Zhejiang, China: una nueva visión sobre el desarrollo, lo constituye la cultura de base del autor y su capacidad para explicar los problemas más complejos desde el legado poético, filosófico, ancestral de la cultura china. Por eso la ecología se maneja en términos de no procurar “cordilleras de oro y plata” a costa de “aguas cristalinas y verdes montañas”; la autoridad del dirigente se remonta a las Analectas de Confucio para recordarnos que: “Quien es recto, dirige sin ordenar, y quien no es recto ordena y no dirige”; la corrupción y su piedra de toque, la fragilidad del carácter, nos llega a través de un apotegma de Fan Ye, historiador del siglo quinto que reza: “Un dique puede venirse abajo destruido por las hormigas”; y el cambio de perspectiva, tan necesario a veces en la construcción de sociedades opuestas al modelo neoliberal hegemónico, se maneja en términos de “vaciar la jaula y cambiar el pájaro”; entre otras no menos rutilantes construcciones de sentido.

No hay, sin embargo, un pasaje del libro que me permita evocar más claramente a Fidel y a Raúl que aquel donde Xi Jinping describe al cuadro ideal, imprescindible para la construcción del socialismo, como “aquel que posee una visión aguda, comprende la evolución de las cosas desde sus primeros indicios, actúa antes de que ocurran o se agraven los problemas, toma precauciones ante posibles desastres, neutraliza las crisis antes de que ocurran, trabaja en forma sistemática, armoniza las distintas opiniones con diplomacia, sabe adaptarse y afrontan los problemas graves con comodidad”.

Azotada por tifones de gran intensidad y empeñada, como toda China, en un desarrollo autónomo que no podría siquiera imaginarse sin soberanía nacional y libre determinación del pueblo, Zhejiang nos llega, a través de la prosa rotunda y precisa de Xi Jinping, para ofrecernos una lección de tenacidad y rigor que se conecta de varios modos con el escenario geopolítico actual y nos ofrece valiosas claves para comprender el mosaico global del que formamos parte.

Finalmente, quisiera agradecer a los funcionarios de la Embajada de China en Cuba, a los trabajadores y directivos del Instituto Cubano del Libro y a los especialistas de la Editorial en Leguas Extranjeras, la Editorial del Pueblo de Zhejiang, ambas de China, y a la Editorial Nuevo Milenio, de Cuba, instituciones que han hecho posible la edición, impresión y distribución de este valioso libro. A ustedes, futuros lectores de estos Nuevos pensamientos sobre el desarrollo de Zhejiang, solo me resta augurarles una lectura amena e instructiva y agradecerles la gentileza de habernos acompañado en la mañana de hoy.

A todos, muchas gracias.

 

Notas:
[i] Texto leído en la presentación oficial del libro en La Habana, convocada por la Embajada de China en Cuba y el Instituto Cubano del Libro y presidida por Jia Yulin, inspector jefe de la Oficina de Inspección y Supervisión Disciplinaria de la Comisión Central de Control Disciplinario y la Comisión Nacional de Supervisión en el Departamento de Publicidad del Comité Central del Partido Comunista de China; Víctor Gaute López, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba; Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura de Cuba y Chen Xi, embajador de China en La Habana. Lunes 17 de junio de 2019. Salón 1930, Hotel Nacional de Cuba.
 

“Cualquier economía depende del apoyo de la cultura”
Xi-Jinping