A la música no le puede faltar la visión del mundo
10/9/2018
Antes de ir a la casa de Enrique Bonne, el compositor, el Premio Nacional de Música y recientemente el Premio Nacional de Televisión, eché abajo el librero. Tenía a mano dos libros: No quiero piedra en mi camino, de Pedro López Cerviño y José Aquiles. Un libro donde se relata la vida de Enrique. Un libro valiosísimo. El otro volumen que revisé fue Son de la loma. Los dioses de la música cantan en Santiago de Cuba, de Reinaldo Cedeño Pineda y Michel Damiám Suárez.
Cuando llegué, Bonne arreglaba la luz de la casa. Allí estaba su esposa. Me invitaron amablemente a pasar y esperé a que terminaran, a que Enrique me dijera, ven.
Vamos a hablar de Pacho, le dije. Y él comenzó:
“Aun cuando mis hermanos lo conocían, yo no tenía amistad con Pacho. Yo sabía de él porque lo oía por radio cantando acompañado por Luis Carbonell. La vinculación con Pacho me viene desde el punto de vista musical cuando él forma parte de la orquesta de Mariano Mercerón y graban un número mío. Los cantantes eran él, Benny Moré y Fernando Álvarez”.
“Pacho grabó un número mío por instancias de Mercerón, que fue El chachachá de la reina. A partir de ahí vino una vinculación y desde entonces comenzó a utilizar mi música en todos sus conjuntos”.
Enrique me habla de los años de amistad con Pacho. Según Cedeño y Michel “la alianza artística Bonne–Pacho constituye un capítulo notable del arte musical cubano”. La mirada se le pierde en un momento, pero vuelve enseguida, las palabras salen seguras:
“Pacho usó mi música hasta que murió. Interpretaba temas como No quiero piedras en mi camino, Que me digan feo, A cualquiera se le muere un tío, Dame la mano y caminemos. Pacho era una gente que era muy versátil. Se graduó de maestro, fue enfermero, tapicero, tuvo algo de sastrería; y como era visible, dominaba el vestir. Vestía muy bien. Era muy elegante tanto artística como personalmente, de un trato agradable, simpático y muy servicial. Pacho hizo mucha música mía, grabó cerca de treinta y pico de temas.
“Pacho hizo mucha música mía, grabó cerca de treinta y pico de temas”. Foto: Internet
“Lo recuerdo con mucho respeto y afecto. Él se dispuso a mover mi música y eso se agradece, se agradece, enfatiza Bonne. Me gustaría que lo recordaran en la música cubana como el buen intérprete que fue, como la buena voz que tuvo, con la buena manera de servirles a sus compañeros, de ser útil y de ser la persona que era, que lo recuerden como la persona que era en el sentido de las relaciones humanas”.
Le comento a Enrique Bonne los libros que me leí. Sin alardes, le pregunto si cree que hay algo que se quedó fuera de ese libro suyo No quiero piedra… Pienso en todo lo que allí se cuenta, todo lo que Bonne revela: amistades, traiciones, pasiones, amores, nombramientos musicales. Quiero dejarlo hablar, pero dice que ya no tiene muy buena la memoria. Entonces lo felicito por su premio Nacional de Televisión y sonríe, sonríe feliz.
“Estuve vinculado con la televisión antes de fundarse la televisión aquí en Santiago, desde el principio. Amaury Pérez, padre, me invitó a participar porque yo tenía alguna vinculación con las agencias publicitarias. Yo enviaba notas de Santiago, estampas para sus programas musicales”.
“Después trabajé con Jesús Cabrera en la fundación de la televisión en Santiago y ahí estuve diecinueve años. Estuve vinculado con la televisión, siempre. Siempre que me han llamado he dicho que sí, sin ningún propósito de relevancia, solo servir y ayudar a los demás”.
¿Y qué no pudiera faltarle a la música, Enrique?, le pregunto.
“A la música no le puede faltar…, hizo una pausa, la visión del mundo. No le puede faltar la conformación espiritual, artística, clara, definida, para que el público se sienta satisfecho. La música ha tenido muchos cambios. Está transitando por cambios violentos, hay una violencia musical. En Cuba se está volviendo al son y a las canciones más tranquilas, pero la juventud tiene otras formas de expresión y eso hay que respetarlo”.
¿Y cuál cree que haya sido el tema suyo que más coreó la gente?
No quiero piedra en mi camino ha sido el puntal.
Le agradezco a Enrique, le digo que siempre lo he visto como un gran promotor cultural en nuestro país. Siempre cerca de los medios de difusión, de los carnavales, de la gente. Le pregunto si puedo hacerles fotos a sus reconocimientos y me los enseña.
Enrique Bonne ha sido un hombre de éxito. Y lo veo con mucha sencillez. Con mucho brillo en los ojos. Me voy pensando en lo que logra un hombre con el trabajo y el talento. Voy repasando en la mente pasajes que leí en los dos libros. Allí quedaron, para siempre.
Me apuro, va a comenzar a llover sobre Santiago. Pienso en Enrique y deseo que pronto pueda arreglar la luz de su casa.