Dramaturgia y Memorias en Santiago de Cuba

Fiorella Franco Duany
3/8/2020

Aquellos que a veces solo representan lo que un autor o director indica tienen ahora la oportunidad de aprender a escribir de modo profesional, descubrir todo un universo de letras y palabras que hay dentro de sí mismos como actores; esta vez todo ello, pueden entender cómo ponerlo sobre un papel. Ellos y cualquier persona que sienta la necesidad de expresarse a través de la escritura teatral. Se podrá comenzar hablando de los miedos más profundos, esos que no nos atrevemos a contar nunca y, sin pensarlo, desplomar todas las ideas en un papel, la oscuridad y el misterio en las cabezas de todos.

“Aquellos que a veces solo representan lo que un autor o director indica tienen ahora la oportunidad
de aprender a escribir de modo profesional (…)”. Fotos: Cortesía de la autora

 

Quizás nacer rodeado de actores le dio a Rey Alejandro Pascual García la posibilidad de amar desde dentro el olor de los vestuarios, aprender de memoria y repetir una y otra vez los textos, saber que cuando se apagan las luces comienza la magia. Pero también le permitió conocer los trucos detrás de las tablas, andar entre camerinos y maquillajes, entre entes que hablan solos tras las cortinas. Rey aprendió a amar el teatro.

Estudiar teatrología y conocer a fondo el fenómeno escénico teatral le ha concedido impartir un taller de dramaturgia teatral desde la memoria en Santiago de Cuba. Un taller para actores, escritores, aficionados al teatro y periodistas.

Permitirnos crear nuevos espacios, heterotopías —la palabra de orden durante todo el taller—, esos lugares donde se cumplen las utopías, o mejor explicado por Rey Alejandro: “esos espacios no reales pero que existen a la vez y se suspenden en alguna parte de la realidad, sustentados por deseos, sentimientos y valores. Implican lugares no edificables en su totalidad, cuyo eje no es central y no pretende adquirir esa posición. Se entienden ellos mismos como una ficción de la realidad”.

“Este taller (…) terminó con cinco muestras escénicas a partir de los ejercicios de escritura escogidos
con anterioridad por los equipos conformados”.

 

La dramaturgia de Arístides Vargas, director del Grupo Teatro Malayerba y un paradigma del teatro en Latinoamérica; así como la observación de fragmentos de puestas en escena como Instrucciones para abrazar el aire, ─donde los personajes narran sus historias a través de los recuerdos y antiguos relatos y comparten sus memorias con el público─ fueron las bases principales para entender el camino de los ejercicios trabajados.

Su intención es ceder la posibilidad de crear sus propias historias, a partir de los elementos heterotópicos, de sus memorias y recuerdos más profundos y personales a personas ajenas al mundo del teatro ─por llamarle foráneos a aquellos que no practican como ejercicio diario el arte de las tablas, ya sea como dramaturgos o actores─.

Este taller, que sesionó durante dos semanas en el café Teatro Macubá de Santiago de Cuba, terminó con cinco muestras escénicas a partir de los ejercicios de escritura escogidos con anterioridad por los equipos conformados. Distintos espacios del teatro fueron escenario. Establecidos según las necesidades de quienes dirigieron estas obras en desarrollo. Premisas fundamentales para los ejercicios permitieron acoplarse a profesionales del teatro con aficionados.

“Su intención es ceder la posibilidad de crear sus propias historias, a partir de los elementos heterotópicos,
de sus memorias y recuerdos más profundos y personales a personas ajenas al mundo del teatro”.

 

Crear sus propios espacios y personajes y estrenarse como aprendices de la escritura y de la dirección escénica fueron dos de los placeres experimentados durante estos días de taller. Fue una alegría la fusión creada entre actores de diferentes grupos, con poéticas y estéticas diversas, y con aquellos que del teatro solo habían probado la platea y el disfrute de ver a otros actuar.