Gastón Joya en concierto: sentir el calor de nuestro pueblo
22/1/2019
Al escuchar su nombre, los que ostentamos más de cuarenta recordamos un programa televisivo para niños: Tía Tata cuenta cuentos y unas marionetas que escenificaban un grupo musical llamado Los Yoyos. Disfrutábamos de lo lindo viéndolos interpretar varios de los que hoy son clásicos de la música infantil.
El creador de esos títeres era el reconocido diseñador escenográfico Gastón Joya. Mas el que nos convoca ahora es su nieto, el joven y reconocido bajista de nombre homónimo, ganador de innumerables premios Jojazz; quien fuera integrante del trío de Chucho Valdés y ha tocado su instrumento con varios de los más prestigiosos músicos cubanos y foráneos.
En esta edición del Jazz Plaza 2019, escenificó un memorable concierto en la sala Covarrubias del Teatro Nacional, donde un público enardecido lo aplaudió repetidamente. Se hizo acompañar por su agrupación, el The New Cuban Trío, y compartió escena con Bobby Carcassés, el showman de Cuba; el maestro Enrique Lasaga, otrora director de la Ritmo Oriental; y la flautista Gabriela Joya, su hermana.
Este guanabacoense se considera un enamorado de la música cubana. Dejó boquiabiertos a todos con una genial versión de “Mesié Julián”, de autoría de Armando Oréfiche y popularizada por un insigne coterráneo suyo: Ignacio Villa, nuestro Bola de Nieve. La música fue de Armando Romeu.
Para hablarnos de esa pasión y lo que aconteció en su concierto, La Jiribilla se acercó a él, en medio de los abrazos y felicitaciones de familiares, amigos y un pueblo que lo estima.
¿Se cumplieron tus expectativas para este concierto?
Sí, la única expectativa que tuve fue ser feliz con mis compañeros tocando música, tocando jazz cubano con mi trío. El premio más grande es que la gente lo disfrutó. Todos salieron súper contentos. Creo que la noche superó las expectativas.
Formará parte de un disco…
El concierto va de un disco que grabamos en vivo, se va a titular Life in Havana, Gastón Joya and The New Cuba Trío. Es mi nueva agrupación, integrada por Marcos Morales (drums) y Adrían Esteves (piano). Tiene algunas versiones de números míos del disco anterior y temas antológicos de Cuba y el jazz cubano, todos llevados a formato de trío. Quise hacer unas versiones más al jazz, por eso los arreglos están hechos para este tipo de agrupación, es el formato con el que siempre me he sentido cómodo, me encanta ese tipo de sonido.
Entonces, además de tu último disco, te estrenaste con tu nuevo proyecto.
Sí, fue también la primera vez que tuve de tocar como solista en el Jazz Plaza. Quería hacerlo lo más orgánico posible, no fingir que voy a tocar una música súper sofisticada, pretendía hacer un concierto de jazz cubano y lo logré. Pude invitar a Bobby para que cantara, logré mi sueño. Espero que esta sea la primera vez de muchas veces.
Diferencias en esta nueva entrega con respecto al resto de tu producción discográfica.
Tal vez la diferencia fundamental sea que es grabado en vivo, nunca había grabado un disco de esa forma. Es lo que queremos hacer en los conciertos de ahora en adelante, queremos que la gente compre la música, el show y sienta la energía. Para mí es muy importante, es sentir el calor de nuestro pueblo, aquí en Cuba.
Para mí siempre una de las fechas más agradables del año ha sido la del Jazz Plaza, del Festival de Cine, tengo bonitos recuerdos de mi adolescencia y mi juventud en esos instantes, quería transportarme a esos momentos y reflejar como yo veo a La Habana en esos aspectos.
Y desde los arreglos y el concepto musical, ¿hay diferencias o continuidad?
Esta vez estoy trabajando en tocar lo más transparente posible, tocando melodía, no queremos sofisticarnos; queremos tocar natural, como se tocó de toda la vida, como lo hizo mi profesor Orlando “Cachaíto” López, al final es lo que nosotros hacemos.
Decidí, de un tiempo para acá, aunque no voy a dejar de tocar con mis amigos ni con las grandes posibilidades que se den, que la prioridad es defender lo que yo hago. Tuve la alegría de encontrarme a mí mismo, por ejemplo, tocando con Chucho y otros grandes músicos cubanos, como Omara Portuondo. Tengo mi identidad de Guanabacoa y eso lo vivo en el jazz, vivo una similitud grandísima que se da de manera orgánica.
Hay en ti una correspondencia intrínseca con los géneros musicales cubanos como el son, primordial base rítmica.
Por supuesto, tú ves cómo llevamos lo tradicional al drums, al piano y al contrabajo; estos tres sonidos hacen un solo instrumento que viene de la música anglosajona, la música americana, pero se siente también a Lilí Martínez; sentí a Rubén Gonzáles en el solo que hizo Adrián al piano en “Tres Lindas Cubanas”, sentí que todos nosotros somos lo mismo. El festival de jazz de La Habana es el resultado de la evolución de jazz cubano y el jazz americano.
¿Crees que se pueda hablar de un jazz netamente cubano y separarlo del latin jazz?
Me cuido un poco de no ser ofensivo, pero eso que llaman latin jazz para mí es el jazz cubano que se creó en los años 40 y 50, gracias a grandes músicos como Machito, Bauzá, Chano Pozo, Chico O’Farrill, Cándido Camero y otros. Algunos piensan que ellos fueron gente que se fueron a compartir y no es así. Es más o menos lo mismo que pasó con la salsa.
El contrabajo se aprecia, generalmente, como instrumento acompañante. He visto a algunos ejecutantes darle visos protagónicos, háblame de eso.
En las escuelas cubanas de música se entrena lo clásico para ser virtuosos de instrumento, pero no advierten que el virtuosismo se desprende de lo que es realmente la música, que es integrarse, ser sensitivo y receptivo a la vez. Tenemos las dos opciones: lo clásico y la tradición que está ahí vigente.
¿Crees necesaria la apertura de una cátedra de música popular cubana?
Ahora más que nunca es necesario que se abra una cátedra de música tradicional cubana, donde se pueda conocer la tradición y, sobre todo, los jóvenes puedan encontrarse ellos mismos, muchos no la conocen.
Por último, ¿crees que el jazz prendió en los jóvenes músicos cubanos?
Sí, y va a seguir prendiendo.