Una lectura del cuerpo: soberanía visual, el ojo absorto y genitales femeninos
25/4/2019
celebrada en el Teatro del Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes.
Foto: Alain Cabrera Fernández
Un evento de la magnitud de la Bienal de La Habana se ha concebido sobre la base de pensarse a sí mismo. Esa ha sido una de las premisas fundamentales a lo largo de sus ediciones. En cada uno de los encuentros, los curadores miembros del Comité Organizador han gestado una plataforma teórica que ha posibilitado que el evento se instaure como uno de los más reconocidos en el planteamiento conceptual, el perfil de los artistas invitados y la participación de gestores que contribuyen todos a un enriquecimiento del arte y su vínculo con el espacio circundante: la ciudad. Todo ello ha tributado la emisión de criterios como el de Rafal Niemojewski, quien sostiene: “Fue la Bienal de La Habana la que estableció la bienal contemporánea como una plataforma para la crítica de esa misma modernidad.”[1]
Con el objetivo de seguir trazando esas coordenadas críticas, analíticas y valorativas sobre el arte y sus derroteros actuales, la edición actual del evento se concibió sobre la base de un lema central: La construcción de lo posible, como eslogan que articula la diversidad de propuestas y el arte contemporáneo en su afán de eterna renovación, perenne construcción y su propósito de obtener aquello que parecía imposible y termina siendo la obra de arte en sí misma.
Acompañar ese trazado conceptual requiere que el evento incluya en sus jornadas la realización de un evento teórico que logre discursar sobre nuevas perspectivas en el arte y la significación que alcanzan los presupuestos artísticos en la sociedad actual. Los que asistimos al segundo de los encuentros, comprobamos la pertinencia de atraer a intelectuales, profesores e investigadores a que ofrezcan sus criterios sobre estos temas.
Dentro del concepto que persigue esta jornada teórica se perfila La dimensión social del arte en la construcción de modelos alternativos al discurso cultural hegemónico como patrón integrador. La propuesta del profesor e investigador colombiano Carlos Jáuregui articula la tríada que se establece entre los genitales, el arte y la soberanía del ojo. Con este tema, el conferencista atrapó la atención de los asistentes, quienes nos quedamos con las ganas de seguir conociendo los resultados de su investigación sobre el tema.
“Nuestra modernidad occidental es empecinadamente oclucéntrica. El entendimiento mismo del mundo ha sido identificado con la retina. Ver para creer parece ser el lema que define la inteligibilidad y la comprensión. No es casual que dígamos: ¡Ya veo!, o ¡Ves!, cuando entendemos algo”.
Para el investigador, la lectura del cuerpo involucra varios sentidos, aunque es predominantemente visual. Las apreciaciones que hacemos de las cosas están históricamente determinadas por una lectura parcial y fragmentaria del cuerpo. En este acercamiento, Jáuregui se concentra en la perspectiva sobre la cual se ha prefijado la lectura del cuerpo femenino desde una mirada androcéntrica, donde se reduce el cuerpo de mujer a sus genitales.
Este planteamiento analiza el régimen gineco-escópico:
el cual estableció las reglas y los códigos de codificación del cuerpo femenino como un cuerpo genital visible y reducido a la vagina y el útero. Los tres ejes que configuran este régimen son: troceado sinecdóquico, derivado de una mirada que segmenta, que hace cortes visuales, tanto anatómicos como estéticos del cuerpo; y la ultravisibilidad, donde los cuerpos genitales son sobrexpuestos y entran a la mirada de la cultura moderna no como agentes o sujetos, sino como códigos hipervisibles, se manifiesta en la exploración, exhibición y la ubicua representación y presencia de los genitales femeninos en la cultura contemporánea; la paradójica ocultación, se aprecia una sobrexposición y después una ocultación de las disímiles formas de violencia simbólica, histórica y material, que hicieron y hacen posible este orden del régimen.
En su disertación, Jáuregui ejemplifica cada uno de estos criterios con obras que muestran los postulados de la teoría. Su acercamiento a este tema confirma la relevancia que obtienen los discursos sobre el cuerpo en la contemporaneidad. Con la participación de este reconocido ensayista se sostiene en alto grado el interés teórico por abordar, desde nuevas perspectivas, el arte, un tema que siempre podrá situarse como focalizador de las miradas soberanas.