Tito Gómez, del Barrio de Belén al mundo

Leonardo Depestre Catony
23/4/2020

El 30 de enero pasado se cumplieron 100 años del nacimiento de Tito Gómez, un cantor en cuya voz las melodías adquirieron sello propio, o como decimos, un “pico de oro” de la canción cubana. Y aunque de la fecha han pasado ya algunas semanas, no nos perdonamos dejar de evocarlo porque quienes ya peinamos canas, nuestros padres, abuelos y cuantos gustan de disfrutar un bolero sosegado o una guaracha bien timbrada, aprecian en Tito a un cantante cuyo nombre aparece ligado para siempre a los mejores momentos de  la orquesta Riverside.

Tuve el honor de conocerlo, de visitarlo en su hogar modestísimo por la Calzada de Infanta o alguna de las calles que a esta arteria desembocan. De trato atento y ya en edad alta, Tito conservaba en su reciedumbre el porte del buen tipo que había sido, aunque sus ojos, más propiamente su mirada, ya revelaba el cansancio de muchos años de vida trasnochada y amaneceres en pie.

Se llamó José Antonio Tenreiro Gómez —Tito Gómez— y su biografía es la de un chico con fuerte vocación, capaz de superar no tanto dificultades económicas como oposiciones familiares para el enrumbamiento definitivo hacia la cancionística. El eterno cantor de la orquesta Riverside y de la Jorrín, el intérprete que hizo de “Vereda tropical” una canción para todos los tiempos, nació en la calle Acosta, entre Habana y Compostela, en el barrio de Belén. De manera que más habanero no pudo ser… aunque por sobre todo se sintiera cubano.

Tito Gómez, un “pico de oro” de la canción cubana. Fotos: Internet
 

De padre gallego auténtico (sí, de Galicia, porque aquí llamamos “gallego” a casi todo peninsular), pretendió este hacer de su hijo un profesional de cuello elegante, corbata y bisturí. Tito al menos lo complació en algo: en el traje, el cuello y la corbata; no en el bisturí, que cambió por las maracas con que solía acompañarse, mientras el resto de los instrumentistas de la orquesta le daban el complementario apoyo.

En La Corte Suprema del Arte, programa de CMQ Radio que espera algún día se le dedique un libro, por el papel que desempeñó en el descubrimiento de talentos, inició Tito sus andares artísticos. Fue en 1937, cantó “Cuando te acuerdes de mí” y como ganó, cobró confianza y comprendió que era bueno, lo suficiente para dar un rumbo preciso a su vida.

Por si acaso, concluyó el bachillerato y matriculó Medicina… solo por unos meses, para complacer al padre. Pero en 1939 se profesionalizó e inició una carrera como cantante con diversas orquestas. Con la de Octavio Estivil empezó a labrar su nombre y no tardó en realizar una gira por Perú, Puerto Rico y Honduras.

Muchos años después contaría: "Miguelito Valdés me había escuchado y me suelta un día: ¿Por qué no te cambias el nombre? Ese José lo tienen muchos cantantes y sobre todo el Tenreiro, tan inadecuado para cantar guarachas y congas. Esa gaita es para otros. ¿No te gustaría usar el segundo apellido?"

En 1942 su vida dio un giro decisivo: ingresó en la Riverside, la orquesta que marcó una época y a cuyo nombre se asocia el de su gran intérprete Tito Gómez, donde interpretó su incuestionable éxito “Vereda tropical”. Dejemos que él lo cuente:

El autor del número es el mexicano Gonzalo Curiel, el arreglo lo hizo otro compatriota suyo, Rafael de Paz. Se lo oí por primera vez en 1937 a Juan Arbizu, después a Toña la Negra, a Pedro Vargas, a Los Panchos… todo el mundo lo cantó en Cuba. El arreglo me lo mandó uno de los hermanos Rigual, junto con Te adoraré más y más, de Pituco. Los grabé los dos en el 57 y fueron hits.

Yo estaba haciendo un disco de larga duración con la Riverside y faltaban dos números para completarlo. El director quería que pusiéramos esos dos y no me entusiasmó la idea, porque eran muy antiguos, pero él me dijo: “No importa, tienen un arreglo actual.” Y resultó que con los otros números no pasó nada y los de relleno fueron los que pegaron.

Ni el propio Tito imaginó los cientos y miles de veces que cantó “Vereda tropical”. Con ella ganó enorme popularidad, fama y también un poco de dinero, que no le venía mal porque hizo una familia grande.

“La Riverside marcó una época y a su nombre se asocia el de su gran intérprete”.
 

En 1975 se incorporó a la Orquesta de Enrique Jorrín, hasta que decidió jubilarse para hacer solo presentaciones esporádicas donde siempre se le acogía como artista invitado. Tito conservó su timbre de voz y la afinación, y aun entre los jóvenes gozaba de simpatías. Murió el 15 de octubre del 2000.

De él señalaría el musicólogo y amigo Helio Orovio que "imprime un personal sabor cubano a la interpretación de canciones, sones y guarachas". Aseveración válida la de Orovio, porque Tito sigue cantando y permanece en la memoria viva de la música cubana.

 

 
Notas:
 
—Las declaraciones de Tito fueron tomadas de entrevistas realizadas por las periodistas Magda Resik y Erena Hernández, respectivamente.
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