Días y noches de Gilberto Santa Rosa en Cuba
23/7/2018
Cantar en Cuba ya no es un anhelo para Gilberto Santa Rosa, ni verlo cantar en vivo para sus miles de seguidores cubanos. Desde su llegada a la Isla no han cesado las muestras de afecto y el cariño del pueblo que lo ha admirado siempre. El Caballero de la Salsa ha tenido una agenda apretada que incluyó dos conciertos.
El primero de ellos fue en el Parque Josone durante la tercera jornada del Varadero Festival Jazz & Son. La invitación vino de su amigo Issac Delgado, creador del Festival, idea que buscaba situar al balneario como un destino cultural a la usanza de los años 80. Allí se presentaban grandes exponentes de la música cubana y soviética, reconocidos mundialmente, como Oscar D’ León.
El concierto en Varadero inició pasada la 1 y 30 de la madrugada. El virtuosismo de los músicos que acompañaron a Gilberto no se hizo esperar y los acordes estallaron. Hubo espacio para que cada instrumentista mostrara de qué estaba hecho. El público, ansioso, olvidó modales, se subió en las sillas provocando el llamado de atención de las autoridades. Los flashes de los teléfonos celulares estuvieron encendidos durante todo el concierto. Este momento había que grabarlo, para revivirlo después.
Cada canción se unía a la anterior, algo para no parar. Del público subió el trovador matancero Tony Ávila e improvisó junto al invitado. Esa noche sonaron “Un nontón de estrellas”, de Polo Montañez; “Comienzo y final de una verde mañana”, de Pablo Milanés; “Qué manera de quererte”, “Vivir sin ella” y “Conciencia”, estas últimas compuestas por el panameño Omar Alfanno, autor además de “Que alguien me diga”, éxito rotundo que mantuvo al salsero por varias semanas en el primer lugar de las listas Billboard. Esa posición reiterada de primer lugar en el hit parade hizo que el músico entrara al libro de récords Guinness como el artista tropical con la mayor cantidad de producciones discográficas números uno.
El segundo de los conciertos fue en el malecón habanero. Allí, ante un mar de fanáticos, Gilbertico, como cariñosamente le apodaron los cubanos, deslumbró con sus melodías, la capacidad de tocar instrumentos, de improvisar. Desde el público, se elevaba un coro: “¡Te queremos, te queremos!”.
Tras este apresurado recuento de las noches de Gilberto en Cuba, en la que también tomó mojitos, probó nuestra comida criolla y compartió con amigos músicos que había conocido en otras latitudes, el Caballero de la Salsa fue invitado a la Plaza Cultural de 31 y 2 para compartir un Rumbatazo con agrupaciones emblemáticas de ese género musical que integra la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad; además, visitó la Casa de la Décima de Mayabaque para disfrutar del repentismo, recientemente ratificado por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esta vez se unieron la salsa y el punto cubano. El repentista Héctor Gutiérrez le dedicó la siguiente espinela:
Llegaste y la sencillez
de todo un pueblo te baña,
nadie se vuelve montaña
según el talento supo
sin la grandeza del grupo
gigante que te acompaña.
El boricua estaba feliz acompañado de su amigo Alain Daniel y hasta improvisó para los presentes.
El debut musical de Santa Rosa fue a los 24 años como solista y director de orquesta, con el apoyo de la compañía Combo Records del maestro Rafael Ithier y el productor Ralph Cartagena. Aunque se conoce que desde los 12 años, Gilberto creó un grupo de aficionados al género tropical, y dos años después pudo grabar profesionalmente gracias a la invitación de Mario Ortiz.
Como intérprete ha recorrido grandes escenarios incluso en el lejano Oriente, en Japón, país que visitó como embajador musical de Puerto Rico en 1995 y donde cantó “De cara al viento” en japonés. Ha cantado en el Carnegie Hall y el Lincoln Center de Nueva York, el Teatro Anayansi en Panamá, en el Teresa Carreño de Caracas, entre otros importantes centros culturales.
Es ganador de varios Grammy Latino y del Premio Cantante de Salsa del Año en la Isla del Encanto. Además, ha cantado junto a grandes exponentes boricuas como Andy Montañez, Olga Tañón, Cheo Feliciano y Víctor Manuelle.
Al salir de Cuba expresó: “Tengo la dicha de haber cantado en las tres Antillas mayores, y que las tres me hayan dado su amor”. Ahora este archipiélago es parada obligatoria para el Caballero de la Salsa, siempre que Issac lo invite, así lo expresó en sus declaraciones a la prensa. La próxima vez entrará por Santiago.