El pintar me hace crecer

Estrella Díaz
21/10/2020

Cuando en el pasado mes de marzo se comenzaron a tomar las necesarias medidas de aislamiento a causa de la pandemia, la pintora Betzy Arias López —que hasta ese momento residía en la central provincia de Villa Clara— se encontraba en La Habana gestando un proyecto a cuatro manos junto a la también artista visual Diana Balboa.

“Estos meses de recogimiento y distanciamiento social, Diana y Betzy los han aprovechado muy bien y
han producido una serie de obras de forma mancomunada, conjugando armónicamente ambas estéticas
y modos de hacer”. Fotos: Cortesía de la artista

 

Para la Balboa, que es una creadora de larga carrera en especialidades como el grabado, la pintura y la instalación, no es nuevo mezclarse con otras estéticas: ha trabajado de forma directa con la fotógrafa cubana Claudia Rojas, la española Ela Rabasco y la norteamericana Estelle Disch; esa motivación por desarrollar una creación colectiva le viene, tal vez, por su intensa vida de taller que disfruta en el Taller Experimental de Gráfica de La Habana, su “otra casa” desde hace unas cuatro décadas.

Estos meses de recogimiento y distanciamiento social, Diana y Betzy los han aprovechado muy bien y han producido una serie de obras de forma mancomunada, conjugando armónicamente ambas estéticas y modos de hacer: la primera, a partir de su personal universo musical, que es recurrente en su quehacer, y la segunda, afincándose en los principios del arte naif o primitivo, como también se le denomina a ese tipo de pintura que no se aprende en las academias sino en la vida misma.

“Para mí es una experiencia maravillosa estar trabajando junto a Diana y agradezco que haya confiado en mí”.
 

Sobre esta experiencia creativa conversamos, en exclusiva para La Jiribilla, con la artista villaclareña quien, entre otros reconocimientos, ha recibido el Premio Nacional en la III edición del Salón de Arte Naif, el Premio colateral otorgado por la Filial del Fondo Cubano de Bienes Culturales en Villa Clara en el XX Salón de Arte Popular y el Primer Premio del XXII Salón Territorial de Arte Popular.

“De profesión soy ingeniera agrónoma, graduada de la Universidad Central Marta Abreu, y recuerdo que siendo muy pequeña —cuando aún cursaba los estudios primarios— mi maestra, Ibis Pérez, me decía ‘cuando seas grande vas a ser pintora y quiero que me regales un cuadro’.

“Siempre he sido una apasionada de la pintura y también de la teoría, por eso he recibido varios cursos referidos a la creación artística en el sentido más amplio. Con gran respeto me acerqué a Rafael Alemán, profesor de la academia, y le mostré mis dibujos para que evaluara mis aptitudes. Los vio, los analizó y me dio algunas orientaciones, me incentivó a pintar y me aseguró que tenía posibilidades. Me facilitó un curso epidérmico, el ABC de la pintura porque apenas sabía cómo montar un bastidor, tampoco cómo mezclar el óleo. Todo era muy intuitivo. Rafael Alemán fue una base muy importante para incursionar en el dibujo y atreverme con el óleo”.

Tengo entendido que en el año 2009 empezaste en el mundo de las artes visuales, y un año después, en el 2010, participaste en exposiciones colectivas, ¿cómo fue ese enfrentamiento?

El 2009 fue un año importante. Fue de rompimientos. Comencé a participar en exposiciones auspiciadas por la Casa de Cultura de la ciudad y en muestras realizadas en la Biblioteca de Santa Clara. En 2010 me inscribí en el Salón y tuve la gran alegría de que el jurado de admisión valoró mi obra; esa fue la primera vez que expuse mi trabajo en una muestra colectiva.

En 2013, realicé mi primera exposición personal El alma sobre el lienzo. Fue muy emocionante y la concreción de un sueño que tenía desde niña.

 Los personajes célebres forman parte de la creación conjunta de Diana y Betzy.
 

¿Cuáles consideras que son tus temáticas?

Son diversas: me he inspirado en refranes populares, he trabajado el folklor, el paisaje campesino e incluso he hecho autorretratos en los que he volcado toda mi carga emocional. En el 2014 recibí el Premio del Salón Nacional del Arte Naif, entregado en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, de La Habana. Ese es un reconocimiento que avala un quehacer. Las dos obras fueron, “El viejo sabio” y “Cuando el burro dice no…”, esta última parte de un refrán y la otra tenía un fundamento, un realce, una reverencia, hacia las personas de edad avanzada.

Las palabras, los refranes, han subido a la obra ¿por qué?

Los refranes están llenos de sabiduría y se pueden aprovechar mucho, además enriquecen la obra y le otorgan un fundamento. “Cuando el burro dice no…” es una obra llena de misticismo, basada en un refrán popular y posee un fuerte componente de evocación campesina con esa gracia. La otra, “El viejo sabio”, es un árbol añoso apoyado en un bastón, pero ese bastón es una rama verde, es decir, que se está apuntalando en las nuevas generaciones… ¡toda una metáfora!

“(…) me he inspirado en refranes populares, he trabajado el folklor, el paisaje campesino e incluso
he hecho autorretratos en los que he volcado toda mi carga emocional”.

 

¿Cómo ha sido esta experiencia de trabajo a cuatro manos con Diana Balboa?

Estamos trabajando intensamente. Ya concluimos una importante cantidad de obras y hemos tratado de relacionar los dos estilos de pintura que tenemos, que son muy diferentes. Tratamos de lograr una armonía. Para mí es una experiencia maravillosa estar trabajando junto a Diana y agradezco que haya confiado en mí. Todo lo discutimos, lo conversamos y tratamos de ponernos de acuerdo. Me esfuerzo por ser lo más curiosa posible.

Hemos tenido la gran satisfacción de participar en Distancias conectadas, una exposición colectiva y virtual que incluyó a reconocidas artistas. Propusimos las siguientes obras: “Mira quién anda por ahí”; “Ampárame” —que tiene la imagen de Santa Bárbara sincretizada en Changó—; “La loca”, que es una versión del Tarot; “Ritual”, que es una madera tallada y “Oggún”. Estamos muy contentas con los resultados y ojalá, en algún momento, se puedan exhibir físicas en una galería como una muestra bipersonal.

¿Para qué te sirve la pintura?

Me hace feliz, me da paz y tranquilidad, me hace una mejor persona. Pintar me hace crecer.