Tiene 33 años, es periodista de formación y habla desde la experiencia del roce cotidiano con la vida desde disímiles roles profesionales. Lo veo sentado detrás de un buró y temo que la burocracia absurda lo envuelva. Sin embargo, se muestra convencido de que no es así, de que su rol de servidor público (recientemente asumido) tiene una significación importante en el desarrollo de creaciones que, con un valor cultural trascendente, enriquecerán el patrimonio cinematográfico nacional.
Ariel Montenegro, actual jefe del departamento de la Oficina de Atención a la Producción, afirma que su espacio laboral es el resultado del reconocimiento de una necesidad propia de los realizadores, en aras de hacer más expeditos los procesos de creación audiovisual. Nos dice:
“A partir de la aprobación del Decreto Ley 373, mediante el cual se reconoce la condición laboral de los creadores audiovisuales y cinematográficos independientes, se crea este departamento, cuya existencia garantiza mayor organización en los trámites relacionados con la realización de las obras como permisos, autorizaciones, visados de cubanos para filmaciones en el exterior, importaciones temporales de equipos específicos, fondos de apoyo del Icaic a la producción.
“Es importante que todos sientan que esta oficina es una aliada, porque existe para los creadores. Si bien se rige por normas, especificidades, formalidades elementales, la intención del Icaic es apoyar en todo lo que se pueda, nunca frenar o aplazar un proyecto.
“La puesta en vigor del Decreto Ley es reciente, tendrán que generarse otras conversaciones en el transcurso del tiempo, porque el arte es cambiante, debe ser incómodo, crítico, reflexivo… se gestarán esos diálogos necesarios, de seguro, pero antes debe crearse un ambiente de cooperación, de legalidad (…) con diferencias, que son muy necesarias para obtener desarrollo, pero sin fracturas o divorcio de ideas.
“Lo fundamental en el ejercicio de un rol como este, de servidor público, es la empatía. Es mi trabajo atender y viabilizar el trabajo de los demás, no es hacerles un favor, es brindarles el apoyo que requieren para lograr un resultado artístico, en este caso”.
Clásica pregunta, pero necesaria… ¿cuáles retos has enfrentado y enfrentas?
“Tenemos los mismos retos que tiene la creación cinematográfica en Cuba, como arte y como industria. Cuba podría ser un destino por excelencia de rodaje en el Caribe, por la arquitectura, por el clima, por las instituciones formadoras de profesionales del sector, por el prestigio que avala al cine realizado durante décadas (…) debemos estar preparados para ello.
“Por otra parte, la democratización de la tecnología obliga a la democratización de los mecanismos institucionales de producción, y es esencial un entendimiento de otras entidades que no son específicamente culturales pero que inciden en la producción de audiovisuales, como pueden ser los gobiernos locales o el Ministerio de Turismo.
“Nos corresponde consolidar y estrechar las relaciones entre el Icaic y esas otras entidades para que, lejos de entorpecer los procesos creativos, los acepten. Además, debemos mantener la premisa de acortar los tiempos para que fluyan las dinámicas de los audiovisuales.
“El Icaic siempre acompañará a los creadores, aunque las visiones estéticas difieran. Aquí a nadie se le ha dicho que no, hasta el momento. No fuimos creados, en primera instancia, para negar. Se han recibido muchos proyectos, muchas propuestas para el Fondo de Fomento, muchas inscripciones en el Registro del Creador (…) y ello refleja la confianza y sobre todo, la necesidad de sentirse reconocidos y apoyados. Somos conscientes de ello, por eso nuestras puertas están abiertas”.