El universo danzario de Norge Cedeño Raffo

Yasel Toledo Garnache
3/6/2020

La danza es para él un universo de emoción y sensaciones siempre diferentes, como si tuviera muchas pieles, vidas, y mutara a su antojo. “¡Algo fascinante!”, según sus palabras.

Norge Cedeño, junto a Thais y Niosbel en OtroLado. Fotos: Cortesía del autor
 

Norge Cedeño Raffo, quien fue primer bailarín de Danza Contemporánea de Cuba durante diez años y actualmente es coreógrafo, bailarín y director artístico de la compañía OtroLado, sobresale en el panorama creativo nacional por su calidad y larga lista de reconocimientos, incluidos el Premio Villanueva de la Crítica (2019), la Distinción por la Cultura Nacional (2018), y los aplausos en varias ediciones del Grand Prix Vladimir Malakhov, que se realiza en Holguín, su provincia natal.

Fue finalista en el trigésimo tercer Concurso Internacional de Coreografía de Hannover, en Alemania (2019), y ganador en varias ocasiones del premio Ramiro Guerra en Interpretación Masculina, que entrega la Asociación Hermanos Saíz.

Amante de los retos y la superación constante, este carismático joven es también licenciado en Arte Danzario y máster en Estudios Teóricos de la Danza, una manera de dar pasos hacia su meta de bailarín ideal, “con el equilibrio incuestionable entre una disposición sensible e intelectual poco común y capacidades e inteligencia física elevadas”.

A pesar de los aplausos en Cuba y el extranjero, mantiene la humildad. En sus palabras y su mente, permanecen de manera especial recuerdos de la infancia en la Ciudad de los Parques. “Tanto Codanza, la compañía emblemática de la provincia, como el Teatro Lírico Rodrigo Prats, movían gran cantidad de público. Recuerdo la energía que se sentía con cada presentación".

“La primera vez que pisé un escenario, cursaba mi primer año en la Escuela de Arte. Fue increíble tener tantas personas pendientes de cada detalle en torno a nosotros. La sensación de ser acompañado en cada movimiento, la música vibrando dentro de mí, el vestuario y las luces favoreciendo al ambiente onírico…, era mágico”, expresa quien ha tenido presentaciones en países como Francia, Colombia, Polonia, Alemania, Estados Unidos, Suiza, España, México, Bélgica, Holanda y Australia.

Manifiesta que los premios nunca constituyen para él un propósito, pero son estimulantes, aunque podrían confundir a veces. “Del mismo modo en que suelen favorecer la visibilidad y la legitimación de la obra y sus autores, en ocasiones conforman imágenes distorsionadas y pueden conducir a metas estrechas. Las verdaderas motivaciones de un artista nunca deben estar atadas a eso, dice con seguridad quien comparte la creación y el amor con su compañera de baile Thais Suárez Fernández.

Norge Cedeño: " Ser y hacer lo que me proponga, a todos los niveles, con la ayuda de quienes me rodean".
 

Agrega que “si eres exigente y potente con tus contenidos y la idea de transmitir más allá de las zonas de confort, si creas agudas conexiones con la audiencia o haces que cada detalle dentro de una obra resulte capaz de potenciar lo que quieres compartir…, entonces deberías darte por premiado”, una un criterio con el cual trata de ser consecuente siempre.

En el caso del Ramiro Guerra también confirma la calidad de OtroLado, tu nuevo proyecto, pues Thais lo recibió en interpretación femenina…

Recibir un premio que lleva el nombre de una figura tan emblemática como lo es Ramiro Guerra constituye un gran honor. La satisfacción es mayor por alcanzarlo con un proyecto propio devenido compañía, desde la cual defendemos nuestra propia visión acerca de la danza y el arte todo.

Salir de una compañía tan prestigiosa como Danza Contemporánea de Cuba (DCC), después de ser su primer bailarín durante diez años, podía parecer riesgoso…

Cuando decidí separarme de DCC no pensaba crear una compañía. Deseaba colaborar y establecer vínculos con artistas de otras disciplinas, probarme y arriesgar más allá de lo conocido.

La dinámica diaria hizo brotar la necesidad de compartir el trabajo desde un núcleo propio. Era muy difícil acceder a los lugares del circuito de presentación oficial, los cuales poseen una infraestructura técnica idónea para la danza como arte escénico. Por muy impresionante que fuesen nuestros currículos, como freelancers era casi imposible llegar. Fue indispensable oficializar el proyecto, integrado por Thais, Niosbel González Rubio y yo.

DCC fue nuestra escuela, la casa donde nos formamos y aprendimos gran parte de lo que somos. Sin embargo, pertenecer a un colectivo tan grande deja poco margen para crear, investigar y emprender conforme a tus propias inquietudes, especialmente cuando los intereses poéticos o estéticos de la compañía entran en contradicción con los individuales como creadores.

En 2019 no solo recibimos más reconocimientos que en toda nuestra carrera como bailarines en DCC, sino que aprendimos que es posible crear incluso desde las más insospechadas condiciones de carencia. Tuvimos un año rico en conocimiento y aprendizajes, y desplazamos nuestras fronteras como artistas; ¿qué más se puede pedir?

Decía José Martí que “es pecado no hacer lo que uno es capaz de hacer”, así que debíamos arriesgarnos definitivamente. Las decisiones nunca resultan como uno imagina, a veces pueden ser mejores.

¿Qué sientes mientras bailas o concibes una coreografía?

Es difícil expresarlo. Cuando bailo construyo, navego, me dejo llevar. Cada momento se siente de manera única. El acto de creación es otra aventura increíble. La realidad tal como la conocemos se desdibuja para construir una propia, con reglas personales en el propósito de convencer al resto de que la magia es real, impactar su sensibilidad… ¡Fascinante!

Llama la atención que también te has preocupado mucho por la preparación teórica…

Tener un respaldo desde la teoría te hace dueño de una proyección y una mentalidad completamente diferentes. Más allá de la experiencia y el background adquirido sobre las tablas. Comienzas a ver más el Arte como un todo. Manejas conceptos y fundamentas tu obra en basamentos o directrices que normalmente no elaborabas. Ahora pienso lo que hago desde múltiples miradas, con una contradicción sana donde nada en primera instancia parece adecuado.

Ciertamente, puede ser la teoría un arma genial, pero solo cuando no pretenda entenderse el Arte desde la estructuración formal o la lógica heredada. No debe mutilarse la espontaneidad, la sensación de libertad ni mitigar la intuición.

En Cuba debemos seguir impulsando una construcción dramatúrgica potente, teniendo en cuenta la iluminación, el vestuario, debemos ir siempre a los grandes creadores e investigadores, tanto a los tradicionales como a los genios de la actualidad. Hay gente que puede ser un buen referente para dinamitar espacios y explotar la creación desde un punto de vista diferente —sin dejar de ser cubanos. Hay mucho por hacer y se necesita ser valientes, atrevernos, sin conformarnos jamás.

¿Cuál consideras que ha sido tu principal desafío profesional?

Abrirnos camino con OtroLado; defender nuestros propios proyectos y sueños. Es un riesgo constante, no solo creativo, pues implica buscar sostén y recursos, maneras de financiar el trabajo, ocuparnos de lo artístico y lo ajeno a ello, sin más amparo que el talento, las ganas de hacer y la convicción de que vamos a lograrlo.

A veces uno hasta duda por tener que lidiar con tanto en contra. No tener sede o un lugar fijo donde montar y ensayar. Levantarse a construir, dependiendo del favor ajeno, es un poco aterrador, por eso cada logro significa un escalón superado y lo disfrutamos al máximo.

En OtroLado ustedes son amigos desde hace mucho…

Así es. Eso posibilita un nivel de entendimiento por encima de la media y, afortunadamente, respetamos el valor del profesionalismo y de la amistad por separados. Nos exigimos inconmensurablemente. Existe mucha compenetración y comprensión sin importar horarios o zonas de confort. ¡Agradezco cada día por tenerles cerca!

¿Cómo es el bailarín ideal que deseas llegar a ser?

Debe tener, en primer lugar, la cabeza siempre lista para absorber cualquier tipo de información, filtrarla desde la esencia y hacer una lectura sensible, sincera, capaz de llegar a lo más hondo de la audiencia. Y todo eso con un cuerpo listo para interpretar lo que sea, trascendiendo las fronteras de cada estilo o entrenamiento. Equilibrio absoluto entre cuerpo, mente y corazón.

¿Tus referentes, cubanos y extranjeros?

Más allá de nombres, me gustan los creadores que entienden el arte como un todo. Adoro aquellos que dinamitan los sentidos desde la atención a los detalles y logran un balance armónico entre los elementos escénicos. Respeto a quienes, individualmente o en equipo, hacen de la escenografía y de la luz un personaje; de la música, la daga que atraviesa tus emociones y la vierte a flor de piel; aquellos cuyos conceptos o postulados trascienden formas para alzarse en escena con voz propia.

¿Qué importancia le concedes a la Asociación Hermanos Saíz como aglutinadora, impulsora de proyectos y defensora de los jóvenes creadores en el país?

La AHS es un puente esencial entre las aspiraciones o sueños de los jóvenes artistas y la realidad que los ataca, un conector de alto alcance entre los medios del Estado y los proyectos por los que quiere luchar un creador. La veo no solo como una entidad aglutinadora sino también como protectora, un núcleo de estímulo y soporte que trasciende una estructura formal. Cuando entras en ella y conoces a la gente sientes que es una gran familia.

¿Principales sueños en el mundo creativo?

Ser y hacer lo que me proponga, a todos los niveles, con la ayuda de quienes me rodean.